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Zarigüeyas del Valle de Aburrá, protagonistas del Museo Itinerante Marsupial

31/07/2023
Por: Natalia Piedrahita Tamayo- Periodista

Diversas, madres dedicadas y con una importante labor en el equilibrio de los ecosistemas. Así son las zarigüeyas que, por estos días, se ven en el Museo Itinerante Marsupial, una muestra de 12 especies que habitan en el Valle de Aburrá. Esta exposición, que estará hasta noviembre en el Edificio de Extensión de la UdeA y se puede visitar de manera gratuita, busca crear consciencia sobre la valoración y conservación de estos animales. ¡Le contamos cuáles son!

Chucha de agua —Chironectes minimus—. Fotografías: cortesía Fundación Zarigüeya- FUNDZAR. 

Fue bautizada como Museo Itinerante Marsupial porque viajará por diferentes lugares de Antioquia y Colombia con información sobre 12 de las especies de zarigüeyas que habitan en el Valle de Aburrá. Se trata de la exposición que estará hasta el 1 de noviembre el Edificio de Extensión de la Universidad de Antioquia —en Medlellín— en donde los visitantes se encontrarán con las figuras  pueden ver en fieltro —tejido de lana de oveja— de las especies que se han identificado hasta ahora en Medellín y los municipios cercanos. De una manera pedagógica, los espectadores podrán con sabér más sobre su procedencia, hábitos y distribución de estos mamíferos.

«Se trata de una estrategia de educación ambiental enfocada en que las personas se acerquen a estas especies, porque el primer paso para proteger la biodiversidad es conocerla. Esta exposición pertenece a la Fundación Zarigüeya y en ella, como entidades que la apoyan, confluyen la UdeA, el Área Metropolitana del Valle de Aburrá, Cornare y Morcinea- Arte», explicó Francisco Javier Flórez Oliveros, profesor de la UdeA, quien señaló también que para propiciar otros espacios de aprendizaje con esta muestra, será acompañada por charlas sobre la urgencia de protección de la fauna silvestre.

Flórez, quien es también el director de la Fundación Zarigüeya —Fundzar—, precisó que las figuras que se ven en las urnas no son animales disecados sino réplicas de los marsupiales. «Por medio del fieltro o la lana de ovejas y las agujas di forma a estos individuos —detalló Luisa Franco Perdomo,  artista que dio forma a esta muestra—. Gran parte de mi legado artístico está compuesto con este material que me permite generar un diálogo entre las piezas, sus detalles y el público que las contempla. En especial en este caso, ya que son individuos llenos de curiosidades».

La palabra zarigüeya tiene conexiones con el término portugués çarigueia, que al parecer es una derivación de las lenguas Tupí-guaraní. Dependiendo del contexto y el país, se llama de diferentes maneras. Mikure, tlacuache, raposa, rabipelado, runcho, tacuazín, son algunos de los nombres que se le atribuyen a este marsupial que ha sido subvalorado e incomprendido. Para muchas personas las zarigüeyas corresponden a solo una especie, pero hasta hoy, tan solo en el continente americano, se han identificado 137 de sus especies. Justamente, uno de los objetivos de esta exposición es dar a conocer sus particularidades y diversidad.

Hasta el 1 de noviembre la exposición estará en el hall del segundo piso del Edificio de Extensión. Posteriormente, irá a las diferentes sedes y seccionales de la Universidad de Antioquia.

Derribando mitos sobre las zarigüeyas

Zarigüeya o chucha común —Didelphis marsupialis—. Fotografías: cortesía Fundación Zarigüeya- FUNDZAR. 

El desconocimiento de la mayoría de personas frente a estas especies contrasta con su fascinante anatomía, la cual les permite ser madres dedicadas, dispersoras de semillas y, entre otras bondades, controladoras de plagas por excelencia. «En los mamíferos está muy marcado el cuidado parental, lo cual puede estar relacionado con que son especies que nacen vulnerables, sin pelaje, ojos cerrados y solo un par de extremidades desarrolladas, que pasan mes y medio en el marsupio pegadas de las mamas de sus progenitoras, las cuales llegan a tener hasta 23 individuos en un año, de los que solo sobreviven entre tres y seis», destacó Flórez Oliveros.

