Brotes de enfermedades, entre las alertas y la respuesta a tiempo
Brotes de enfermedades, entre las alertas y la respuesta a tiempo
El incremento de enfermedades como el dengue ha generado preocupación en varios países, incluida Colombia. Sin embargo, lejos de un panorama de descuido, en realidad lo que se vive es una intensa labor de prevención, detección temprana y control. Instituciones nacionales e internacionales actúan coordinadamente para mitigar los riesgos y responder a tiempo ante cualquier alerta epidemiológica.
En el departamento del Tolima se ha registrado el brote más fuerte de fiebre amarilla en la última década en el país. Foto: Secretaría de Salud del Tolima
En 2024 se registraron 12,7 millones de casos de dengue en el continente americano, casi tres veces más que en 2023, según los datos que entregaron los países a la Organización Panamericana de la Salud —OPS—. En ese periodo, el Instituto Nacional de Salud —INS— de Colombia reportó 320 982 casos, también tres veces más que los de 2023.
A este pico de dengue se suma el incremento de fiebre amarilla en Colombia, del que se registraron 23 casos en 2024, de los cuales 13 fallecieron, mientras para mayo de 2025 iban 83 casos en el país, principalmente en el departamento de Tolima, En comparación, entre 2013 y 2023 solo se reportaron 11 casos, según las estadísticas del INS.
Mientras el dengue es trasmitido a los humanos por el zancudo Aedes aegypti, la fiebre amarilla la contagian los mosquitos Haemagogus y también los Aedes.
Estas enfermedades amenazan cada vez más a un mayor número de personas y, por eso, puede parecer que haya fallas en las políticas oficiales de salud pública. Algo similar ocurre en la actualidad con otras afecciones, sobre las que hay alertas nacionales e internacionales y sobre las cuales se amplían los detalles al final de este informe.
Sin embargo, investigadores de la Universidad de Antioquia, así como voceros de entidades oficiales y de organizaciones internacionales, consideran que, al examinar estas y otras situaciones epidemiológicas los incrementos y las alarmas se generan a tiempo y responden en el momento adecuado, según los protocolos delineados desde la Organización Mundial de la Salud —OMS— y otros organismos continentales y nacionales.
Para la fiebre amarilla, enfermedad por la cual el gobierno nacional declaró la emergencia sanitaria en todo el país, este año, hasta el domingo 20 de abril, fueron vacunadas 542 363 personas de entre 9 meses y 60 años, que se suman al más de 1 100 000 vacunados en 2024, según el Ministerio de Salud.
Respecto al dengue, se mantienen las campañas de prevención en todo el país, mediante actividades articuladas entre diferentes autoridades de salud —nacionales, regionales y locales—. En el caso de Medellín, Bello e Itagüí, la infección del mosquito Aedes aegypti con la bactería Wolbachia — gracias a una alianza entre el World Mosquito Programa, WMP, y el Programa de Estudio y Control de Enfermedades Tropicales, Pecet, de la Universidad de Antioquia— llevó a que en estos municipios se reportaran cerca de 3 000 casos, una cifra muy baja para el total de la población de estas ciudades.
El médico Carlos Alberto Rojas Arbeláez, doctor en epidemiología y profesor de la Facultad Nacional de Salud Pública de la UdeA, señaló que «es común que esto suceda, las enfermedades infecciosas que se transmiten por vectores, por insectos, tienen dinámicas cíclicas, es decir, cada cierto tiempo se registra un período en el que hay aumento en los casos».
En el mismo sentido, Guillermo Rúa Uribe, líder del grupo de Entomología Médica, de la Facultad de Medicina de la Universidad de Antioquia, aseguró que «enfermedades como la malaria o el dengue son altamente sensibles a las condiciones climáticas y por eso hay picos cada tres a cinco años».
Lo anterior quedó en evidencia en el Protocolo de vigilancia en salud pública, publicado por el Instituto Nacional de Salud —INS— de Colombia en julio de 2024, documento en el cual se asegura que «en 2023 inició una nueva fase epidémica de dengue similar a lo observado en algunos países de la región de las Américas», la cual ha durado hasta este año.
El surgimiento de estos picos se identifica gracias al monitoreo constante, que involucra centros de salud, hospitales de diverso nivel y entidades de gobierno local, regional y nacional, que evalúan de manera permanente la cantidad y el tipo de casos de las diferentes enfermedades y los reportan a los organismos internacionales.
«Ese monitoreo, que se hace en diferentes niveles, permite saber en qué momento el número de casos de una enfermedad se va a superar y, en ese momento, se comienzan a lanzar las alertas, no antes, porque, aunque en el sistema de salud pública se trata de anticipar lo que más se puede, con las alertas siempre se debe ser muy precavido», explicó el médico Rojas Arbeláez.
