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Editorial UdeA en la Filbo

25/04/2017
Por: Carlos Vásquez, director Editorial Universidad de Antioquia

La Editorial Universidad de Antioquia participa en la Filbo 2017 con una oferta de cerca de 200 títulos entre los que se encuentran 30 novedades, las cuales expresan la diversidad de nuestro catálogo, recorriendo diversos gustos e intereses en áreas como: ciencias de la salud, ciencias sociales y humanas, ciencia y tecnología y, artes y literatura.

Leer y escribir: simple y sencillo, a eso venimos a la Universidad. También ella es un libro, uno que se escribe, a muchas manos un día y otro. De esa sencillez se desprenden muchas vertientes. Por ejemplo, sabemos de eso si lo experimentamos, cada cual lo vivencia a su modo. En un punto, esas múltiples experiencias no son confundibles. Y al mismo tiempo, es su singularidad la que provoca y atiza su llama. Y hay, a partir del leer y escribir, preguntas que se desgajan: ¿qué es leer? ¿Qué se lee y cómo? En últimas, ¿quién lee? Como digo, esas preguntas existen si se encarnan, de lo contrario son hojas huecas. Pues la Universidad lee muchas cosas, todo es letras en ella. Y lee de diversas maneras. Y crea, inventa, diversos tipos de lector. Ese es su hacer, su práctica.

La universidad es un laboratorio de lectura. De allí se desprenden sus frutos más propios: la creación de conocimientos, la difusión de saberes, la conservación de tradiciones. Pero, me temo, hay algo que siempre se escapa. Un cierto atributo de la lectura–escritura que no se deja reducir a un conjunto de formas. Y decimos, el don de la lectura es la libertad, el de la escritura, el rigor que se resiste a ser medido. Leer y escribir: uno se pregunta por eso, la universidad se sofistica, se convierte en un espacio sin igual, extraño y a la vez extraordinario. El que lee va solo, aunque se lea por antonomasia en pareja. El que escribe, a su vez, está habitado por muchos.

Reúne en él a los que fueron y a los que serán. La escritura congrega. En ella se encuentran los que ya no están y los que a lo mejor un día vendrán. Al escribir se vence, en los tiempos de la improbabilidad, el acecho de la muerte. La escritura salva, recupera, retiene. A la vez la lectura, en la soledad de un oído y unas manos, hace eco a esa brisa que, en contra de tanta tozudez, neutraliza al poder y ridiculiza a la muerte.

Hay asuntos adicionales: ¿Acaso la universidad sí lee? Contra toda apariencia no deja de hacerlo. Una sola persona es la universidad. Nunca ni en ninguna parte la soledad es más pródiga. La lectura es la hospitalidad insurgente de los que no tienen lugar. ¿Acaso se ha valorado lo suficiente la energía liberadora de la lectura? Un lector no se deja engañar. Es ingenuo en su invulnerabilidad. Un lector es la vulnerabilidad en persona. Invulnerable–vulnerable. Por eso conmueve tanto, hay un círculo mágico protegiendo a cada lector. Una atmósfera de inviolable silencio.

La universidad es el lugar del silencio meditado, el callar hablado, la voz sin voz de la insistente persona. Uno viene a la universidad a vivir en paz. Que nos dejen en paz. Uno antepone un círculo de aire entre la displicencia y la inteligencia. Leer es algo de todos. Escribir casi nadie lo hace, casi siempre el que escribe lee o se lee. Pero leer sí es de todos. Cada uno es todos. En cada uno no hay todo ni idea de nada. Pues cuando uno lee el tiempo se va, se borra, resulta irrisorio. La universidad es una sociedad de lectores aunque eso no le complazca ni le sirva ni le convenga a la sociedad.

La Editorial Universidad de Antioquia será la representante de la Universidad en el aniversario número 30 de la Feria Internacional del Libro de Bogotá (Corferias, Pabellón 3, Nivel 2, Estand 548A) que tendrá lugar entre el 25 de abril al 8 de mayo de 2017. Los visitantes al estand podrán contar con una oferta de más de 280 títulos del sello Editorial, además de una muestra de las publicaciones de algunas de las unidades académicas de la Universidad, de la Corporación para Investigaciones Biológicas —CIB— y de la Fundación San Vicente de Paúl, así como de los suvenires de la Tienda Universitaria.

La vinculación de la Universidad a esta nueva edición de la Feria del Libro de Bogotá, la más importante del país y una de las más importantes de Latinoamérica, incluirá la realización de actividades académicas como la  presentación de títulos novedades del sello Editorial, así:

Antología personal. Conversación entre las poetas Maruja Vieira, autora del libro, y Piedad Bonnett el jueves 4 de mayo de 2017 a las 4:00 p.m. 

Más que Juan Mosca. Fernando Garavito, escritor y hereje. Conversación entre el autor, Édison Marulanda Peña, la periodista Maryluz Vallejo Mejía y el historiador Ricardo Sánchez Ángel el viernes 5 de mayo de 2017, a las 7:00 p.m. 

40 poemas. La poeta Piedad Bonnett, autora del libro y el poeta Carlos Vásquez conversarán el sábado 6 de mayo de 2017 a las 2:00 p.m.

Libros de feria

Hay un carácter festivo en toda lectura: el tiempo regular se retrae. El hombre que lee entra en una suspensión. La gravedad de existir da paso a la ingravidez de vivir. Leer es un goce. La facilidad de las acciones previsibles se interrumpe, la lectura da pasos en la incertidumbre. Allí todo se contrae, se expande.

La lectura es oscilación. Fluye, avanza, se abre camino, se cierra sobre sí misma. Ella es continua en su erupción, discontinua en el placer que da, en el dolor que de ella se desprende. Ese dolor es el deslumbramiento. Uno se desconoce cuando lee. Desaparece en el goce, se inmola en la tragedia de perder la persona. La tragedia, como sabemos, es fiesta. Leyendo uno se sacrifica, da a ver su yerro y su temeridad.

La lectura lo hace a uno superior. En una jerarquía sin mando. Uno está por encima, sin nadie debajo, en un arriba que es el del salto. Vuelve a caer para volver a saltar. De caída en caída, en alegría pensativa. Con un talante discreto, el lector celebra su triunfo sobre el tiempo servidor. El servilismo de la vida regular fatiga. Uno se mira en los oficios que padece. Se reconoce en ellos. Leer es al contrario desaparecer. Duele, es un mudar de piel.

La lectura procura entretenimiento en un sentido desgarrador: dejo de ser alguien, me entretengo con alguien, tengo con él lo que llevo, aquello que no es nada, de nadie, ese entretenimiento es lo abismal. Por eso la lectura es un juego y si bien uno lee solo, ese acto supone comunicación, abre y lleva la comunidad soberana de quienes no tienen comunidad (Bataille). Eso hace de ella un acto marginal. Cuando uno lee se margina, se aparta, se pone en los márgenes. Es de suponer que eso mismo es lo que pasa en las fiestas. Las ferias abren una brecha por las que el hombre se aparta, traspasa un límite. El contrario de las ferias es el fetiche. El libro no es un fetiche. No simboliza nada, todo libro es una cosa, nunca un objeto. Por eso los libros no debieran tasarse y si fuéramos consecuentes deberían quemar el dinero. El fuego no puede con los libros, con el dinero sí.

La Editorial de la Universidad está de feria. La Universidad se suspende y piensa, no sin deleite y espíritu de riesgo, que toda ella se aparta con sus libros hacia ese territorio sin cauce ni amo que es la lectura, morosa, ociosa, desdichada y feliz.

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