Vacuna contra la malaria en niños, hito histórico en la salud pública mundial
Vacuna contra la malaria en niños, hito histórico en la salud pública mundial
«... La vacuna contra la malaria, un suceso científico y humano, tiene el potencial de salvar miles de vidas que contribuirá al desarrollo económico y social de las zonas más desfavorecidas, pobres y subdesarrolladas del planeta, y por tanto, se convierte en un rayo de esperanza para la protección de los niños de zonas endémicas y una luz para que lleguen a la adultez sanos...»
Tener una vacuna contra el paludismo ha sido un anhelo de la humanidad hace décadas y desde que se presentó el primer ensayo clínico en 1946 se han llevado a cabo más de un cien posibles inmunizaciones para las cuatro tipos de protozoos que causan la malaria. El 6 de octubre de 2021, 75 años después, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomendó la primera vacuna para uso generalizado en niños en riesgo, vacuna RTS, S / AS01, registrada bajo la denominación comercial Mosquirix por GlaxoSmithKline (GSK), es la primera vacuna desarrollada y aprobada contra un parásito en humanos y, hasta la fecha, la única vacuna capaz de reducir el paludismo en el Mundo entre la población infantil.
La transmisión horizontal del parásito en el medio llega a la sangre humana a través de la picadura de los mosquitos Anopheles hembra, luego de una fase hepática, invade los glóbulos rojos o eritrocitos, se reproduce y causa alta fiebre intermitentes, el síntoma más típico del paludismo. El parásito tiene un ciclo vital muy complejo, mucho más que el de un virus o una bacteria. Antes de entrar al eritocito pasa por muchas etapas. Por eso las vacunas que se han estado diseñando se dirigen a una fase concreta de proceso evolutivo parasitario.
La vacuna RTS,S concretamente está dirigida a la fase preeritrocítica del Plasmodium falciparum. Se basa en una proteína de fusión recombinante del polipétido RTS del protozoo con el antígeno de superficie (S) del virus de la hepatitis B (HBsAg) expresada en el Saccharomyces cerevisiae (Hongos unicelulares de la levadura de cerveza) para adoptar la conformación de partículas similares a los virus.
También incluye el adyuvante AS01e. una sustancia que se añade a una vacuna para potenciar la respuesta inmunológica de la proteína RTS, que actúa como un antígeno o sustancia que induce la respuesta inmune. La vacuna actúa en el momento en que el parásito penetra en el cuerpo humano a través de la picadura del mosquito e impide la evolución de su ciclo vital en el organismo.
Hay otra vacuna, la R21 que en fase III de desarrollo y elaborada por la Universidad de Oxford y la farmacéutica AstraZeneca, se asemeja a la RTS, S de GSK; las dos incluyen una proteína que el propio parásito secreta en esta etapa de su ciclo de vida, y con ella se intenta estimular una respuesta de anticuerpos; entre las diferencias entre una y otra, la primera es que la R21 incluye una concentración mayor de la mencionada proteína.
El ensayo clínico con sus tres fases se llevaron a cabo en 30 años de investigación. La vacuna se inventó y desarrolló en los laboratorios de la sede central de GSK Biologicals, en Bélgica, a finales de los años ochenta en asocio con la OMS, UNICEF, una red de centros de investigación africanos, Instituto de Investigación del Ejército Walter Reed y la Iniciativa por la Vacuna de la Malaria (MVI) de PATH de EE.UU, una institución sin ánimo de lucro.
También tuvo el apoyo económico de la Fundación Bill & Melinda Gates, GAVI (Alianza mundial de la vacunación), the Vaccine Alliance, Global Fund to Fight AIDS, Tuberculosis and Malaria y Unitaid proporcionaron también financiación del proyecto; al igual que el Centro de Salud de Manhiça (Mozambique), Agencia Española de Cooperación Internacional al Desarrollo, AECID, y del Instituto de Salud Global de Barcelona, ISGlobal.
En octubre de 2011 el estudio se desarrolló en dos grupos de edad: niños de 6 a 12 semanas de edad y niños de 5 a 17 meses para observar la efectividad de la vacuna. Inicialmente los resultados publicados hicieron referencia a la prevención de la malaria grave en ambos grupos y la prevención de la malaria clínica registró mayor eficacia sólo en el grupo de mayor edad. La menor respuesta inmune en el grupo de menor edad puede explicarlo el paso de anticuerpos transplacentarios de la madre al niño que pueden durar hasta los tres primeros meses de vida e interferir con la respuesta inmune.
