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Espermatozoides mejoran con la actividad física

19/04/2016
Por: Valentina Restrepo Tabares - Vicerrectoría de Investigación

La calidad seminal se evalúa determinando diversas propiedades espermáticas que pueden ser mejoradas con la práctica de actividad física. El Grupo Reproducción de la Facultad de Medicina estudia algunas de esas propiedades importantes en el proceso de fecundación

 

Morfología espermática

Foto: Fotografía de muestra espermática embebida en color, señalando espermatozoides con buenas características de forma. Cortesía Grupo Reproducción.

Para la investigación de la tesis de su pregrado en Biología, en el año 2014, Paula Lalinde, investigadora del grupo en la línea Andrología, analizó los espermatozoides de 32 hombres, 17 de ellos activos físicamente con un promedio de edad de 22 años y 15 sedentarios con un promedio de edad de 26 años. Los voluntarios no podían tener un índice de masa corporal mayor a 25 Kg/m2 porque la obesidad es una variable que puede afectar la calidad seminal. Luego, fueran activos o sedentarios, debían ser hombres delgados.

Era necesario que los hombres activos físicamente fueran constantes con su ejercicio: practicar mínimo tres días a la semana y por lo menos dos horas por sesión, una actividad física vigorosa. Se incluyeron diferentes disciplinas deportivas como bailarines, nadadores, hombres que montaran bicicleta, que fueran al gimnasio o que trotaran.

“Tratamos de no incluir personas muy estresadas como son algunos estudiantes de doctorado, porque en ellos la calidad seminal puede verse alterada”, comenta Paula Lalinde, “lo bueno de la calidad seminal es que usualmente se puede mejorar”. En la tesis de grado entonces se evaluaron los parámetros funcionales espermáticos, con los cuales han venido trabajando en el Grupo Reproducción en los últimos años, además del espermograma convencional de la Organización Mundial de la Salud, OMS.

En la investigación se encontraron tres parámetros significativamente mejores en los espermatozoides de los hombres activos físicamente respecto a los sedentarios: mayor porcentaje de espermatozoides móviles, mayor porcentaje de espermatozoides vivos y un menor porcentaje de espermatozoides con membrana plasmática fragmentada. Esta membrana es la capa que delimita la célula para mantener el equilibrio entre el interior y el exterior de esta, además se encarga de filtrar la entrada de sustancias buenas y malas para la célula.

Estos resultados dieron indicios para “pensar que los pacientes que consultan a las clínicas de reproducción asistida, si quieren mejorar su calidad seminal pueden integrar a su estilo de vida la práctica de alguna actividad física por lo menos moderada y si es vigorosa mucho mejor”, como afirma la investigadora. Lalinde reconoce que los resultados no se pueden dar como una verdad absoluta porque se trabajó con una muestra pequeña. Sin embargo, ella considera que al ser los espermatozoides células que se producen constantemente, ser activo físicamente puede mejorar la calidad seminal del hombre. 

¿Qué pasa con las características de la calidad seminal?

El semen generalmente se analiza bajo ciertos parámetros convencionales que recomienda la Organización Mundial de la Salud. Al evaluar el semen se busca tener información como: volumen, apariencia y viscosidad seminal, además del porcentaje de espermatozoides móviles, vivos y con forma normal. Dentro del parámetro de movilidad hay tres tipos de espermatozoides: móviles progresivos, es decir que avanzan, móviles que mueven su cola pero no logran avanzar e inmóviles. 

Las cinco características funcionales que se trabajan actualmente en el Grupo Reproducción se concentran en la evaluación de la fisiología de la célula espermática, sus organelas y sus funciones; pruebas que se realizan con coloraciones que emiten fluorescencia y se evalúan por citometría de flujo, una técnica molecular avanzada que permite ver resultados específicos de la muestra seminal.

Una de estas pruebas funcionales determina la producción de especies reactivas del oxígeno en los espermatozoides y el daño causado por estas. Paula Lalinde explica que “estas son moléculas derivadas del oxígeno, altamente reactivas” que cuando no son contrarrestadas por moléculas antioxidantes pueden deteriorar la calidad de los espermatozoides y reducir su capacidad para fecundar el ovocito. 

Los antioxidantes son adquiridos a través de la alimentación especialmente con vegetales y frutas, y la regulación de las especies reactivas del oxígeno también puede estar relacionada con la incorporación de un estilo de vida más saludable, incluyendo la práctica regular de ejercicio.

Es por esto que en los parámetros funcionales se incluyen el potencial de la membrana mitocondrial, (organela encargada de producir la energía de la célula), la integridad de la membrana plasmática, la lipoperoxidación (oxidación en los lípidos de las membranas celulares), la fragmentación del ADN del espermatozoide y la cantidad de especies reactivas del oxígeno que está produciendo el espermatozoide. 

El Grupo Reproducción tiene tres líneas de trabajo: Alteraciones de la gestación, Glicobiología y Andrología. Esta última línea liderada por el profesor Walter Cardona se ha encargado de proyectos en los que se evalúa la calidad de hombres. Actualmente también están investigando el papel que tienen los espermatozoides en la transmisión de bacterias al tracto reproductivo femenino, el efecto espermicida de algunas plantas y el efecto sobre los espermatozoides de algunas frutas afrodisiacas. 

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