Control social: hacia una ciudadanía más activa
Control social: hacia una ciudadanía más activa
Construir la sociedad soñada es una posibilidad siempre y cuando se haga de manera conjunta y con la colaboración de todos los actores que la constituyen; es por ello por lo que el control social emerge como una herramienta para alcanzar dicho objetivo e incentivar la participación ciudadana.
«El control social se puede desarrollar a través de veedurías ciudadanas, las Juntas de vigilancia, los Comités de Desarrollo y Control Social de los Servicios Públicos Domiciliarios, las auditorías ciudadanas y las instancias de participación ciudadana», artículo 63 de la Ley 1757 de 2015. Foto: Pixabay
En un territorio como el colombiano, en el que el conflicto armado protagonizó varios capítulos de su historia, el término «control social» se ha vinculado con el dominio territorial por parte de grupos armados sobre la comunidad, que puede incluir la fuerza. Sin embargo, bajo la ley colombiana, se entiende el control social como un deber y un derecho de la ciudadanía para inspeccionar la gestión de los gobiernos.
«Cuando hablamos de control social nos referimos a esa vigilancia por parte de la ciudadanía frente a la gestión de los gobernantes durante sus mandatos. En términos ideales, se habla de una ciudadanía atenta a lo que hacen los gobiernos», explicó Juan Carlos Arenas Gómez, politólogo, docente e investigador del Instituto de Estudios Políticos de la Universidad de Antioquia.
«Es y seguirá siendo muy necesario reivindicar el concepto de control social y desmarcarlo de la idea de limpieza social o control autoritario. Insistimos en que se trata de un control desde los ciudadanos hacia los gobernantes, un ejercicio que habilita el hecho de que se produzca la democracia». Juan Carlos Arenas.
Ejercer el control social no solo es un derecho, sino también una responsabilidad que recae sobre cada individuo y que no se limita únicamente a votar o a ser activo solo en temporada electoral. Usar los diferentes mecanismos de control social existentes hace que los ciudadanos se conviertan en actores activos en la construcción de su propio destino, transformándose de espectadores pasivos a protagonistas de la toma de decisiones.
Lo que se espera de la ciudadanía, cuando no es tiempo de elecciones, es que esté vigilante de lo que hacen los gobiernos, que se informe y que, a partir de esa información, produzca una serie de hechos de opinión pública o acciones similares que, posteriormente, puedan revertirse en un juicio retrospectivo de la acción gubernamental.
«Ejercer control social no se trata simplemente de llenar un checklist o de verificar si el gobierno de turno cumplió o no con lo prometido en su plan de desarrollo, sino de analizar si cumpliendo esas promesas la situación de la ciudadanía mejora o no. Un ejercicio que ayuda incluso a proyectar el próximo debate electoral porque es probable, por ejemplo, que un gobernante cumpla todas sus promesas, pero que la ciudad quede peor después de su mandato», explicó Arenas.
¿Cómo se ejerce el control político?
En Colombia, la Ley 1757 del 2015 no solo promueve, protege y garantiza el derecho a la participación democrática, sino que además da a conocer esos mecanismos formales para ejercer control social. Es aquí donde entran las veedurías ciudadanas, las juntas de vigilancia, las auditorías ciudadanas, entre otros, sin embargo, estos no son los únicos mecanismos usados para hacer control social.
«Las expresiones artísticas y culturales también se convierten en mecanismos de participación en tanto promuevan o visibilicen a una esfera política o grupo de personas que también manifiesten la visión de ciudad que quieren», afirmó Camila Uribe Villa, directora de la Fundación Casa de las Estrategias, una organización de la sociedad civil que funciona como un centro de estudios en el que se realizan investigaciones sociales relacionadas con participación ciudadana, formación de pensamiento crítico, derecho a la ciudad y prevención de la violencia.
Organizaciones y colectivos como este se encargan, por un lado, de educar a la ciudadanía frente a la existencia de diversos mecanismos de control social y la importancia de usarlos, y, por otro, de «realizar investigaciones sociales con las que, más allá de tener alguna pretensión académica, se busca incidir para hacer ajustes en las políticas públicas o generar alternativas de solución a problemáticas del territorio, más desde la ciudadanía», explicó Uribe Villa.
