Z7_89C21A40L06460A6P4572G3304
Clic aquí para ir a la página gov.co
Emisora UdeA
Z7_89C21A40L06460A6P4572G3305

Opinión

Z7_89C21A40L06460A6P4572G3307
UdeA Noticias
Z7_89C21A40L06460A6P4572G3386
Opinión

Baldomero Sanín Cano: Un intelectual transeúnte para todas las épocas

06/07/2021
Por: Rafael Rubiano Muñoz, profesor titular, UdeA., Doctor en Ciencias Sociales (Flacso-Argentina)

«... En Colombia se le apolilló y se le rescató como crítico y nada más, no se quiso recuperar su obra como la de uno de los más avanzados pensadores de América Latina, defensor de las clases oprimidas, del proletariado, del feminismo, del medio ambiente, crítico acérrimo de la deshumanización por el imperio de la técnica y de la tecnología,...»

“La única manera de ser provechosamente nacional es ser generosamente universal”. Baldomero Sanín Cano.

El domingo 27 de junio del presente año se cumplieron 160 años del campesino de Rionegro, Baldomero Sanín Cano, quien perteneció a las familias de clases medias rurales de la región y en esa villa se conformó un hogar de nueve hermanos quienes eran miembros adeptos a las ideas liberales consagradas en la Constitución que se firmó en 1863 y que según las palabras del escritor francés Víctor Hugo, por su concepción avanzada y progresista fue escrita para ángeles. La familia Sanín Cano estaba compuesta por diez hijos, el padre, Baldomero Sanín Vera fue artesano dedicado a labores de sastrería o de carpintería, la madre, Francisca Cano, ama de casa dedicada a las labores de la agricultura y del bordaje, murió cuando Baldomero cumplió cinco años y era prima hermana del periodista liberal fundador del diario El Espectador, Fidel Cano.

¿Por qué rememorar los 160 años de este insigne antioqueño? Ante todo porque al estudiar su figura y su pensamiento, el rionegrino todavía tiene mucho que decir al presente, pese a que murió el 12 de mayo de 1957 en Bogotá, dos días después de la caída de la dictadura ejercida por Gustado Rojas Pinilla. A ese gobierno nefasto Sanín Cano contribuyó a su derribamiento, al firmar una carta protesta junto a otros intelectuales como Jorge Gaitán Durán (fundador de Mito) quienes incitaban en la epístola a fortalecer el paro nacional de la época, que movilizó algunas clases sociales y preferiblemente a las mujeres, estudiantes, empresarios y otros sectores de esos años progresistas de la nación. ¿Qué opinaría Sanín Cano de la actualidad colombiana, de la coyuntura en dos meses?

Antes de responder es necesario decir que rescatar del olvido y del desprecio al maestro de escuela, periodista nacional e internacional, ministro de hacienda, diplomático, editor, traductor, docente universitario, bibliotecario ocasional, conferencista, miembro de la sociedad de las naciones (ONU) es apenas un deber moral y una obligación ética en un país como el nuestro derruido político, moral, cultural y éticamente. En nuestro suelo se adula más a los guerreros (legales e ilegales) y a la inversa, lo que no sorprende, se desprecia a sus intelectuales (la palabra genera escozor curiosamente entre profesores universitarios), a sus pensadores, a sus émulos espirituales nacionales.

Sin editoriales nacionales, no hay intelectuales y sin intelectuales nacionales no hay universidades modernas ni naciones avanzadas. Valga decir que, a diferencia de otros países latinoamericanos, donde existen imprentas y editoriales de aliento nacional y continental, por ejemplo (Fondo de Cultura Económica, Siglo XXI, Eudeba, Biblioteca Ayacucho, entre otras) en la que perviven la palabra y el pensamiento de los letrados y pensadores latinoamericanos, en Colombia por el contrario, desde hace décadas, unos sesenta años por lo menos, siendo el cálculo muy generoso, no existen proyectos que constituyan el soporte de una cultura nacional popular, que estimule la democracia y que a su vez construya una sociedad civil ilustrada y moderna, para decirlo con García Márquez y Ángel Rama.

De modo que, quien lea a Sanín Cano, se va topar con una primera impresión, el de haber sido un escritor de honestidad y con una sinceridad insobornable en el saber y los conocimientos. El rionegrino no fue un impostor o un farsante que utilizó su pensamiento para ascender en la escala social, para tener poder, reconocimiento o para vanagloriarse egocéntricamente con la adulación de seguidores idólatras y con fanáticos circunstanciales, lo que es habitual hoy en el país, y más aún es corriente en la universidad colombiana y en las aulas de las universidades públicas del país. Sorprende que, siendo un campesino de Rionegro, y de haber sido autodidacta (no pasó por la universidad), se le galardonó como Maestro de América en 1948, y recibió tres premios, el Doctor Honoris Causa de la Universidad de Antioquia en 1945, El Doctor Honoris Causa de la Universidad del Cauca en 1951 y el Premio Lenin de la Paz en 1955.

