La pobreza va más allá de las cifras sobre diferentes aspectos
La pobreza va más allá de las cifras sobre diferentes aspectos
La mayoría de las personas asocia la pobreza con cantidad de ingreso monetario, es decir, cuánta cantidad de dinero recibe un individuo o un hogar durante un mes o un día. Los economistas y los funcionarios gubernamentales, aunque tienen una mirada más amplia, gracias a los indicadores multidimensionales, lo que amplía el panorama, no entregan la «fotografía» completa que permita abordar este problema de una manera más integral.
Las condiciones materiales de las viviendas, así como la presencia de infraestructuras de servicios de diferente naturaleza son elementos qie se consideran para establecer el estrato de las zonas de las ciudades. Foto: Dirección de Comunicaciones de la UdeA / Alejandra Uribe F.
¿Para qué le alcanza a una persona lo que recibe cada día o cada mes? ¿Solo para comer? ¿Para pagar la vivienda? ¿Para vestirse? Las respuestas a estas y otras preguntas dependen de un indicador económico conocido como ingreso de dinero, y según la cantidad de este se puede establecer si un individuo o una familia vive en condiciones de pobreza monetaria.
En octubre de 2022, el Banco Mundial hizo una actualización de la línea de pobreza por ingreso y estableció que una persona que recibe 2,15 dólares por día, o una cifra menor, debe ser considerada pobre extrema. El Departamento Administrativo Nacional de Estadística —Dane— informó que, en Colombia, durante ese año, la línea de pobreza fue de 396 864 pesos al mes, o 13 228,8 al día, y la de la pobreza extrema de 198 698 pesos mensuales o 6623,26 pesos por día, es decir, por debajo del indicador que estableció el organismo internacional, si se tiene en cuenta el promedio del precio del dólar —4255,44 pesos— en nuestro país durante ese año.
Pero hay muchos otros factores que muestran una radiografía más amplia de una nación y sobre cómo deben actuar las administraciones públicas para combatir ese problema mediante sus planes de desarrollo y políticas sociales.
En 2010, el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo —PNUD— estableció el Índice de Pobreza Multidimensional —IPM—, que incluye 10 elementos clave para establecer si una sociedad es pobre: mortalidad infantil, nutrición, acceso a la educación, años de escolarización, electricidad, saneamiento, agua potable, calidad del suelo y la vivienda, combustible para el hogar y bienes.
«Colombia ha adoptado dos mediciones de la pobreza, una se hace con base en los ingresos monetarios de una persona, para saber si clasifica como pobre o no pobre. El ingreso es importante como medio, pero hay que entender otros aspectos de la vida de la gente y por eso en el país también se usa el IPM, para establecer una mirada más amplia sobre la pobreza», anotó Guberney Muñetón Santa, investigador del Instituto de Estudios Regionales —Iner— de la Universidad de Antioquia.
El investigador y docente se refería a que, en 2011, el Departamento Nacional de Planeación de Colombia adaptó el IPM para el país, con el establecimiento de cinco aspectos propios de la nación para establecer su propia medición: condiciones educativas del hogar, condiciones de la niñez y la juventud, trabajo, salud, acceso a servicios públicos domiciliarios y condiciones de vivienda.
Ampliar el panorama
El IPM es una herramienta global y nacional que tiene su origen en las preocupaciones de economistas y otros científicos sociales por establecer los elementos que influyen en que una sociedad tenga más o menos personas en condición de pobreza y en emplear ese conocimiento para ayudar a erradicarla o disminuirla.
Pero, aunque el IPM incluye elementos muy importantes, hay otros que se quedan por fuera: «El establecimiento de los índices multidimensionales surgen de la identificación de más de 150 variables, que tienen que ver no solo con la pobreza económica, sino también con la pobreza social, la política, la cultural. Pero la preocupación de la gente no es cómo se mide la pobreza, sino cómo debe el Gobierno tomar decisiones sobre la población con base en estos elementos, y para ello se debe fijar bien cuál índice o indicador debe usar en una determinada acción, cuál es la mejor manera de que la plata que tiene el Estado para políticas públicas se invierta bien», anotó German Valencia Agudelo, profesor e investigador del Instituto de Estudios Políticos de la UdeA.
