Torre: monumento a la ruina
Torre: monumento a la ruina
Torre, una escultura a partir de vestigios urbanos, hace alusión al simbólico y derribado edificio Mónaco. Su creador, el artista Fredy Alzate, la instaló en la Ciudad Universitaria como dispositivo de memoria y reflexión crítica sobre los contrastes del pasado del narcotráfico en Medellín.
Foto: Juan Pablo Hernández Sánchez.
Fredy Alzate nunca quiso visitar el edificio Mónaco cuando este era parada obligada del «narcotour» que atraía a turistas colombianos y extranjeros. No se interesó por conocerlo hasta cuando la Alcaldía de Medellín invitó a un colectivo de artistas para pensarse una ruta de la memoria que pudiera reemplazar la del narcotráfico, días previos a la demolición del icónico edificio por parte de la administración municipal.
«Estar allí me hizo pensar en qué es lo que sostiene o soporta el mito», indicó. Sus preguntas por aquello que representó el edificio derribado y el intento por destruir el mito del narcotráfico con ese gesto de «borramiento» —la implosión se llevó a cabo el 22 de febrero del 2019— lo llevaron a crear y materializar Torre, escultura que estará ubicada en la plazoleta central del campus principal de la Universidad de Antioquia hasta mayo del 2020.
Para Alzate nada ha cambiado pese al derribamiento del edificio que construyó el narcotraficante Pablo Escobar como una lujosa residencia para su familia en la década de los ochenta. «Va a seguir siendo el lote donde estaba el edificio Mónaco». Un símbolo remanente de la cultura del narcotráfico en Medellín.
La obra escultórica de Alzate no solo refleja un frágil castillo de naipes con fragmentos de madera desvencijada, también evidencia las jerarquías sociales y cómo la arquitectura expresa las estructuras de poder.
«Estas arquitecturas efímeras me hacen pensar en un sistema social donde antes había estructuras más identificables en la sociedad, pero que hoy están diseminadas y se expresan desde el microtráfico en ejercicios de poder diversos, que este "borramiento" realmente no cambia mucho», expresó el artista plástico.
Alzate —egresado y docente de la Facultad de Artes de la Universidad de Antioquia— advirtió que el sistema social y político colombiano se caracteriza por un permanente «estado de contingencia», con una continua fragilidad, corrupción y precariedad.
La procedencia de los materiales de esta obra es heterogénea; hacen referencia a lo urbano, doméstico e industrial. El vestigio, advirtió Alzate, tiene una impronta y una memoria. Este es un signo polisémico que invoca a los imaginarios para que cada espectador de la obra valore lo que allí está emplazado. «Me gusta cuando la gente lo ve y dice: "qué bonito… pero es ruina"».
Me gusta porque así nos leemos nosotros: como una sociedad feliz, pero con cosas vergonzantes y que no queremos reconocer». Esa paradoja se encuentra también en otras de sus obras, asociadas a las dinámicas y topografías urbanas.
Para la politóloga María Ochoa Sierra, la escultura Torre «activa una memoria colectiva alrededor de un fenómeno social como el narcotráfico, frente al cual tenemos una lectura contradictoria como sociedad». Para la docente e investigadora del Instituto de Estudios Políticos de la Alma Máter, dicho fenómeno siempre se ha querido leer como un evento externo del que no queremos hacer parte, que podemos señalar u ocultar. «Pero todos tenemos una historia que contar alrededor del narcotráfico. Esta obra se erige como una torre que también nos recuerda la movilidad social ascendente que permitió el narcotráfico», señaló.