Quien tenga hoy la curiosidad de leer y acaso estudiar con juicio a Sanín Cano se encontrará con un hombre cosmopolita cuya visión universal del mundo fue generosa y amplia, aprendió 9 idiomas (manejó con destreza el Inglés, el Alemán, el Danés, el Ruso, el Francés y el Italiano), enseñó alemán a José Asunción Silva y Guillermo Valencia, entre 1886 y 1910 combatió el despotismo de la Regeneración y el nacionalismo conservador de Núñez y Caro, impulsando el modernismo y el acceso de los colombianos a las corrientes avanzadas del mundo en esos años. Liberal de izquierda Sanín Cano fue el primer defensor latinoamericano de las mujeres, es decir, fue un adalid del feminismo, no por casualidad leía a J. Ibsen. De igual manera, fue un batallador por la identidad y soberanía de los pueblos latinoamericanos, sus convicciones se sostuvieron en una lucha contra los colonialismos, los imperialismos y el capitalismo salvaje.

Sin duda, Sanín Cano fue leído en todo el mundo, sus opiniones y pensamientos circularon en el orbe a través de diarios, revistas, conferencias, cátedras, congresos, en una variedad de espacios privados y públicos del mundo. Si viviera y pudiera torcer el tiempo, sus dardos analíticos se dirigiría en la coyuntura colombiana a desprestigiar las violencias y las guerras, los conflictos que azotan al país (bueno lo hizo como escritor del diario El Tiempo entre 1927 y 1954), fue un pacifista y un luchador por la paz y la libertad en el mundo. Confrontaría los gobernantes tiránicos y déspotas como cuando lo hizo con los líderes de la regeneración, y otros del siglo XX, sus palabras se orientarían a confrontar la injusticia social y la desigualdad, a movilizarse contra los regímenes totalitarios.

Sanín Cano haría visible en su opinión pública (como lo hizo en su periodismo de La Nación de Buenos Aires), la degradación moral de los dirigentes políticos, denunciaría la mediocridad del congreso y los congresistas, y se enfocaría a contraponer frente al capitalismo salvaje y destructor, el papel de la educación pública y gratuita, la cultura como antídoto frente a la destructiva ola de unas falsas ideas del progreso y del desarrollo social. De hecho, fue presidente honorario de los movimientos antifascistas y republicanos de Colombia y del continente latinoamericano. Sin embargo, pese a todas esas virtudes, al rionegrino universal se le sepultó no solamente en cuerpo y alma, sino también en sus ideas, porque, por un lado, en el marco del Frente Nacional (1957-1974), se impusieron el megáfono del Nadaísmo en el país (falsa y farsa idea de contracultura burguesa) y de otro lado, Sanín Cano tras haber obtenido el Premio Lenin de la Paz, se le ocultó sus simpatías con el comunismo y el anarquismo ¿Cómo rescatar en medio del Frente Nacional a un inconforme y revolucionario?

En Colombia se le apolilló y se le rescató como crítico y nada más, no se quiso recuperar su obra como la de uno de los más avanzados pensadores de América Latina, defensor de las clases oprimidas, del proletariado, del feminismo, del medio ambiente, crítico acérrimo de la deshumanización por el imperio de la técnica y de la tecnología, se adelantó por lo anterior, a la Escuela de Frankfurt (Kritische Theorie).

En otros aspectos se puede decir sin ampulosidades, que fue el primer decolonial moderno y avanzado de nuestras tierras, no por su iracunda defensa de una etnia que como espejo es un fascismo al revés (como lo hacen los idólatras y fanáticos usando la falsa idea de la teoría de la identidad europea que atacan), más bien junto con Germán Arciniegas, invirtió la historia, construyó la contra-historia y propuso un diálogo sereno de Europa hacia América no necesariamente de América hacia Europa. No dejemos pasar la ocasión como balde agujerado o como la plancha desvencijada por la falta de manija, porque gracias a ellos, a sus160 años de nacido en el caso de Sanín Cano “nos nos han reconquistado la maleza y el desierto”.


Notas:

1. Este es el espacio de opinión del Portal Universitario, destinado a columnistas que voluntariamente expresan sus posturas sobre temáticas elegidas por ellos mismos. Las opiniones aquí expresadas pertenecen exclusivamente a los autores y no reflejan una opinión o posición institucional de la Universidad de Antioquia.

2. Si desea participar en este espacio, envíe sus opiniones y/o reflexiones sobre cualquier tema de actualidad al correo mediosdigitales@udea.edu.co con el asunto «Columna de opinión: Título de la columna». Ver criterios institucionales para publicación.

Z7_89C21A40L06460A6P4572G3385
Z7_89C21A40L06460A6P4572G3387
Z7_89C21A40L06460A6P4572G33O4
Z7_89C21A40L06460A6P4572G33O6
Lo más popular
Z7_89C21A40L06460A6P4572G3340