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Las hepatitis virales siguen retando a la salud pública

28/07/2024
Por: Julián David Ospina Sánchez. Periodista de la Dirección de Comunicaciones de la UdeA.

Con 1.3 millones de casos al año, las hepatitis virales son la segunda causa infecciosa de muertes en el mundo, según el informe 2024 de la OMS. En el Día Mundial contra la Hepatitis, convocado para este 28 de julio, expertos en este grupo de enfermedades hacen un llamado sobre la prevención, tipos y factores de riesgo. La UdeA, con su investigación científica y estrategias de bienestar, aporta conocimiento y conciencia frente a este reto para la salud pública. 

Los investigadores de la Facultad de Medicina de la UdeA han marcado las pautas de lo que se puede hacer contra las cinco clases de virus en el país. Foto: Dirección de Comunicaciones UdeA / Alejandra Uribe F. 

Reza un aforismo popular que para resolver un problema hay que conocerlo, y cuando se trata de afectaciones a la salud los investigadores y profesionales de la Universidad de Antioquia desde hace varias décadas han ofrecido pistas, en este caso, sobre la hepatitis viral, sus tipos, causas, las acciones de prevención y los posibles tratamientos. 

Según los datos presentados en 2024 por la Organización Mundial de la Salud —OMS—, con 1.3 millones de personas al año, la hepatitis viral es la segunda causa de muertes en el mundo. «En el caso del continente americano, más de 100 000 personas mueren al año por cirrosis o cáncer de hígado derivados de las hepatitis B y C, casos que podrían evitarse si se amplía la oferta de pruebas y servicios de tratamiento», manifestó Jarbas Barbosa da Silva, director de la Organización Panamericana de la Salud y director regional para las Américas de la Organización Mundial de la Salud. 

Y es que cuando se habla de hepatitis viral, se debe tener en cuenta que son cinco tipos, «producidas por cinco virus diferentes, que lo único que tienen en común es que infectan al hígado», aclaró María Cristina Navas, profesora de la Facultad de Medicina y coordinadora del Grupo de Investigación de Gastrohepatología de la UdeA, quien añadió que este grupo de enfermedades se clasifican con las primeras cinco letras del abecedario: A, B, C, D y E.     

«Desde el punto de vista de la salud pública es muy importante que conozcamos un poco más sobre cuáles son las hepatitis, cómo se manifiestan y qué determina los factores de riesgo, por lo que valoramos los ejercicios de comunicación que se hagan al respecto», dijo Cielo Yaneth Ríos Hincapié, profesional especializada del Ministerio de Salud y Protección Social. 

De estos cinco tipos, los expertos coinciden en que los virus de hepatitis B y C son los más importantes, cuando se habla del peso de la enfermedad en el número de decesos global. «Además, para contraer la hepatitis D, el paciente tiene que estar infectado de manera crónica por el tipo B», anotó Juan Carlos Restrepo Gutiérrez, profesor de la Facultad de Medicina y miembro del Grupo de Investigación de Gastrohepatología de la UdeA, quien amplió que pueden ser asintomáticas y detectadas después, incluso de décadas, cuando ya han causado un daño grave.    

Día Mundial

En la versión 63 de la Asamblea Mundial de la Salud, celebrada en 2010, se decidió declarar la hepatitis viral como un problema de salud pública mundial y designar el 28 de julio como el Día Mundial contra la Hepatitis, para hacer un llamado global que busca respuestas integrales. «El día se eligió, porque el 28 de julio de 1925 nació en Estados Unidos el científico Baruch Blumberg, quien recibió el Premio Nobel de Fisiología en 1976 y fue quien identificó el virus de la hepatitis B en 1967 y desarrolló la primera vacuna contra este tipo del virus», destacó la profesora Navas.

En el Día Mundial contra la Hepatitis, la Organización Panamericana de la Salud —OPS— hizo un llamado a los países para ampliar el acceso al diagnóstico y al tratamiento. Foto: Dirección de Comunicaciones UdeA / Alejandra Uribe F. 

