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Academia Ciencia

Música para el bienestar de los porcinos

13/02/2023
Por: Natalia Piedrahita Tamayo- Periodista

Generar bienestar y salud animal a partir de la música funcional veterinaria: esta es la idea del grupo Quirón de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad de Antioquia, un equipo de investigadores enfocados en la aplicación de diferentes sonoridades para reducir el estrés de los animales, en especial de los cerdos.

El grupo de investigación Patobiología Quirón busca mejorar la calidad de vida y reducir el sufrimiento de animales a partir de sonoridades. Fotografía: María Clara Agudelo Zapata

El estrés puede llevar a afectaciones de salud, depresión y comportamientos inusuales, no solo en humanos, también en otros animales. Por las dinámicas de producción, consumo y comercio humanos, el estrés crónico —por un periodo prolongado de tiempo— al que son sometidos los cerdos de engorde puede llevar a comportamientos caníbales y agresiones físicas entre su misma especie. En estas confrontaciones se producen heridas por las que pueden ingresar agentes infecciosos que afectan la salud y el bienestar de los porcinos.

Esta problemática es estudiada por el grupo de investigación en Patobiología Quirón, adscrito a la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad de Antioquia, que tiene una línea de investigación denominada biomusicología, patobiología y saluden la que se abordan el diagnóstico y tratamiento de enfermedades de los animales de importancia comercial como los porcinos, bovinos de leche y ratones de bioterio, que son los grupos más afectados por el estrés debido al sometimiento humano.

Pensando en el bienestar de otras especies, el grupo ha estudiado durante desde 2018 el papel que puede cumplir la música en el manejo del estrés de los animales. En su investigación, ha desarrollado herramientas para mitigar los problemas de salud de los cerdos asociados al estrés.

«Es necesario que la investigación en Colombia utilicé la creación y la innovación para generar soluciones y, que trascendamos el diagnostico de los problemas a la creación de soluciones. Nosotros vemos la música como una experiencia que puede producir sensaciones y emociones en los seres vivos y hemos apelado a ella», explicó Berardo de Jesús Rodríguez, inmunólogo, investigador principal y coordinador del grupo.

En el caso de los cerdos, hay rasgos y comportamientos que se asemejan a los del ser humano. Investigaciones como «Thinking pigs a comparative review of cognition emotion and personality in sus domesticus», de Lori Marino y Christina Colvin, han demostrado que los porcinos tienen habilidades cognitivas similares a las de un niño de 3 años y que pueden reconocerse en el espejo. Así mismo, su percepción auditiva es similar a la humana, algo que puede jugar a favor o en contra de su bienestar.

Fotografía: María Clara Agudelo Zapata.

«Los porcinos comparten con el humano una parte de su espectro auditivo —véase recuadro—. Ellos sufren un estrés natural por destete precoz, sin embargo, este puede aumentar por el confinamiento al que son sometidos. Sus semejanzas anatómicas cerebrales y auditivas con los humanos fueron la motivación para que desarrolláramos música para su bienestar», sintetizó Juliana Zapata Cardona, investigadora del grupo Quirón.

La sensibilidad auditiva de todas las especies es diferente. Los humanos escuchamos frecuencias entre 20 hertz y 20 kilohertz, dependiendo de la sensibilidad al sonido de cada persona; por eso no todos los individuos escuchan lo mismo. Los gatos y los perros tienen un espectro más amplio, y los elefantes escuchan sonidos muy graves. Los porcinos escuchan sonidos más bajos y agudos. El grupo Quirón organizó la información acústica para producir música para esta especie a partir de etas consideraciones.

No es un tema nuevo. El estudio de las composiciones musicales como estrategia contra el estrés ha pasado por muchas etapas. Inicialmente, el grupo Quirón demostró, a partir de sus primeras investigaciones, cómo los cerdos reaccionan emocionalmente  a la música; otros estudios, como «Context-specific tool use by Sus cebifrons» —2019— analizaron qué elementos sonoros —disonancias, estrategias de composición, propiedades físicas y acústicas— generan en ellos diferentes estados emocionales.

