Un estilo de vida saludable necesita un diagnóstico, no es solo motivación
Un estilo de vida saludable necesita un diagnóstico, no es solo motivación
Construir un estilo de vida saludable, en el que el ejercicio y la alimentación balanceada sean protagonistas, es una apuesta por mejorar la calidad de vida. Sin embargo, incursionar en un programa de entrenamiento físico e iniciar el consumo de suplementos alimentarios sin el acompañamiento de profesionales idóneos pone en riesgo la salud.
Los suplementos alimenticios no deben tomarse a la ligera, deben ser prescritos por profesionales de la salud. Foto: Dirección de Comunicaciones / Andrea Vargas
Adoptar hábitos saludables, como practicar ejercicio y consumir alimentos con conciencia de los beneficios de su ingesta, hacen parte de esa búsqueda de bienestar. En este contexto, entran en juego el gimnasio y los suplementos alimenticios, cada vez más comunes para quienes desean transformar su cuerpo, mejorar su rendimiento o simplemente sentirse mejor. Sin embargo, iniciar estas rutinas sin una guía adecuada —o, más preocupante aún, siguiendo los consejos de creadores de contenido en redes sociales sin la certeza de que se trata de profesionales idóneos—, puede convertirse en un riesgo.
Un error común al iniciar un plan de entrenamiento tiene que ver con el interés por consumir suplementos alimenticios con la expectativa de obtener resultados visibles en un corto tiempo, bien sea ganar masa muscular, perder grasa o mejorar el rendimiento. Sin embargo, así como ocurre con el entrenamiento físico, el consumo de suplementos alimenticios debe estar precedido por una evaluación individual y contar con el acompañamiento de profesionales de la salud, ya que cada organismo tiene necesidades, antecedentes y objetivos distintos.
«La pirámide de nutrición deportiva está como al revés, es decir, la persona llega al gimnasio y lo primero que pregunta es qué suplemento me tomo para mejorar la masa muscular, para bajar de peso o para cambiar la composición corporal; y lo primero que en realidad se debe hacer es construir un buen plan de alimentación y de entrenamiento, descansar muy bien y al final mirar si es que en realidad se necesita algún suplemento», comentó Maximiliano Kammerer López, nutricionista deportivo y docente e investigador de la Escuela de Nutrición y Dietética de la UdeA.
Según el Instituto Australiano del Deporte —AIS—, por sus siglas en inglés, institución reconocida internacionalmente que se dedica a la investigación en el ámbito del deporte y el rendimiento deportivo, la ingesta de suplementos debería ser un complemento pequeño en comparación con la importancia de una buena alimentación e hidratación.
Fuente: Instituto Australiano del Deporte —AIS—.(Traducido del inglés)
«El problema de la mayoría de los suplementos no es que estén mal diseñados, sino que están mal preescritos», afirmó Kammerer López. Y es que los suplementos alimenticios no deben tomarse a la ligera, deben ser prescritos por profesionales de la salud, quienes, tras realizar los exámenes correspondientes, determinan si la condición de cada persona permite su consumo y a partir de allí poder establecer la dosis requerida.
Conocer qué enfermedades tiene o ha tenido un individuo es determinante para poder hacer una buena prescripción. «Una persona que tenga problemas de cálculos renales, cálculos biliares, que sea diabético, que tenga algún problema renal o de hígado, probablemente no puede tomar proteína o creatina —por lo menos no sin supervisión médica— porque podría afectar o complicar esa condición», detalló Kammerer López.
Quemadores de grasa, preentrenamientos, bebidas energizantes, aminoácidos de cadena ramificada —BCAA, por sus siglas en inglés—, proteínas y creatinas son los suplementos que más usan quienes van al gimnasio o han establecido una rutina constante de entrenamiento físico. Sin embargo, entre tantas alternativas los únicos que cuentan con un sustento científico sobre su eficacia son la proteína y la creatina.
Una vez un profesional en nutrición ha recomendado el consumo de proteína o creatina como parte del plan de alimentación y entrenamiento, surge una nueva inquietud: ¿cómo elegir entre tantas opciones disponibles en el mercado? La oferta es amplia y variada, por lo que es fundamental saber qué buscar en un suplemento y cómo verificar que realmente sea seguro y eficaz.