Existen diversos colectivos que desde sus intereses particulares buscan trabajar por generar una incidencia real en la construcción de esa sociedad que anhelan; parte de su quehacer es generar esos espacios que atraigan a la ciudadanía a «ser parte de», no solo desde la participación, sino del gusto y placer al hacerlo. Un trabajo arduo en una sociedad en la que aún existe un alto nivel de desinterés por conocer sobre mecanismos de participación ciudadana y usarlos.
«Este tipo de organizaciones de la sociedad civil buscan generar espacios en los que quienes hagan parte puedan percibir que ejercer la participación ciudadana también puede ser placentero y desmarcarlo del pensamiento común de “los aburridos que se quejan por todo”», expresó Uribe Villa.
«Ejercer control social y participar como ciudadano y ciudadana sirve para construir la sociedad que queremos, donde uno sí sienta que cabe». Camila Uribe.
Por su parte, Arenas indicó que a la hora de ejercer control social «lo importante es que quienes tienen la oportunidad de organizarse, leer y hacer pronunciamientos públicos y alimentar el debate en la opinión pública, lo hagan haciendo un proceso más dilatado en el tiempo, más amplio, que esto pueda ir a la ciudadanía y ser difundido, divulgado y discutido por los ciudadanos de tal manera que parte de esa idea que la ciudadanía tiene sobre sus gobernantes sea enriquecida».
Reducir la apatía por ejercer el control social sí, pero ¿eliminarla?
Una de las preocupaciones en este ejercicio de la democracia es lograr que la ciudadanía no solo participe activamente, sino que le interese hacerlo; sin embargo, existen diversas razones por las que esto no ocurre y, por el contrario, hay quienes son completamente apáticos a conocer sobre control político y participar en él.
«La democracia funciona mejor si la ciudadanía participa y mejor aún si lo hace estando informada, ese es el ideal»: Juan Carlos Arenas.
Las condiciones difíciles de la vida diaria, la desconfianza en el Estado y la falta de tiempo son algunas de esas razones que hacen que los ciudadanos ubiquen la participación ciudadana como lo último en su lista de prioridades, y aunque es necesario seguir trabajando por incentivar la participación y el interés, también es benéfico apuntar a un interés consciente y mesurado.
«En este ejercicio de control social es importante la diversidad, no solo que estén en las orillas del crítico irracional o el que sigue ciegamente a un candidato o el completamente apático. En el medio tiene que haber una masa crítica de ciudadanos que, teniendo información disponible, pueda hacerse una opinión un poco más razonable, crítica y mejor fundamentada de lo que hacen bien los gobernantes, lo que no hacen bien, lo que hacen cumpliendo sus promesas, pero desmejorando la situación de la propia ciudadanía y lo que a veces se logra en mejorías cuando un gobernante no logra cumplir sus promesas», explicó Arenas.
Poder ver
Justamente, en esa búsqueda de ser un actor participativo a la hora de ejercer control social y contribuir con que exista una ciudadanía mejor informada, el Instituto de Estudios Políticos de la Universidad de Antioquia hace parte de Poder Ver, una plataforma de control social en la que convergen otros 18 colectivos y organizaciones de la sociedad civil de diferentes índoles, con un objetivo en común: conocer la gestión de los gobiernos municipal y departamental para evaluar su pertinencia e incidencia en ese modelo de sociedad que se proyecta.
«Lo que hemos hecho es una lectura muy juiciosa del Plan de Desarrollo aprobado, tanto del distrito como del departamento, y mediante esa crítica seleccionamos 5 campos relevantes para identificar qué se propuso específicamente en esas áreas de trabajo: participación ciudadana, derechos de las mujeres, infancias y juventudes, derechos ambientales, convivencia, derechos humanos y paz», explicó Arenas sobre la etapa en la que se encuentra este ejercicio de participación ciudadana.