El economista recordó que esto queda muy claro con el Sistema de Identificación de Potenciales Beneficiarios de Programas Sociales —Sisbén—, que considera varios factores para clasificar los hogares en diferentes niveles y, con base en ello, determinar si tienen o no derecho a recibir subsidios de cualquier tipo. Algo diferente al sistema de estratificación, en el que la clasificación se hace a inmuebles residenciales y sirve para establecer el cobro diferencial en los servicios públicos domiciliarios.
«La estratificación es la herramienta que se usa en Colombia para entregar subsidios a esos servicios públicos. A las viviendas de estratos 1, 2 y 3 se les dan esas ayudas, el Estado les da un mínimo vital, las del estrato 4 deben pagar todo y las de los estratos 5 y 6 deben pagar más, para subsidiar a los otros, pero esto es un problema, porque la mayoría de los recursos se van a subsidiar los servicios públicos domiciliarios y no a lo esencial, que es combatir la pobreza», aseguró Valencia Agudelo.
«Las mediciones multidimensionales tratan de tomar lo que a la gente le importa en su vida o lo que necesitamos incluir para comprender todo lo que abarca la palabra pobreza, pero a partir de esto surgen preguntas y una de ellas es: ¿no hay pobreza por fuera de estas dimensiones?». Guberney Muñetón, profesor del Instituto de Estudios Regionales —Iner— de la UdeA.
«Una cosa es el indicador y otra lo que siente y dice la gente. No hemos llegado a un acuerdo sobre lo que realmente es la pobreza en el país, no sabemos qué es pobreza más allá de lo que nos entrega el Dane, que mide unos aspectos de las personas, pero hay otros elementos que hacen parte de la experiencia de la gente en los territorios», agregó el investigador.
Germán Valencia sostuvo que «las mediciones se hacen de igual manera en todo el país, no son diferenciadas, porque se supone que todo el mundo debe valorar de la misma manera la educación, el empleo estable, pero tendríamos que empezar a diferenciar clases de pobreza, dependiendo de las condiciones que tienen las personas y los territorios».
Al respecto, Muñetón indicó que es claro que hay unas diferencias muy claras entre los territorios, pues no es lo mismo medir la pobreza en Bogotá que en Medellín, o en estas ciudades y en departamentos como Chocó o Putumayo, por ejemplo.
«Hay que escuchar más a la población para entender dimensiones perdidas de la pobreza, porque a veces los encargados de fijar las políticas públicas no las conocen. Y en el campo académico debemos trabajar para saber cómo escuchar esas voces de la población marginada para incluir nuevos indicadores de pobreza», enfatizó el investigador del Iner.
Más allá de lo físico, dentro de las herramientas para medir la pobreza se miden elementos como el nivel de educación, la alimentación, el tipo empleo o la atención en salud, entre otros. Foto: Dirección de Comunicaciones de la UdeA / Alejandra Uribe F.
Así cambia la imagen de la pobreza, según el método
El Dane se encarga de recoger las cifras de la pobreza monetaria y los datos del IPM, y con solo observar los informes más recientes de esta entidad se encuentran diferencias notorias.
En el caso de la pobreza monetaria, en 2023 había 16 708 153 personas en esta condición, es decir, el 32,37 % de la población, mientras 5 785 529 personas, el 11,21 %, estaban en condiciones de pobreza extrema. Estos datos corresponden al informe presentado el pasado 16 de julio de 2024 por el Dane, el cual mostró una reducción en estos indicadores respecto al 2022.
Pero la información del Dane sobre la pobreza multidimensional en 2023 —publicada el 19 de abril de 2024— muestra que esta afectaba al 12,1 % de la población, cerca de 6 244 000 personas —un 0,8 % menos que en 2022—, si se tiene en cuenta que la población oficial en Colombia es de 51 609 000 habitantes.
Respecto a esta última parte, el Departamento Nacional de Planeación destacó que en el país hay 12,8 millones de personas con dificultades para acceder al agua potable, 450 municipios —de los 1103 del país— no cuentan con este servicio público esencial y hay 818 000 hogares sin energía eléctrica. Con base en estos datos busca sacar adelante una reforma a la Ley de Servicios Públicos Domiciliarios.
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