«Lo primero es indagar por el laboratorio que lo fabrica, que cuente con confianza y credibilidad. De ahí en adelante revisar que exista un muy buen etiquetado que indique con claridad los ingredientes que lo componen, que se lea explícitamente que se trata de un suplemento alimenticio, que informe las dosis y el modo de preparación, pero, sobre todo, se debe verificar el nivel de evidencia científica que tiene ese suplemento», explicó Kammerer López.
Clasificación de suplementos según el Instituto Australiano del Deporte:
- Grupo A: Eficacia comprobada. Ej: proteína, creatina, cafeína.
- Grupo B: Evidencia prometedora, pero limitada. Uso bajo supervisión.
- Grupo C: Sin respaldo científico suficiente. No recomendados.
- Grupo D: Prohibidos o con alto riesgo de dopaje. Riesgo sanitario.
Cabe anotar que, en el caso de Colombia, es importante verificar que el producto que se va a consumir cuente con el debido registro ante el Invima, lo cual garantiza que el producto ha sido evaluado y cumple con los estándares de calidad y seguridad establecidos por la normativa vigente, pues esta entidad es la encargada de regular y controlar la fabricación, importación, comercialización, rotulado y registro sanitario de los suplementos dietarios en el país.
En el ejercicio la base es la misma: primero el diagnóstico
Realizar una evaluación física y médica debe ser el punto de partida antes de comenzar un programa de entrenamiento y alimentación. «Los beneficios del ejercicio regular son mayores que los riesgos potenciales. No obstante, se debe tener en cuenta que estos existen y que pueden ocurrir complicaciones, principalmente musculoesqueléticas y, en algunos casos, cardiovasculares, como infarto al miocardio. Por eso es tan importante que antes de empezar con un programa de entrenamiento se haga una evaluación preparticipativa, con el fin de conocer la condición física inicial de cada persona», explicó Jaime Alberto Gallo Villegas, médico especialista en medicina aplicada a la actividad física y al deporte, docente de la Facultad de Medicina de la Universidad de Antioquia y coordinador del Grupo de Investigación en Medicina Aplicada a la Actividad Física y al Deporte —Grinmade—, adscrito a la misma facultad.
Conocer el estado inicial del cuerpo, desde su condición física hasta posibles factores de riesgo, permite trazar objetivos realistas y alcanzarlos de manera segura. Cada cuerpo es distinto, por lo tanto, cada plan de ejercicio y alimentación debe ser individualizado y diseñado según las necesidades, capacidades y metas de cada persona.
De acuerdo con Gallo Villegas, omitir estas evaluaciones previas implica desconocer condiciones biomecánicas particulares que pueden tener un impacto significativo en la práctica del ejercicio. Iniciar un programa de entrenamiento sin tenerlas en cuenta incrementa el riesgo de sufrir manifestaciones osteomusculares como tendinitis, inflamación de los tendones por sobrecarga y lesiones musculares más complejas, como desgarros.
«Como especialistas en medicina de la actividad física y el deporte, antes de prescribir un programa de ejercicio orientado a mejorar la condición física, realizamos una evaluación integral del sistema osteomuscular, analizamos la condición cardiorrespiratoria e identificamos posibles factores de riesgo. Todo esto nos permite diseñar una prescripción más individualizada, acorde con las características de cada persona. En muchos casos, por ejemplo, usamos la frecuencia cardíaca como indicador para establecer la intensidad y el volumen del entrenamiento», explicó Gallo Villegas.
Tanto Jaime Alberto Gallo Villegas como Maximiliano Kammerer López coinciden en que el punto de partida para adoptar hábitos de vida saludables debe ser, sin excepción, la consulta con profesionales de la salud. Solo a partir de una evaluación médica y nutricional individual es posible conocer el estado inicial del cuerpo, identificar las capacidades físicas, detectar posibles riesgos y establecer los requerimientos específicos de cada persona. De esta manera, se podrán diseñar planes de entrenamiento, alimentación y, si es el caso, suplementación, que sean seguros, efectivos y verdaderamente orientados al bienestar
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