Contagios, vacunas y tratamientos

Dos de este tipo de virus son de transmisión a través del agua y los alimentos contaminados, los clasificados como  A y E. Para estos no se tiene un tratamiento específico, se pueden prevenir con el uso de agua potable, hábitos de higiene y el lavado correcto de los alimentos, y para el primero existe una vacuna confiable y eficaz. «La mayor parte de las veces se curan completamente y no dejan secuelas importantes», expresó Barbosa da Silva.

Los dos más problemáticos —virus B y C—, además de que pueden ser asintomáticos, se transmiten, el B, de madre a hijo durante el parto, con el contacto con sangre y otros líquidos corporales, en relaciones sexuales con una pareja infectada, inyecciones sin jeringas estériles o la exposición a instrumentos afilados. Por su parte, el C se contagia por exposición a la sangre en prácticas de atención en salud poco seguras, transfusiones de sangre sin analizar, consumo de drogas inyectables y prácticas sexuales que conlleven al contacto con sangre.

«Es muy importante que la ciudadanía entienda que, si hubo situaciones de riesgo, las pruebas para detectar las hepatitis B y C son necesarias y están incluidas en el plan de beneficios del sistema de salud colombiano, además de que se cuenta con vacunas eficaces y confiables contra el tipo B», acotó Ríos Hincapié, quien recalcó que el descuido ante la detección y el tratamiento de las hepatitis B y C puede terminar en casos letales de cirrosis y cáncer hepáticos. 

«Como lo explicamos anteriormente, la hepatitis D solo se presenta en pacientes que tengan infección hepática crónica por el virus B. Quiere decir que al vacunarse contra la hepatitis B, también se logra el efecto sobre el virus Delta o D», explicó la profesora Navas. Según los estudios de la OMS, los más propensos a contraerla son las poblaciones indígenas, las personas que se someten a hemodiálisis y los consumidores de drogas inyectables.

Investigaciones y acciones UdeA

«A través de nuestra labor investigativa hemos influenciado de una manera muy positiva al personal de la salud y a la comunidad en general, para modificar conductas y lograr transformaciones culturales, sociales y científicas frente a la hepatitis viral», resaltó Restrepo Gutiérrez del trabajo que, recalcó, también ha contribuido a la proyección nacional de la Universidad en procesos de docencia, investigación y extensión en este campo de estudio.  

Con su Grupo de Investigación de Gastrohepatología, la UdeA participó en el estudio multicéntrico —10 países latinoamericanos— para caracterizar el perfil de la infección por hepatitis C en 500 pacientes politransfundidos —que han recibido múltiples transfusiones de sangre o sus componentes—. 

«También hicimos parte de una investigación del Ministerio de Justicia y del Derecho, en colaboración con la Universidad CES, para determinar la caracterización molecular de los virus B y C en personas que se inyectan en las ciudades de Armenia y Cúcuta», contó la profesora Navas, líder del Grupo de Grastrohepatología. 

De otra parte, dado que en Medellín, el 17 de abril de 2024, se declaró la alerta epidemiológica por el incremento en un 230 % de los casos de hepatitis A en la ciudad, «a través de la Dirección de Bienestar Universitario se abrieron canales de comunicación con diferentes públicos para explicar las causas, síntomas y cuidados frente a la infección», anotó Adriana Patricia Mazo Chavarría, enfermera de Promoción de la Salud y Prevención de la Enfermedad de la UdeA. 

Sobre la situación de Medellín, la secretaria de Salud municipal, Natalia López Delgado, llamó la atención sobre vacunarse. «En el caso de los menores de 12 años, dicha vacuna es gratuita, porque está incluida en el plan ampliado de inmunizaciones, aunque en este momento debe vacunarse toda la población», pidió la funcionaria.

Síntomas similares

Aunque, por la incidencia en la mortalidad, se trabajan con mayor rigor los planes de intervención sobre las hepatitis B y C, todos los casos deben ser atendidos por los profesionales de la salud para evitar complicaciones. 

«También es importante aclarar que cuando la infección es sintomática, sin importar el tipo de virus, el paciente suele sufrir de ictericia —coloración amarilla en ojos y piel—, náuseas, vómito, malestar general, dolor abdominal, fatiga, orina oscura y heces claras», finalizó la profesora Navas. 

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