Dionisia Yusti Rivas, subsecretaria de Salud Pública de la Secretaría de Salud de Antioquia, manifestó que desde esa entidad se realizan esfuerzos permanentes en materia preventiva para disminuir el contagio de las enfermedades mencionadas y se incrementan las campañas educativas y de vacunación cuando se emiten las alertas internacionales y nacionales.
«En la actualidad estamos trabajando conjuntamente con los municipios en varias campañas, la tarea educativa más grande la hacemos para disminuir la propagación del Aedes aegypti, que no solo transmite el dengue sino también tiene el potencial de trasmitir la fiebre amarilla, y les recordamos a las personas evitar las aguas estancadas cerca o dentro de las casas, usar toldillos o repelentes de insectos, entre otras medidas», dijo la funcionaria.
Agregó que también se adelantan campañas de vacunación, en especial contra la fiebre amarilla —de la que solo se requiere una dosis— en zonas portuarias y aeroportuarias, para prevenir la llegada al departamento del actual brote en el país, que tiene su principal foco en Tolima.
Factores que explican la expansión
Larvas de mosquitos Aedes aegypti criados en el Pecet de la UdeA e infectados con la bacteria Wolbachia, para impedir la transmisión del dengue. Foto: Dirección de Comunicaciones UdeA / Alejandra Uribe F.
En 2023, en un seminario realizado por la Organización Panamericana de la Salud —OPS—, una de las conclusiones fue que el cambio climático y el crecimiento poco planificado de las ciudades son factores que han favorecido la aparición de enfermedades como dengue y chikunguña, como ocurre en zonas más al norte de Florida, en Estados Unidos, en países como Italia o España, o en regiones del cono sur de América, por debajo de la línea de trópico.
A lo anterior se debe sumar el hecho de que en muchas ciudades y municipios no se ha estratificado el riesgo de contagio mediante la identificación de los hot spots, es decir, los focos más fuertes de contagio, algo recomendado tanto por la OPS como por la OMS.
Dentro de las recomendaciones de la OPS a los países también se encuentran: reforzar las medidas de control vectorial, fortalecer la capacidad diagnóstica en los sistemas de salud, asegurar atención temprana y adecuada a los pacientes para prevenir complicaciones graves, mantener campañas de educación pública para reducir la exposición a los mosquitos transmisores del virus y eliminar los criaderos o los lugares potenciales de incubación del mosquito
Aunque se sepa que en este momento países como Brasil, Colombia o Perú tienen reportados la mayoría de los casos de las Américas, con los centros urbanos de esos países la claridad sobre los hot spots no es tanta. «Como no se tienen identificadas cuáles son las zonas de mayor transmisión, las autoridades actúan en estos casos con acciones de respuesta a la enfermedad, no de prevención, y por eso podemos decir que somos más reactivos que proactivos», aseguró el médico Guillermo Rúa Uribe.
El experto señaló también que, pese a que sabemos que estas enfermedades se relacionan con el clima, no se han hecho suficientes estudios orientados a establecer cómo funciona esa relación, para buscar alternativas al control de los vectores.
Rúa Uribe también destacó que desde muchas entidades de salud locales se trabaja sin mayor información científica y eso lleva a acciones de respuesta más que a campañas preventivas. «Es necesario que haya una mejor relación entre esos organismos y la academia, para que esta les ayude a comprender el mecanismo de transmisión, para hacer bien la tarea de combatir estas enfermedades», enfatizó.
Las cifras de algunas enfermedades
Dengue, fiebre amarilla, sarampión e influenza aviar son algunas enfermedades sobre las que las autoridades sanitarias del país se encuentran más vigilantes en este momento, debido a las alertas epidemiológicas lanzadas desde enero de este año por la Organización Mundial de la Salud —OMS—, en especial en el continente americano.
Según el boletín epidemiológico del Instituto Nacional de Salud —INS—, hasta la primera semana de mayo de 2025 se registraron 58 800 casos nuevos de dengue en el país, con una incidencia de 142,6 casos por 100 000 habitantes.
Sobre la fiebre amarilla, hasta comienzos de mayo se habían confirmado 83 casos solo en 2025, de los cuales 25 fallecieron. Para el sarampión, la alerta de la OMS se hizo el 28 de febrero de 2025, tras el reporte de 268 personas infectadas en el continente americano —considerado libre de la enfermedad hasta 2024—, con 164 casos confirmados en Estados Unidos, 96 en Canadá y de a cuatro en México y Argentina. En Colombia, hasta mediados de marzo, no había casos confirmados, aunque sí algunos sospechosos.
En cuanto a la influenza aviar — subtipo H5N1—, la OMS reportó 4 713 brotes animales en 19 países americanos, no solo en aves, sino también en mamíferos, entre 2022 y comienzos de marzo de 2025. En el mismo periodo se registraron 74 infecciones a humanos, 71 de ellas en Estados Unidos. En Colombia se reportaron, en el mismo periodo, 71 brotes, todos en aves, tanto silvestres como de corral.