Z7_89C21A40L06460A6P4572G3304
Clic aquí para ir a la página gov.co
EN ES
Emisora UdeA
Z7_89C21A40L06460A6P4572G3305
Z7_89C21A40L06460A6P4572G3307
UdeA Noticias
Z7_89C21A40L06460A6P4572G3386
Opinión

Corrupción: ¿Enfermedad, cultura o vicio?

27/03/2018
Por: Deissy Ocampo Gaviria, estudiante Instituto de Filosofía, UdeA

"...¿Y no nos cansamos de estar así, de seguir así? Desde siempre, sólo que pocos somos los que luchamos, pocos somos los que hablamos, pocos somos los que queremos que estos casos no queden impunes..."

¿Podemos saber realmente de dónde provienen los actos corruptos? Podemos saber cuándo, dónde, cómo y en qué circunstancias actuaron los sujetos implicados en el momento de cometer estos actos, pero no por qué. 

Primero definamos qué es corrupción desde la política: esta consiste en un mal uso del poder de manera sistemática por determinados mandatarios para obtener ventajas ilegales. Es un acto que nos implica a todos, a los actores como culpables –mandatarios de cargos mayores- y a nosotros –la sociedad- como víctimas quedando como consecuencia la distorsión de nuestra confianza como ciudadanos, puesto que con su gran poder actúan sólo a beneficio de ellos, robando, quitando y repartiendo entre sus cómplices lo que se supone que debería ser destinado e invertido en ámbitos colectivos importantes como la educación o el mejoramiento de ciertas ciudades, incluso con cargos que asignan a personas conocidas o familiares aunque no tienen los títulos necesarios ni la experiencia para tenerlos. Increíble pero hay que creerlo, y aquí es dónde nos preguntamos: ¿Es la corrupción algún tipo de enfermedad, de cultura o de vicio?

¿Enfermedad? ¡Hasta pandémica! ¿Cómo es posible que no sean sólo los sujetos de nuestro país los implicados en los casos que salen a la luz? Políticos y empresarios de otros países al final resultan metidos de igual forma dentro del meollo del caso nacional, ya sean como cómplices o principales cabecillas. ¿Existe alguna cura para esta enfermedad? Es posiblemente incurable para quienes la padecen y padecieron en algún momento de su mandato, es más bien evitable para quienes apenas nacen en el mundo político o aún no la han contraído gracias a sus sistemas inmunes; también es cuestión de nosotros como pueblo el saber a quién elegir y por qué elegirlo, no sólo porque aquel dijo que lo hiciéramos o porque el partido político al cual pertenece es el “menos peor” para nosotros, ¡hay que leer! Tanto sus propuestas como su pasado en este campo. Hay que saber denunciar, no callar y no dejarse intimidar por estos sujetos.

¿Cultura? Desde cierto punto de vista lo es. Ya está tan naturalizada que cada menos tiempo y “de la nada” se revelan grandes casos de corrupción, y allí es donde cada vez nosotros como pueblo perdemos más el prestigio y la creencia por el título de un político, comienza a primar la incredulidad entre nosotros como ciudadanos. También nos acostumbra a que a nivel social no se resuelva ni se llene ninguno de los casos y los vacíos que deja el sujeto corrupto en suspenso, es como si dijéramos “es que aquel es corrupto” y ya y no intentáramos hacer nada porque se haga justicia, y cuando creemos que la habrá estos sujetos toman camino y “de la nada” quedan impunes… y vuelve y juega, y la seguimos naturalizando.

¿Vicio? ¿Alguna vez nos hemos preguntado si aquellos corruptos incurren en sus actos sólo por ocio o vicio? ¡Por supuesto! Y es que el poder puede cegar a estos sujetos a tal punto de que tomen estos actos como simple ocio, que por estar aburridos o darles cierto placer burlarse a espaldas de nosotros como pueblo los haga actuar de esa manera, y que luego como si nada hubiera pasado nos manipulan para que no volvamos a hablar de ello o lo dejemos en el olvido tranquilamente, y que igualmente los mismos de siempre, los mismos que incurrieron sean quienes veamos participando políticamente a diario, ¡qué triste!

¿Y no nos cansamos de estar así, de seguir así? Desde siempre, sólo que pocos somos los que luchamos, pocos somos los que hablamos, pocos somos los que queremos que estos casos no queden impunes, pocos somos los que queremos que nos dejen de robar y de ver la cara, pero estos pocos no podemos solos con una carga que nos conviene y nos afecta a todos en conjunto como pueblo, porque estos pocos no somos por completo el pueblo, para que todo esto pare es cuestión de unirnos y nunca callar.


Nota

Este es el espacio de opinión del Portal Universitario, destinado a columnistas que voluntariamente expresan sus posturas sobre temáticas elegidas por ellos mismos.  Las opiniones aquí expresadas pertenecen exclusivamente a los autores y no reflejan una opinión o posición institucional de la Universidad de Antioquia. Escriba y envíenos sus columnas de opinión al correo electrónico: udeanoticias@udea.edu.co.

Z7_89C21A40L06460A6P4572G3385
Z7_89C21A40L06460A6P4572G3387
Correo del contacto
[57+4] 219 50 19
Z7_89C21A40L06460A6P4572G33O4
Z7_89C21A40L06460A6P4572G33O6
Lo más popular
Z7_89C21A40L06460A6P4572G3340