En octubre de 2015, el Strategic Advisory Group of Experts (SAGE) recomendó poner en marcha un estudio piloto en un contexto de vacunación universal en tres países de África subsahariana: Kenia, Malaui y Ghana; para el 2019 se introdujeron en éstos países la vacuna antipalúdica en los esquemas de vacunación del Programa Ampliado de Inmunización (PAI) y la evidencia mostró que se podía administrar de manera efectiva a través de ésta plataforma de inmunización infantil de uso sistemático.
Los ensayos clínicos realizados han puesto de manifiesto que la vacuna previene aproximadamente cuatro de cada diez casos de paludismo clínico (40%) y tres de cada diez (30%) casos de paludismo grave potencialmente mortal, una protección mucho menor que las vacunas de otras enfermedades para las que se utilizan estos biológicos.
El estudio demostró que la vacuna proporciona protección parcial contra el paludismo en niños pequeños; y aunque tiene una efectividad moderada, dadas la elevada incidencia y mortalidad del paludismo en el mundo, es un medio preventivo de primera jerarquía ante la carencia de alternativas totalmente eficaces.
La OMS recomienda la vacuna contra la malaria administrarse en un calendario de 4 dosis en niños a partir de los 5 meses de edad; las tres primeras entre los 5 y los 9 meses de edad, y la última a los 2 años. La vacuna actúa únicamente contra Plasmodium falciparum y no contra los otros tres tipos causantes de paludismo humano, P. vivax, P. malaria y P. ovale.
De los cuatro tipos el P. falciparum es el parásito de la malaria más mortal a nivel mundial. Se presentan anualmente a nivel global 200 millones de casos de malaria y 410 mil muertes, de los cuales 260 mil (63%) corresponden a niños menores de cinco años, El continente africano sufre la gran mayoría (94%) de los casos y de las muertes.
Con la experiencia y desenlaces obtenidos recomiendan no sólo su aplicación en el continente africano, sino también en otras regiones con transmisión de moderada a alta por P. falciparum para mejorar la salud y la mortalidad infantil.
Dado que su eficacia es parcial, la vacuna complementará el control de la malaria y no reemplazará otras medidas preventivas como los mosquiteros impregnadas con insecticidas, la fumigación en interiores, enfoques de quimio-prevención, el diagnóstico y el tratamiento oportuno recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
La vacuna no será una medida de prevención de la malaria en viajeros, solamente se destinará donde la malaria es endémica para prevenir la enfermedad en los niños.
De acuerdo con los contextos locales vendrán toma de decisiones de los países sobre la adopción de la vacuna como parte de las estrategias nacionales de control de la malaria en compañía de la financiación de la comunidad sanitaria mundial para una implementación más amplia en países endémicos de paludismo.
El parásito del paludismo tiene 5.300 genes y, más de 30 millones de años de antigüedad, y por consiguiente, muchísimas cepas. Ello ha conllevado a que Plasmodium sea un patógeno de naturaleza complicada con muchos mecanismos de evasión al sistema inmune y a qué el avance de las vacunas sea lento.
La OMS tiene el objetivo de poseer una vacuna capaz de alcanzar más del 75% de efectividad antes de 2030, a través de un biológico con buena inmunogenicidad (si genera una respuesta inmunitaria en el grupo humano objetivo) y buena eficacia (cuánto logra reducir la enfermedad). Por su parte, las Naciones Unidas también tienen el objetivo de reducir el paludismo 90% para el 2030.
Los diferentes científicos y autoridades de la comunidad internacional insisten en que hay necesidad de seguir investigando y una mayor inversión para el control de la enfermedad infecciosa.
La vacuna contra la malaria, un suceso científico y humano, tiene el potencial de salvar miles de vidas que contribuirá al desarrollo económico y social de las zonas más desfavorecidas, pobres y subdesarrolladas del planeta, y por tanto, se convierte en un rayo de esperanza para la protección de los niños de zonas endémicas y una luz para que lleguen a la adultez sanos.
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Bibliografía
https://www.who.int/news-room/q-a-detail/q-a-on-rts-s-malaria-vaccine
https://vacunasaep.org/profesionales/noticias/paludismo-primera-campa%C3%B1a-vacunacion-RTSS
Didierlaurent AM, Laupèze B, Di Pasquale A et al, Adjuvant system AS01: helping to overcome the challenges of modern vaccines, Expert Review of Vaccines. Expert Rev Vaccines. 2017;16(1):55-63
Seo, M.K., Baker, P. & Ngo, K.NL. Cost-effectiveness analysis of vaccinating children in Malawi with RTS,S vaccines in comparison with long-lasting insecticide-treated nets. Malar J 13, 66 (2014)Lancet Infect Dis. 2019;19(6):559).
Malaria vaccination: a major milestones. Editorial. Lancet Infect Dis. 2019;19(6):559
Notas:
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