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Sociedad

El monitoreo de la lluvia, clave en la gestión del riesgo de desastres 

14/06/2024
Por: Luisa María Gómez Peláez. Investigadora y coordinadora G-LIMA

Este ejercicio se ha consolidado en lugares vulnerables del departamento mediante el Sistema de Alerta y Monitoreo de Antioquia —Sama—, proceso que salva vidas a través de la instrumentación de ríos y quebradas, el fortalecimiento institucional y comunitario y la generación de conocimiento sobre las condiciones locales de riesgo.  

 


Fuente hídrica del Urabá antioqueño instrumentada por SAMA para medir en tiempo real su nivel. Foto: cortesía. 

Preguntarnos si va o no a llover tal vez parezca un interrogante trivial que solo nos permite anticiparnos y elegir las actividades que haremos en el día, la ropa adecuada, el medio de transporte que usaremos o si cargar o no la sombrilla. Pero para muchas personas monitorear la lluvia se convierte en un mecanismo de defensa y hasta de supervivencia. En su condición de riesgo, amenaza y vulnerabilidad, es una herramienta que les ayuda a prepararse, alistar sus elementos personales, salvaguardar sus objetos de valor y proteger sus vidas, la de sus familias y mascotas. 

La lluvia puede desencadenar eventos como avenidas torrenciales, crecientes súbitas de ríos y quebradas, inundaciones, movimientos en masa y deslizamientos. Sin embargo, aunque las altas y frecuentes precipitaciones son una condición necesaria, no resulta suficiente para que se generen estos escenarios, ya que su probabilidad de ocurrencia involucra características topográficas, hídricas y modos de ocupación del suelo, entre otros aspectos. Es por esto por lo que el monitoreo de la lluvia, el conocimiento del territorio y la evaluación continua de los detonantes son el primer eslabón en la gestión del riesgo de desastres. 

En el departamento, a través del Sistema de Alerta y Monitoreo de Antioquia —Sama—, el Dagran y la Universidad de Antioquia, representada por el Grupo G-LIMA de la Facultad de Ingeniería, vienen realizando desde 2021 el monitoreo en tiempo real de la lluvia y los niveles de ríos y las quebradas en 36 municipios, mediante la operación de una red hidrometeorológica compuesta por 118 instrumentos —pluviómetros que miden la lluvia, sensores de nivel que miden la altura de la lámina de agua de una corriente, estaciones meteorológicas que, además de la lluvia, monitorean el viento, la radiación, la temperatura y la humedad, cámaras que presentan una imagen instantánea del río o quebrada, y alarmas comunitarias para la activación de protocolos de alerta comunitarios—. 

Dentro del monitoreo continuo y la operación de Sama, entre el 22 de abril y el 20 de mayo de 2024 se emitieron 121 alertas rojas por tormentas extremas y 57 alertas rojas por el posible desbordamiento de ríos y quebradas (véanse detalles subregionales en el gráfico). De estas, 2 resultaron en inundaciones en Turbo y San Carlos, y una desencadenó en una avenida torrencial en Montebello. La alerta temprana que se realizó desde Sama a las comunidades y Consejos Municipales de Gestión del Riesgo de Desastres —CMGRD— les permitió activar protocolos de actuación que redujeron el riesgo de desastres.  

Es así como el monitoreo de la lluvia representa un gran avance en el proceso de conocimiento del riesgo en Antioquia, departamento que históricamente, como muchos otros, había enfocado sus esfuerzos y recursos en la atención y el manejo de desastres (maquinaria amarilla, ayudas humanitarias, etc.), pero que entendió que la preparación anticipada y el conocimiento de las condiciones de riesgo salvan vidas, protegen la integridad de las comunidades más vulnerables y optimizan los recursos institucionales, estructurales y financieros de las autoridades locales y gubernamentales. 

Proyecciones de lluvia en Antioquia para los próximos meses 
 

El Ideam anunció recientemente la transición del Fenómeno de El Niño a La Niña con una fase neutral muy corta para junio y el inicio de La Niña (moderada) en el trimestre julio-agosto-septiembre, con una probabilidad del 69 %. En términos simples, El Niño es la fase cálida del fenómeno global Enos (El Niño Oscilación del Sur), mientras que La Niña es la fase fría. Este fenómeno se produce por cambios en la temperatura del océano Pacífico tropical que se acoplan con la atmósfera y generan debilitamiento de los vientos alisios (en el caso de El Niño) o fortalecimiento de los mismos (en el caso de La Niña). Para gran parte de Colombia implica una disminución de la lluvia en el primer caso y un aumento en el segundo. 

¿Pero por qué si hoy estamos bajo la influencia del Fenómeno de El Niño, se han presentado altas precipitaciones en Colombia? El Niño alcanzó su pico máximo en diciembre de 2023 y desde entonces ha ido debilitándose. Adicional a eso, el régimen de lluvias también está condicionado por otros fenómenos de escala global, el paso de ondas, perturbaciones tropicales y condiciones locales de la atmósfera. El régimen de lluvias en gran parte del país tiene dos temporadas: la primera entre marzo y mayo y la segunda entre septiembre y noviembre. Teniendo en cuenta la posible ocurrencia de La Niña para el segundo semestre del año y la posible llegada de ciclones tropicales al país, se prevé que la segunda temporada de lluvias se intensifique. 

Por esta razón, es urgente prepararse ante eventos de precipitación y posibles escenarios de riesgo de desastres para Antioquia, mediante el fortalecimiento institucional y comunitario de los procesos de la gestión del riesgo de desastres: conocimiento, reducción y manejo. No obstante, los eventos extremos pueden ocurrir en cualquier época del año, más aún en un contexto de cambio climático. Por ello, la preparación para la respuesta ante el riesgo de desastres debe fortalecerse en todo el territorio.  

Los sistemas de alerta y monitoreo han demostrado ser un gran camino, pero su efectividad y sostenibilidad depende de la incorporación de procesos participativos en los que la sabiduría de quienes están expuestos a eventos amenazantes haga sinergia con los conocimientos técnicos. Por otro lado, además de alertar sobre las condiciones de un evento de lluvia o escenario de riesgo, los sistemas deben proveer información de calidad para construir series históricas de precipitación y caudales de las cuencas hídricas, que mejoren y validen los umbrales y valores típicos de cada territorio. 

La gestión del riesgo de desastres la hacemos todos desde casa, a partir del conocimiento de las condiciones que nos hacen vulnerables.  

Contexto  

El riesgo de desastres es la combinación de la amenaza y la vulnerabilidad. Por su parte, la gestión del riesgo de desastres es, ante todo, un proceso social corresponsable definido desde la Ley 1523 de 2012, que promueve en Colombia el conocimiento del riesgo, la reducción del riesgo y el manejo de los desastres.  

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