Z7_89C21A40L06460A6P4572G3304
Clic aquí para ir a la página gov.co
Emisora UdeA
Z7_89C21A40L06460A6P4572G3305

Opinión

Z7_89C21A40L06460A6P4572G3307
UdeA Noticias
Z7_89C21A40L06460A6P4572G3386
Opinión

Aprendizaje ético sobre el proceso de morir con dignidad

18/08/2015
Por: Tiberio Álvarez Echeverri MD., profesor Facultad de Medicina UdeA

El doctor Tiberio Álvarez E., pionero de la Clínica de Alivio del Dolor y Cuidados Paliativos dice con respecto a la eutanasia que es necesario "debatir las cuestiones éticas a un nivel superior con objetividad, dignidad, seriedad y sin razonamientos fundamentalistas ni autosuficientes".

La mentira piadosa

Como estudiante  de medicina en los años sesenta fui formado en los principios éticos del Juramento Hipocrático de la beneficencia u obligación de hacer el bien y considerar la vida como don divino.  Y el principio de no maleficencia-no hacer daño-y evitar la muerte bajo el concepto absoluto de la sacralidad de la vida. Bajo esta mirada era irrelevante el concepto del paciente y la familia pues el dueño del saber y de la moral era el médico. Además la enfermedad, para muchos, era mirada como castigo. Se predicaba la santidad de la vida, el paternalismo, la mentira piadosa, la decisión por el otro y se practicaba el encarnizamiento terapéutico. No se tenía la dimensión de aliviar el dolor y el sufrimiento cercano a la muerte.

Afortunadamente con la aparición de las sociedades democráticas plurales se logró que las leyes y no la moral de un grupo, por importante que fuera,  ordenaran la convivencia y aseguraran el respeto de los derechos. Con el avance científico, las personas se preguntaron cuál era entonces la razón de la medicina.

Así desapareció el “paciente ignorante” y se reconoció la calidad de la vida y de la muerte, la dignidad personal, la autonomía que reclama adecuada información y la libertad de decisión. Hoy, la razón de la medicina es el paciente como persona única con su topografía personal que incluye sueños, fantasías y decisiones de acuerdo a su postura en el mundo, con el derecho a morir su propia muerte y que otros “no se la mueran”. A no morir en la uniformidad.

La autonomía

La ética clásica basada en la estabilidad, aplicabilidad y sujeción a normas establecidas para un mundo integrado y sumiso cambió a otro culturalmente diferente, fragmentado, pluralista, con lenguajes  cuyas raíces no estaban en los principios y códigos sino en el desarrollo de la conciencia racional de cada ser humano y en el despliegue de muchas conciencias implicadas en la deliberación  mesurada y mutuamente correctiva, para alcanzar el mejor juicio posible en casos y situaciones específicas. Hoy el hombre es libre en su acción de elegir y no ser determinado por otros. De analizar con plena autonomía las implicaciones de los tratamientos propuestos y participar con la familia y el equipo médico en las decisiones. Los principios éticos establecidos no pueden ser absolutos ni aplicados rígidamente en la solución de problemas pues la condición humana no tiene definición precisa y es un proyecto inacabado. Es ético entonces aliviar el dolor y el sufrimiento aun a costa de una intensa sedación mientras llega la muerte para disminuir la incidencia del suicidio y  la eutanasia.

La eutanasia

A nivel personal he cambiado muchos conceptos en la larga práctica de aliviar el dolor y el sufrimiento y asistir a los pacientes en el proceso  de morir. Al fin y al cabo “ellos son los maestros”. Sé de buena fuente que con los cuidados paliativos la mayoría logran transformar el caos en estado de gracia, aceptan la separación con humildad, practican el silencio, reflexionan sobre el sentido existencial, se inmergen en lo sacro, alcanzan la sabiduría y mueren en la ecuanimidad.  Están tan maduros para morir que es un contrasentido que otros que no han pensado en la muerte propia impongan sus criterios teóricos.

Sé que con los cuidados paliativos que alivian el dolor, afirman la vida, no apresuran ni posponen la muerte, integran la atención sicológica, social y espiritual y permiten vivir tan intensamente como sea posible hasta la muerte, muchos, si no la mayoría de los pacientes logran una muerte con dignidad. Habrá algunos, no muchos que no logran o no aceptan el cuidado paliativo y en su autonomía reclaman la eutanasia. No la practico pero estoy de acuerdo con su reglamentación.

Después de muchos años de reflexión y discusión se aprobó en Colombia  la Ley 1733 del 8 de septiembre de 2014 “mediante la cual se regulan los servicios de cuidados paliativos para pacientes con enfermedades terminales…” y la Resolución 1216 del 20 de abril de 2015, del Ministerio de Salud y Protección Social por la cual “…se imparten directrices para la conformación y funcionamiento de los Comités Científico-interdisciplinarios para el Derecho a Morir con Dignidad…”,. Tengo fe en que el  médico en su libre albedrío tiene la potestad de obrar por el mejor y más sano interés del paciente.

Conclusión

Para morir con dignidad es necesario reivindicar la responsabilidad individual, cambiar la mentalidad en la zona fronteriza, debatir las cuestiones éticas a un nivel superior con objetividad, dignidad, seriedad y sin razonamientos fundamentalistas ni autosuficientes. “No estoy de acuerdo con posiciones rigoristas. Se busca un camino intermedio y razonable entre el rigorismo moral y el libertinaje amoral” (H. Küng).

Bibliografía

1 Álvarez E. Tiberio., Velásquez A. Óscar. La ética en la asistencia al paciente con dolor y sufrimiento. Iatreia/vol8/No3/septiembre/1995/116-123. Se puede consultar en  www.iatreia.udea.edu.co/index.php/iatreia/article/download/3584/3346

2 Álvarez E. Tiberio., Velásquez A. Oscar. La ética en la asistencia humanizada al paciente terminal. Iatreia/vol6/No1/marzo/1993/35-40

3 Montes, Luís., Marín, Fernando., Pedrós Fernando., Soler Fernando. Qué hacemos para conseguir que la lucha por una vida digna incluya la exigencia de una muerte digna. Madrid. Ediciones Akal, S.A.2012. 63p.


Nota

Este es el espacio de opinión del Portal Universitario, destinado a columnistas que voluntariamente expresan sus posturas sobre temáticas elegidas por ellos mismos.  Las opiniones aquí expresadas pertenecen exclusivamente a los autores y no reflejan una opinión o posición institucional de la Universidad de Antioquia.

Z7_89C21A40L06460A6P4572G3385
Z7_89C21A40L06460A6P4572G3387
Correo del contacto
[57+4] 219 60 49
Z7_89C21A40L06460A6P4572G33O4
Z7_89C21A40L06460A6P4572G33O6
Lo más popular
Z7_89C21A40L06460A6P4572G3340