Opinión

El Ministerio de Educación Nacional (MEN) presentó el primer acercamiento a lo que sería el Plan Nacional de Educación Rural que busca cerrar la brecha entre los sectores rural y urbano en materia de educación.

Sin conocer los detalles de la propuesta, se espera que el MEN tome conciencia de los desafíos en inversión social, infraestructura educativa, competitividad e investigación en ciencia y tecnología, que deberán comprometer los gobiernos en la próxima década para lograr equiparar las condiciones de calidad en educación entre los mundos de lo rural y lo urbano.

Un acercamiento a la realidad de la educación rural en Antioquia fue realizado por la Facultad de Educación de la Universidad de Antioquia (UdeA) hace un par de años, lo que motivó la formulación del programa Maestros a la U, dirigido a profesionalizar a más de tres mil maestros normalistas superiores que no tienen grado universitario y que están en la nómina del Departamento de Antioquia y sobre los cuales no hay política pública que los tenga presente.

Para desarrollar esta iniciativa el Consejo Académico de la UdeA creó a finales del año 2015 la Licenciatura en Educación Básica Primaria con metodología a distancia, programa que servirá de base para la profesionalización de los maestros normalistas en un tiempo no mayor a dos años y medio, permitiendo con esto mejorar la cualificación docente, profundizar las innovaciones educativas en el contexto rural y mejorar las condiciones salariales y profesionales de los maestros rurales (hoy un maestro normalista no alcanza ganar más de dos salarios mínimos).

Si bien es cierto el programa Maestros a la U tiene un enorme poder seductor por lo que significa apoyar la formación de los maestros rurales y sobre las posibilidades reales de aportar a la transformación educativa en el campo, las montañas y las selvas de Antioquia, la inercia institucional de las universidades públicas no ha permitido que el proyecto inicie. Lo paradójico de todo esto es que el programa Maestros a la U cuenta con un imán que atrae el apoyo de diferentes sectores privados que perciben que la iniciativa encaja muy bien con los desafíos que debe asumir el Departamento de Antioquia en materia de equidad e inclusión.

Merece la pena destacar la gran acogida del programa por parte de la Fundación Fraternidad Medellín que destinó en el presupuesto del 2015 un rubro importante para que el programa inicie en las regiones de influencia de la fundación (Andes, Oriente y Urabá); por otra parte, EL MUNDO de forma generosa cedió un espacio semanal en el periódico durante cerca de cuatro meses para impulsar el programa con el fin de darlo a conocer a la sociedad.

Ahora que se conoce el acuerdo de negociación entre el gobierno colombiano y la guerrilla de las Farc en el capítulo sobre reforma rural integral se puede apreciar que un programa como el diseñado por la Facultad de Educación cobra toda la vigencia y llevarlo a la práctica se convierte en un imperativo moral por parte de las personas que están al frente de la dirección de la UdeA.

Ojalá que la UdeA logre valorar la importancia del programa Maestros a la U y lo presente al conjunto de iniciativas del Plan Nacional de Educación Rural que está formulando el MEN; los recursos oficiales sumados a los que puede brindar el sector solidario empresarial permitirían escalar la propuesta a todo el país. Hoy Colombia cuenta con una población cercana a los ochenta mil maestros que no tienen formación universitaria y que están en el contexto rural.

Este texto fue publicado en el periódico ElMundo el martes 1° de noviembre de 2016

Nota

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