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Academia Sociedad Vida

Pérdida de la biodiversidad, causa de pandemias

14/07/2021
Por: Natalia Piedrahita Tamayo- Periodista

La salud humana está íntimamente ligada a la salud planetaria, es decir, a su biodiversidad. Cerca del 80 % de las pandemias son causadas por virus zoonóticos —se transmiten entre animales y humanos—. Para evitar una nueva propagación, una buena idea es frenar la extracción a ultranza de recursos naturales.

Rhinolophus ferrumequinum o murciélago grande de herradura, Fotografía: Dana Tentis, pixabai. 

Las evidencias de la insana relación del humano con la Tierra y con sus demás especies son alarmantes. Un informe de octubre del año pasado, publicado por la Plataforma Intergubernamental Científico-Normativa sobre Diversidad Biológica y Servicios de los Ecosistemas —IPBES—, indica que el 75 % del planeta experimenta alteraciones colosales, el 66 % de la superficie de los mares y el 85 % de los humedales padecen efectos acumulativos; y entre 2010 y 2015 los trópicos perdieron 32 millones de hectáreas de bosque.

Detrás del desastre hay un sistema económico que en buena parte se basa en una agricultura y una industria alimentaria cada vez más insostenibles —como la ganadería extensiva— y en el tráfico ilegal de especies silvestres. «El ser humano está ligado a la naturaleza, pero se ha separado de ella y como consecuencia de esto han aparecido todo tipo de enfermedades infecciosas, el ejemplo más cercano es la covid-19», declaró Esteban Álvarez Dávila, biólogo, ecólogo y líder de Coltree, Red de Monitoreo de Bosques de Colombia.

Existen varias teorías sobre el origen de la enfermedad causada por el coronavirus, una de ellas es que la propagación del patógeno se dio a través de un animal intermedio o parasitario de una especie origen antes de pasar a los humanos, como consecuencia del comercio de carne silvestre en el «mercado mojado» de Wuhan, en China. Aunque aún no está claro si fue eso o no lo que dio origen a la pandemia global, todavía no es una idea que se descarta. El biólogo e investigador Edinson Muñoz Ciro aseguró que existían alertas desde 2017 sobre la inminente aparición de emergencias masivas por el tráfico de fauna silvestre en el sudeste de Asia, algo que se pudo manejar: «¿Cuánto cuesta evitar una pandemia? Cerca de 23 billones de dólares, sin embargo, los costos que dejó la covid-19 en un año son 100 veces superiores».

Este investigador, fundador de la revista ambiental Eolo, insistió en que además es una tarea colosal «valorar lo invaluable» porque todas las personas son dependientes de los servicios que aporta la naturaleza y esto abarca no solo asuntos económicos, sino también espirituales y culturales. Uno de los retos globales de la educación ambiental es, justamente, que las personas comprendan que la salud es un concepto integral y que puede incluir los servicios ecosistémicos: cuanto más crece el bosque, más sanidad se tiene en el planeta.

«Hay una clara relación entre las causas de mortalidad de las personas y la distancia con los espacios verdes en las ciudades. La destrucción de las selvas tropicales, la expansión de la minería, el aumento del efecto invernadero; nos acercan a otras crisis inminentes», advirtió Álvarez Dávila.

Los servicios ecosistémicos: una revolución

En un artículo publicado en 2014, Robert Constanza, economista y expresidente de la Sociedad Internacional de Economía Ecológica —ISEE—, determinó en 124 trillones de dólares el valor del capital natural del mundo para 2011, basado en el costo de la regulación hídrica del suelo, la estabilidad climática planetaria y los alimentos para humanos, entre otros servicios ecosistémicos; concepto que nació en 2005, cuando un grupo de economistas demostraron la dependencia de las sociedades humanas ante la naturaleza, y aunque puede ser revolucionario, muchos ciudadanos, e incluso tomadores de decisiones, no lo conocen.

El ecosistema es una serie de interrelaciones e interdependencia de plantas, animales y microorganismos. «Gracias a sus servicios tenemos agua dulce, oxígeno, regulación del clima, medicina, alimentos: la naturaleza es el gran proveedor. Sin embargo, hay otro aspecto medular: las cadenas tróficas, que hacen que la materia orgánica sea asimilada por otros organismos, con lo que se regulan las enfermedades y las plagas», explicó Álvarez Dávila.

Adicionalmente, ambos expertos coinciden en que los paradigmas económicos actuales no permiten alcanzar los objetivos para utilizar de manera sostenible la naturaleza; y en que los objetivos de desarrollo sostenible para 2030, suscritos por los países que hacen parte de la ONU, serán factibles solo mediante cambios muy profundos en lo social, lo económico y lo político. De ahí la urgencia de implementar soluciones basadas en la bioeconomía, es decir, en la preservación de los recursos naturales.

  • «Una hectárea de bosque tropical intacto tiene un valor de 15 millones de pesos anuales . La productividad de una hectárea lechera con dos vacas en el Oriente antioqueño es de  7.4 millones de pesos anuales. No hay justificaciones para perder las áreas de bosque», Esteban Álvarez Dávila.

  • «Si continúa la tendencia de deforestación de la Amazonía, esta se convertirá en una sabana tropical, con lo cual aumentará la temperatura y disminuirá la producción hídrica; aún más: se liberarán microorganismos que estaban contenidos», Edinson Muñoz Ciro.

Programa: Cátedra Abierta: Biodiversidad y Pandemia. División de Cultura y Patrimonio, Universidad de Antioquia.

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