Patente a un instrumento de agua y viento
Patente a un instrumento de agua y viento
El profesor e investigador de la Facultad de Artes Simón Castaño Ramírez obtuvo la patente por la invención de la flauta de émbolo y campana, instrumento de viento que suena a través de su interacción con el agua. Sus sonidos imitan animales.
Ilustración: Carolina Gomes Gaviria.
Mientras cursaba su máster en la Universidad de Indiana, Estados Unidos, hace cerca de catorce años, Simón Castaño Ramírez pensó en crear un nuevo instrumento acústico: «Tomé una doble caña de un fagot —viento de madera— en un pitillo y le hice un huequito a una botella plástica de Coca Cola de 300 mililitros, los uní y me di cuenta de que generaban un sonido nasal modulado por las burbujas. Sonaban como un fagot pero burbujeante».
Lo que comenzó como exploración y juego se convirtió en experimentación e interacción con los detalles. Tomó una flauta dulce, le tapó los huecos, le pegó la botella gaseosa debajo y a esta le echó agua con el objetivo de modular la columna de aire y, con ello, determinar las notas.
Hasta ese momento el experimento se parecía a un silbato de juguete. Se preguntó qué sucedería si llevara el aire al bisel de la flauta, donde se separan los flujos de aire para provocar vibración y se genera el sonido. En ese momento entró en el terreno de la innovación.
Aunque guarda una relación con las vasijas silbadoras y la calima, entre otros instrumentos prehispánicos que usan el agua y el aire para modular el sonido, el valor de la flauta de émbolo y campana es que «puede unir las estéticas sonoras humanas con las sonoridades de otras especies animales de una manera acústica impermeable o "mojada"», explicó Castaño Ramírez. Este aerófono, con un rango de dos octavas continuas, puede imitar ranas y grillos, dice el autor.
Con la patente —ver recuadro— se protege la autoría: «Es una indicación de su propiedad intelectual, esto es bueno porque la patente puede generar ingresos para la Universidad de Antioquia a través de su Facultad de Artes y en ese sentido es un servicio público. También puede ser inspiración para que otras personas creen nuevas tecnología e instrumentos», señaló.
En 14 años, ha generado varios prototipos artesanales con PVC y botellones, para modular el tamaño de la columna de aire dentro de la flauta de manera precisa: «No hay nada más difícil que evitar que el agua fluya, de ahí la cantidad de modelos que he construido. Ahora bien, desde que supe que podía modular la altura del sonido, me enamoré de esta idea», dijo Simón Castaño.
Carolina Santamaría Delgado, etnomusicóloga y docente de la Facultad de Artes, explicó que la acústica de la flauta de émbolo y campana permite que se pueda tocar en un río, un bosque, o asimismo, en un auditorio, con lo cual no solo se unen las estéticas en términos sonoros sino espaciales. Para ella, la entrega de la patente es importante en tanto reconoce la entrega de un autor a su tema de estudio y puede inspirar a otros a crear nuevas tecnologías o dispositivos.
Tener la patente es solo un paso para perfeccionar la flauta: el rumbo ahora para Castaño Ramírez es hacerla más versátil, sacar un molde industrial en resina y, posteriormente, uno en cerámica para tener varias versiones de su creación.
Otras patentes en la UdeA
El 10 de agosto de 2020, y después de buscar en bases de datos de instrumentos en el mundo, la Superintendencia de Industria y Comercio le otorgó la patente a la idea de Simón Castaño Ramírez. Hasta hoy la Universidad de Antioquia cuenta con 74 patentes. Esta es la primera por la invención de un objeto musical.