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Academia Sociedad

El núcleo de la Tierra, con mucho por responder

13/04/2023
Por: Carlos Olimpo Restrepo S. - Periodista

La parte interior y sólida de la Tierra —núcleo interno—, al parecer, se mueve de manera diferente al resto del planeta: a veces más lenta y otras más rápida, en ciclos que se repiten alrededor de cada 70 años. Un descubrimiento que abre nuevos interrogantes y da pie a futuras investigaciones para ahondar en este remoto corazón de nuestro hogar. 

Infografía: Dirección de Comunicaciones / Carolina Gomes.

Una de las informaciones que sorprendió al mundo al comenzar el 2023 fue la relacionada con la aparente detención del núcleo interno de nuestro planeta, que se hizo a partir de un descubrimiento de dos investigadores de la Escuela de Ciencias de la Tierra y el Espacio de la Universidad de Pekín, quienes llegaron a esa conclusión tras analizar decenas de sismos ocurridos durante varias décadas. 

Para esta investigación, los dobletes de sismos se refieren a eventos que ocurren en ubicaciones cercanas y que tienen similitudes en sus formas de ondas, según mencionaron los investigadores Poupinet, Souriau y Coutant en 1984, y en la cual se basaron los científicos chinos.

Según lo publicado recientemente en la revista Nature Geoscience, «aquí mostramos observaciones sorprendentes que indican que el núcleo interno casi ha dejado de rotar en la última década y puede estar experimentando un retroceso en una oscilación multidecadal —que dura varias décadas—, con otro punto de inflexión a principios de los setenta». 

Para entender mejor, debemos repasar lo básico. Este hogar que compartimos con otras especies está compuesto por capas, como una cebolla, y la corteza sería el equivalente a esa película fina que recubre ese alimento, que apenas es de un grosor promedio de 40 kilómetros, explicó la profesora Gloria Alexandra Moncayo Gámez, del Instituto de Física de la Universidad de Antioquia. 

Esta doctora en Física y magíster en Geofísica agregó que luego de la corteza viene el manto —unos 2890 kilómetros de grosor, con una estructura sólida y caliente, con regiones parcialmente fundidas—, le sigue el núcleo exterior —2250 kilómetros, que se encuentran en estado fluido a alta temperatura y presión— y luego el núcleo interno, que está, en promedio, a unos 5150 kilómetros de la superficie y es una bola sólida de metales pesados —principalmente hierro y níquel—, con un radio aproximado de 1221 kilómetros, lo cual es cerca del 20 % del radio de este astro.  

Para llegar hasta allí, sería necesario hacer un viaje en línea recta equivalente a ir de Medellín a Valdivia, Chile, pero el ser humano escasamente cuenta con tecnología para penetrar apenas 12 kilómetros en la corteza, algo así como ir de Punto Cero, en Medellín, hasta Jardines de la Fe, por el norte, o hasta el barrio Los Naranjos, en Itagüí, por el sur. Es como si de una cebolla solo pudiéramos retirar una parte de la piel que protege las demás capas. Entonces, ¿cómo sabemos que el núcleo interno de la Tierra se ralentizó? 

«Para estudiar lo que hay más allá de la corteza hacemos investigaciones con base en la sismología, en ondas sísmicas p (primarias) y s (secundarias) que viajan a través de las capas terrestres en forma longitudinal y trasversal, respectivamente. Gracias a ellas sabemos que tenemos un núcleo externo líquido y uno sólido, separados por una zona de transición, descubrimiento hecho por Inge Lehmann —sismóloga danesa— en 1936», indicó la docente Moncayo. 

La clave de la investigación 

Con base en el estudio de las ondas sísmicas de terremotos ocurridos durante varias décadas, los científicos chinos concluyeron que el núcleo interno de la Tierra «frenó gradualmente su rotación en una década, desde el decenio del 2000 hasta el del 2010». 

La investigación sostuvo también que «la rotación se ralentizó en la última década; algo similar sucedió a principios de la década de 1970 cuando se presentó una desaceleración en la rotación. Esto sugiere que el núcleo interno puede estar en una oscilación con un período dominante de aproximadamente siete décadas».  

Sin embargo, esto no significa que esa parte de nuestro planeta se haya quedado quieta del todo, ni mucho menos que vaya a presentarse algún cataclismo por su culpa. 

«Existen evidencias de una rotación diferencial del núcleo interno, es decir, este gira a una velocidad diferente a la del manto y la corteza, pero se mueve en el mismo sentido. Se considera que hay un proceso que hace que durante un período de tiempo este gire un poco más lento y durante otro vaya más rápido, pero hay que hacer más estudios que nos permitan entender mejor la dinámica al interior de la Tierra, pues esta investigación recuerda que hay muy pocos años de datos y que, aunque hoy existen sismógrafos distribuidos en muchas partes de la Tierra, debemos recordar que en las primeras décadas del siglo XX aún eran muy pocos», aclaró la profesora Moncayo. 

En este sentido, los científicos chinos recopilaron datos de sismos ocurridos desde los años sesenta del siglo XX, es decir, apenas seis décadas, y tal vez para el decenio del 2040 puedan volver a detectar una situación similar como la de los años setenta. Para ponerlo en perspectiva, el núcleo interno de este planeta posiblemente se empezó a solidificar entre hace 1000 y 500 millones de años. Según estudios recientes, como por ejemplo el publicado en 2020 por Geophysical Research Letters, la edad del núcleo podría ser menor de 565 millones de años. 

«El estudio es importante porque aporta nuevos conocimientos. Posiblemente sea un comportamiento que siempre haya tenido el núcleo interno, a la vez que hace que surjan más preguntas: ¿es realmente cierto que el núcleo de la Tierra a veces se ralentiza y a veces se acelera en períodos de unos 70 años?, ¿por qué gira más lento o más rápido que el manto?, ¿qué puede causar esto?», sostuvo la docente universitaria. 

La esencia de esta capa 

El núcleo interno de la Tierra tiene una temperatura aproximada de 6000 grados Celsius, es decir, tan caliente como la superficie del Sol, según un estudio revelado en 2013 en la revista Science, el cual fue realizado por investigadores franceses. Y cada 1000 millones de años se reduce en unos 100 grados. Pero, pese a esta temperatura, esta zona es sólida debido a que la presión y la densidad son muy altas, lo cual evita que los átomos de hierro pasen al estado líquido. 

La parte líquida o núcleo externo es un poco más «frío», con temperaturas que oscilan entre los 4000 grados —cerca del manto— y los 6000 —en los límites con el núcleo interno—, y es aquí donde se genera el campo magnético, gracias al movimiento constante de hierro líquido. Este campo se extiende hasta el espacio exterior y nos protege a los seres vivos de radiaciones solares como las ultravioletas, además de temperaturas extremas. 

Y el núcleo interno actúa como un estabilizador del campo magnético, que nos ha permitido viajar sobre la superficie del planeta, no solo con la ayuda de aparatos como la brújula; también les ha servido a los animales para orientarse en procesos como las migraciones.

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