Eljach, la jugada maestra de Petro
Eljach, la jugada maestra de Petro
«Al aceptar la postulación del presidente, tras fracasar en su intento de obtener la nominación de la Corte Suprema, se evidencian dos cosas; primero, que Eljach estaba dispuesto a ganar; y segundo, que Petro no estaba dispuesto a perder ante Vargas Lleras. Quien ya demostró que tiene la capacidad de utilizar a los entes de control como policía política. Con Eljach la Procuraduría no se convertirá en aquella «gran fiscalía anticorrupción» que el Petro candidato prometió en campaña, para nada, seguirá siendo lo que es, una entidad cuestionada, de la que se duda de su necesidad».
No tiene sentido insistir en lo que ya se ha dicho, y sí, estoy completamente de acuerdo con la postulación de Gregorio Eljach en la terna para la Procuraduría, el presidente traicionó el perfil de líder antiestablishment que construyó en sus años de férrea oposición, pero en honor a la verdad: tampoco es la primera vez que lo hace. Basta recordar que en el 2014 apoyó decididamente la reelección de Juan Manuel Santos, y en el 2022 —convencido de que la tercera sería la vencida— profundizó su giro pragmático al establecer alianzas con algunos de los sectores más rancios de la clase política. Solo así fue posible que obtuviera la victoria en la segunda vuelta.
Con la postulación de Eljach, un operador político de bajo perfil pero de altísima efectividad entre los políticos, Petro volvió a aquel redil de pragmatismo exacerbado, porque el objetivo desde el primer momento se fijó en ganar; en ganarle a Vargas Lleras —que con Germán Varón Cotrino y Juan Felipe Henao logró poner sus fichas en la terna—; en ganarle a los sectores más recalcitrantes del uribismo —que ya se venían preparando para elegir a un procurador de la estripe de Margarita Cabello—; en ganarle a un potencial opositor con agenda propia que estaría más empeñado en torpedearle el resto del mandato.
Y lo logró, porque con Eljach garantizó una victoria arrolladora y no le entregó el «coco» de la Procuraduría a sus adversarios.
Pero Eljach no solo fue el candidato de Petro, puesto que a lo largo de su trayectoria se ha convertido en una bisagra entre la clase política tradicional, no es un hombre con afanes ideológicos y con todos se entiende. En su rol como secretario del Senado no solo debió velar por más de una década por la validez procedimental del trámite legislativo; además, por sus manos pasaron asuntos tan domésticos como la asignación de las oficinas del Capitolio. Y ese fue un trabajo que seguramente hizo muy bien, porque periodo tras periodo fue renovado en el cargo sin mayor confrontación.
Ahora bien, al aceptar la postulación del presidente, tras fracasar en su intento de obtener la nominación de la Corte Suprema, se evidencian dos cosas; primero, que Eljach estaba dispuesto a ganar; y segundo, que Petro no estaba dispuesto a perder ante Vargas Lleras. Quien ya demostró que tiene la capacidad de utilizar a los entes de control como policía política. Con Eljach la Procuraduría no se convertirá en aquella «gran fiscalía anticorrupción» que el Petro candidato prometió en campaña, para nada, seguirá siendo lo que es, una entidad cuestionada, de la que se duda de su necesidad; eso sí, muy poderosa en términos burocráticos y apetecida por los políticos de todos los colores.
Y no solo por los tradicionales, porque la demora fue que Petro anunciara a Eljach como su candidato —dejando de lado un proceso meritocrático ampliamente publicitado—, para que todos los sectores del Pacto Histórico salieran en gavilla a respaldar dicha postulación. Con Eljach ganan así no sea de su entraña ideológica, y lo más importante, así evitan que la Procuraduría pase del clan Char —con el cual la procuradora Cabello se ha caracterizado por su extrema benevolencia— al bolsillo siniestro de Vargas Lleras. Quien anda en consultas con asesores internacionales para ambientar una nueva aspiración presidencial. ¡Porque el coscorrón vuelve al ruedo!
Habrá que ver si Eljach es leal a la confianza del presidente, o si convierte su estadía en una entidad muy poderosa y mediática, en altavoz de alguna aspiración presidencial, o si le «pica el bicho de la política» y la utiliza para autopromocionarse. Por el momento, es claro que se la debe a Petro, aunque solo con la votación del Pacto Histórico no garantizó el cargo, de ahí que se haya convertido en un procurador alzado en hombros por los sectores alternativos y tradicionales. No lo pongo en duda: ¡Un ejemplo práctico del gran Acuerdo Nacional!
Por donde se le mire fue una jugada maestra, que seguramente ni el mismo Vargas Lleras se esperaba, pero que tampoco estoy seguro le haga demasiado ruido; total, Eljach se entiende con los políticos y de ser necesario, sabrá darle al maestro del coscorrón cierta dosis de consuelo.
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