Una de las verdades que muchas personas ignoran sobre las zarigüeyas es que no son roedores, son marsupiales, es decir, mamíferos que se desarrollan en el marsupio. Sus similitudes anatómicas con las ratas o los ratones las han convertido en animales muy amenazados y, a menudo, víctimas de la discriminación humana. En este sentido y durante los últimos diez años, la Fundación Zarigüeya-Fundzar ha venido fomentando el conocimiento y respeto a la fauna y la flora local, haciendo énfasis en estas carismáticas especies.

El marsupio es una bolsa que portan las hembras de estos animales junto a sus vientres, es similar a la de los canguros y en ellas están, además, sus glándulas mamarias. Esta bolsita es un prodigio de la naturaleza porque funciona como un refugio en el que, en sus etapas más tempranas, las crían se protegen de elementos como el polvo y la tierra.

Otro de los mitos que se han creado en los años recientes es que su dieta es a base de gallinas, lo cual no es del todo cierto ya que son omnívoras; consumen, entre otros, frutos, látex, resinas, invertebrados, arácnidos, roedores y serpientes cuyo veneno puede ser potencialmente peligroso para los humanos. «Su imprescindible rol en áreas protegidas de contextos urbanos tiene que ver con su ingesta de semillas, ya que se ha determinado que con ella pueden ayudar a germinar más fácilmente los frutos arbóreos, lo que significa que, además de participar en la dispersión de semillas, es una aceleradora de ciclos ecológicos y controladora de poblaciones de diferentes animales», complementó Flórez Oliveros.

Doce encantadoras especies

Colicortos o ratones marsupiales ―Monodelphis sp.―. Fotografías: cortesía Fundación Zarigüeya- FUNDZAR. 

En este momento se tienen instaladas siete de las doce piezas que componen la exposición. La gran expectativa será la obra central, una representación de 50 x 50 centímetros del marsupio, con detalles de todo lo que sucede mientras los cachorros de las zarigüeyas están en esta cavidad que les garantiza la supervivencia y el sano desarrollo, y a su vez, mostrar este mecanismos de interés para estos particulares mamíferos.

En las próximas semanas llegarán a la colección la comadreja colorada ―Lutreolina crassicaudata―,  zarigüeya orejiblanca ― Didelphis pernigra― y la zarigüeya lanuda ―Caluromys lanatus―. Queda abierta la invitación para que todos los interesados acudan al hall del segundo piso del Edificio de Extensión. La entrada es libre.
 

Estas son algunas de las especies que componen la exposición:

• Zarigüeya cola de pincel ―Glironia venusta: la única integrante del género Glironia y nativa de la cuenca amazónica de Colombia, es la única integrante del género Glironia.

Zarigüeya de agua ―Chironectes minimus―: es un pequeño y carismático marsupial semiacuático de pelaje negro y gris con una particular y gruesa cola que no tiene pelo. Sus patas palmeadas le permiten nadar y moverse en contextos acuáticos. Recientemente se registró en la Universidad Eafit. También ha sido vista en El Retiro y San Antonio de Prado.

Zarigüeya común orejinegra ―Didelphis marsupialis―: habitante de América central y toda suramérica. Aunque las autoridades ambientales del Valle de Aburrá tienen constantes reportes de ataques a estas, no figura como especie amenazada. Individuos de esta especie habitan en la Ciudad Universitaria de la UdeA, en Medellín, y es común verla en unidades residenciales, quebradas y parques del área metropolitana.

• Zarigüeya cuatro ojos café ―Metachirus nudicaudatus―: es la única del género Metachirus; de hábitos nocturnos y comunitarios, sólo abandona su refugio cuando se cierra la noche. Aunque no le gustan los espacios intervenidos, se encuentra comúnmente en el sur y el norte del Valle de Aburrá.

•  Colicorto o ratón marsupial ―Monodelphis sp.―: es uno de los géneros de zarigüeyas más pequeño de la gran familia Didelphidae. Les gusta estar entre bosques y árboles y en terrenos húmedos. Es por eso que son muy comunes en las selvas del Sur de América.

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