Entre los procedimientos estudiados para mejorar el bienestar de estos animales se encuentra la que denominan música funcional veterinaria: «Nos señaló qué consideraciones debemos tener con elementos como la acústica, el volumen y la ecualización: qué tipo de frecuencias exaltar y retirar y qué tipo de filtros se deben utilizar para retirar o modular ciertas partes del espectro sonoro», detalló Rodríguez, que estudia música desde los 11 años y ahora es investigador de la función de la música en el estrés de los animales.

En las artes se ha dado una tendencia a entender la música como expresión humana con un origen cultural, sin embargo, la biomusicología plantea que la musicalidad tiene un origen biológico, evolutivo entre las especies animales y que los humanos compartimos capacidades auditivas y cognitivas para percibir la información acústica presente en la música y generar respuestas emocionales, fisiológicas y conductuales. «Si entras a un bosque y escuchas aves y luego hay un silencio abrupto o un grito, te pone en estado de alerta. Ese grito tiene información acústica o disonancia que puede ser interpretada por humanos y otros animales. Uno generalmente escucha la nota dominante, pero detrás hay armónicos o notas y, dependiendo del entrenamiento o la agudeza auditiva, se escuchan o no», expuso Rodríguez. 

Una de las consecuencias del pensamiento antropocentrista —corriente filosófica que considera al ser humano como el centro de todo— es el deterioro ambiental. «Los niños del campo han sido sometidos a violencias. Cuando ellos tratan de liberar su ansiedad a veces agreden a sus hermanos pequeños o sus animales. Observando todo esto, desarrollamos un programa educativo denominado Porcipolis, que pretende desarrollar empatía por los animales, evidenciando que los animales reaccionan emocionalmente a la música, enseñar sobre bienestar animal y formar habilidades comunicativas», concluyó Rodríguez.

Otros avances

Evaluación de la respuesta de los porcinos a diferentes sonoridades en el Centro de Prácticas y Desarrollo Agrario La Montaña, en San Pedro de los Milagros. Fotografía: María Clara Agudelo Zapata

En la actualidad, el grupo Quirón está desarrollando un dispositivo para llevar a las granjas los tratamientos musicales de manera remota, a fin de que se les envíen listas de reproducción a diferentes granjas del país y así dosificar los tratamientos musicales e integrar sensores en 'granjas inteligentes' que permitan evaluar la efectividad de los tratamientos, tomar decisiones para mejorarlos y para desarrollar nuevas tecnologías.

A partir del trabajo con la estimulación sonora en cerdos, un experimento a largo plazo, se espera tener aplicaciones en otras especies: «tenemos como hipótesis que la música que creamos genera enriquecimiento cognitivo, por lo tanto, puede inducir neuroplasticidad. Estamos evaluando experimentalmente esta hipótesis en porcinos y ratones; tenemos como perspectiva que en el futuro podamos diseñar música para mejorar algunos problemas de salud de los animales y que podamos aportar en el tratamiento de algunas enfermedades neurodegenerativas de los seres humanos», dijo Zapata Cardona.

Entre otros desarrollos, el grupo Quirón elaboró, en colaboración con el grupo ITOS de la Facultad de Ingeniería, un videojuego llamado Porcípolis dirigido principalmente a hijos de personas que viven en granjas. En el juego recrean una historia de un cerdo que vive en una casa de campo y que puede desplazarse por varios planetoides, interactuar con otros cerdos y recursos. Los jugadores deben cuidar al cerdo: alimentándolo, bañándolo para beneficiar su termorregulación —ya que carecen de sudor— y componiéndole música para mejorar su bienestar.

Las agresiones entre los cerdos que están en confinamiento son solo una de las evidencias de su estrés. Como estos animales son comercializados, una de las investigaciones de Quirón evaluó la calidad del canal —que es la parte del cuerpo del cerdo que queda después de que le retiran las vísceras—, para notar que los estresores inciden en la calidad de la carne destinada a consumo: después de ser refrigerada y deshidratada, la carne estresada pierde más proteínas que la de aquellos que viven en condiciones armónicas.

«Nos preguntan: ¿para qué hacen eso si se los van a comer? Decimos que porque hay que proporcionarles la mejor calidad de vida que se pueda, que no sufran o que sufran lo menos posible en sus lapsos de vida», comentó Berardo de Jesús Rodríguez.

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