Sociedad

Foto: Juan Esteban Hernández

A don Javier de Jesús Madrid Rave se le suelta una carcajada antes de contar que una ocasión, por allá a mediados de los años 80, le pegó a Dios. Y no lo hizo una sola vez y tampoco en secreto. Le dio varios golpes con un látigo delante de los fieles que asistían a la conmemoración de la Semana Santa que protagonizaban algunos de los no más de cien vecinos que en ese entonces tenía El Picachito, un barrio que está a los pies de un Cristo que vigila a Medellín desde lo más alto de El Picacho; esa montaña que se eleva en el noroccidente de la ciudad.

Lo recuerda como una anécdota inolvidable y lo narra a otros abuelos fundadores de El Picachito, a habitantes del sector, a estudiantes y a egresados de la Universidad de Antioquia, quienes participan de los Encuentros de construcción cuadernos de la memoria.

Estas jornadas, realizadas cada 15 días en la sede de la Junta de Acción Comunal (JAC) del barrio, hacen parte del proyecto Tejiendo hilos de la memoria: historia local de Medellín desde los pobladores de la periferia comunas 3, 6 y 8, periodo 1974-2014, que es desarrollado y liderado por la Facultad de Ciencias Sociales y Humanas, en compañía del Instituto de Estudios Políticos y la Facultad de Educación de la Alma Máter, y el Museo Casa de la Memoria.

“Cada año hacía un papel diferente. Ese hice de un romano que vigilaba a Cristo y después, en la calle, me encontré con un niño que le dijo al papá: este señor le pegó a Dios”, recuerda don Javier y se ríe.

De inmediato cierra los ojos, funde los dedos de sus manos para que sean una y se despacha a relatar la manera en la que en 1981 él mismo hizo su casa, en la que hoy, 34 años después, vive con su esposa y su único hijo.

Y así como don Javier, quien es el vicepresidente de la JAC, cuenta cómo edificó su propio techo en lo que en ese momento era una finca y luego pasó a ser un barrio de invasión, lo hacen don José Joaquín Holguín Avendaño, un santafecino de 81 años y 27 hijos vivos, y su vecina doña María del Rosario Torres González.

El baúl de los recuerdos

Sin embargo, la labor de rescatar del paso del tiempo los recuerdos del génesis de El Picachito no es cosa sencilla. Para que doña María del Rosario le revele al mundo que la casa a la que llegó en 1975 a vivir con su esposo Jesús Iván González –de quien se separó hace 12 años- estaba en medio del monte, que por ella pagaron 8000 pesos (¡Sí, ocho mil!) y que su vecina más cercana era una señora de nombre Esther, fue necesario que Claudia Cadavid y Yeccy Posada, dos estudiantes de Sociología de la Universidad de Antioquia, la buscaran entre los más de 4 mil habitantes del barrio (según cifras del Plan Estratégico Comuna 6 2006- 2015, de la Alcaldía de Medellín) y la invitaran a participar del proyecto.

Así, las estudiantes ubicaron en las calles de la comuna más poblada de Medellín a otros 19 fundadores. Y tal fue su empeño, que doña María del Rosario comenzó a escribir, a rescatar fotografías de sancochadas de antaño y decidió invitar a los encuentros a Vanesa González Chavarría, una de sus nietas.

“Es un proyecto súper interesante, se necesita activar la memoria de los barrios para que los jóvenes se interesen más, que lideren proyectos para promover la cultura”, afirma Vanesa, una estudiante de Ciencias Políticas de un centro de educación superior de Medellín.

Que personas de la misma edad que ella puedan conocer cómo nació su barrio y cómo se desarrollaron procesos comunitarios como la construcción de una escuela o una iglesia –experiencias que escucha directamente de su abuela– es una de las pretensiones de Tejiendo hilos de la memoria.

“Nosotros pretendemos que la memoria no se quede en los fundadores, sino que otras generaciones conozcan el barrio y se apropien de las diferentes luchas que han tenido”, explica Yeccy, estudiante de séptimo semestre de Sociología de la Universidad de Antioquia.

Para lograrlo, el proyecto se propuso en El Picachito y El Triunfo, en la Comuna Doce de octubre; Esfuerzos de Paz I y II, en la Comuna Villa Hermosa; y Carambolas y Versalles, en las Comunas Santo Domingo y Manrique, la creación de un archivo histórico digital comunitario que salvaguarde la memoria histórica escrita, visual y audiovisual.

Según la coordinadora de Tejiendo hilos de la memoria, la socióloga y docente Andrea Lisset Pérez, éste se está ejecutando en esas zonas de Medellín porque se encuentran en zona de influencia del proyecto Cinturón Verde Metropolitano - Jardín Circunvalar, y por ser los barrios más altos de esas Comunas donde estudiantes y egresados de la Universidad de Antioquia ya habían adelantado investigaciones relacionadas.

También, divulgar la memoria por medio de un video documental (para esto se cuenta con el aporte de tres colectivos: Alucinógenos, en la comuna 8; Cinengaños, en la 6; y Raizes, en la comuna 3), realizar una galería itinerante, con fotos de la comunidad en las que se perciba cómo se hicieron las calles y se recuerden hechos importantes y una cartilla didáctica que divulgue la memoria de los barrios.

Además, el desarrollo de microcurrículos, que con ayuda de la Secretaría de Educación, intentan construir en las escuelas una línea que ayude a recuperar la memoria de la comunidad.

¿De dónde nació la idea?

Tejiendo hilos de la memoria es la continuación de uno que se realizó en la Comuna Caicedo hace cuatro años. Esto fue aprovechado, según la coordinadora, para participar en la Convocatoria de Convergencia Académica y Social del Banco Universitario de Programas y Proyectos de Extensión (BUPPE) en 2014. Se ganó en diciembre pasado, se comenzó a ejecutar en febrero de 2015 y se desarrollará hasta febrero de 2016.

“Es un proyecto interesante porque articula a la Universidad y a la sociedad. Trabajamos con 16 organizaciones sociales y comunitarias de las comunas 3, 6 y 8. Al frente están 10 profesores que tienen el aval, apoyo y soporte de seis grupos de investigación de áreas como trabajo social, sicología y estudios políticos”, explica la ‘profe’ Andrea.

Y agrega que Tejiendo hilos de la memoria apuesta al proceso formativo y pedagógico de estudiantes de la Universidad, particularmente de las facultades de Ciencias Sociales y la de Educación, quienes ejecutan una labor que les sirve como trabajo de grado.

Finalmente, tanto Yeccy, Claudia como la ‘profe’ Andrea coinciden en que el proyecto, además, pretende activar y potencializar procesos comunitarios participativos: “que la memoria sea un recurso que sirva de autocuidado y protección frente a la vulnerabilidad de proyectos externos, desigualdades, etc”.

Lo que coincide con lo manifestado por la Directora de la Línea Estratégica de Producción y Activación de Memorias Situadas del Museo Casa de la Memoria de Medellín, Claudia Velásquez: “consideramos que es una iniciativa encaminada a fortalecer esos tejidos y lazos sociales por medio de la memoria. Corresponde a las comunidades reconocerse, ver cómo han aportado en la construcción de sociedad y visibilizar la problemáticas, que se generen acciones para mejorar la vida de la personas. Es un ejercicio ciudadano muy importante que hace la Universidad, acercándose a las comunidades”.