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Academia Ciencia

Variaciones en el clima: El Niño 

22/08/2023
Por: Alejandro Martínez - Profesor de la Escuela Ambiental UdeA 

Entre 2023 y 2024 tendríamos un evento El Niño. Este es un fenómeno natural de variabilidad climática, en el cual hay grandes intercambios de energía entre el océano y la atmósfera. La combinación de El Niño y el cambio climático puede producir un aumento en la temperatura promedio global, además de reducción en lluvias en parte de Colombia.

A principios de junio, el Área Metropolitana del Valle de Aburrá, a través de su proyecto Siata, confirmó el inicio del fenómeno de El Niño para los diez municipios que conforman este territorio. Foto: Jonathan Guisao S. / Unsplash

El Niño es un fenómeno natural de escala global, caracterizado por un incremento en la temperatura del mar en el Pacífico tropical central, además de cambios en los vientos en la franja tropical.  

Se puede iniciar de varias formas. Un escenario posible es que las aguas superficiales del Pacífico tropical central empiezan a calentarse más de lo usual, lo cual puede debilitar los vientos sobre el océano que normalmente soplan hacia el occidente en esa región. Esta reducción en los vientos a su vez puede hacer que «la mancha» de aguas cálidas del Pacífico se mueva aún más hacia el centro y oriente. Esta manifestación describe una retroalimentación entre el océano y la atmósfera, donde un cambio en el océano —aguas más cálidas sobre el Pacífico central— puede modificar los vientos —más débiles hacia el occidente—, lo cual a su vez puede reforzar el cambio inicial sobre el océano —más aguas cálidas hacia el centro y oriente del Pacífico—.  

Cuando el Pacífico tropical central está más cálido de lo usual, y hay una interacción con una atmósfera que tiene vientos hacia el occidente más débiles, se pueden tener algunas de las condiciones necesarias para que se presente un  fenómeno de El Niño. Una combinación de condiciones sobre el Pacífico tropical más o menos opuestas también ha ocurrido en otros años, y puede asociarse a la ocurrencia  de La Niña. En realidad, ambos son parte de los extremos opuestos —aunque no completamente simétricos— de una oscilación muy importante en los estados de la atmósfera y el océano, llamada El Niño/Oscilación del Sur —o Enso, por sus siglas en inglés—.       

En forma resumida,El Niño y La Niña son fenómenos en los que las variaciones oceánicas y atmosféricas están acopladas, y generalmente producen cambios en los vientos y distribución de nubes, afectando los patrones de las lluvias sobre grandes regiones del mundo, incluyendo los trópicos. Por ejemplo, en el caso de Colombia y el norte de Suramérica, el ascenso de aire que ayuda a formar nubes y lluvias se debilita durante El Niño. En cambio, otras regiones pueden experimentar un aumento en sus lluvias, como en algunas zonas de Argentina y el sur de Estados Unidos. 

Hay años en los que dominan las condiciones El Niño, y otros años en los que tenemos La Niña. También podemos tener años neutros, cuando hay cambios solo en las condiciones oceánicas, pero no en las atmosféricas, o viceversa, o cuando ni los patrones oceánicos ni los atmosféricos se parecen a los de El Niño o La Niña. Además, no todos los eventos El Niño son iguales entre sí: algunos empiezan antes en el año —e.g. junio— y otros más tarde —e.g. octubre—; unos pueden durar pocos meses —e.g. 9— y otros más —e.g. 14—; unos pueden ser más débiles —e.g. años 2009-2010— y otros más fuertes —e.g. 2015-2016—. Además, ni El Niño ni La Niña son fenómenos estrictamente periódicos: no suceden todos los años ni se repiten exactamente cada cierto tiempo. Más bien lo que ocurre es que entre un El Niño y otro pueden pasar entre 3 y 7 años, más o menos.

El mapa muestra efectos típicos de El Niño sobre la lluvia en diferentes partes del mundo, y en diferentes meses. Por ejemplo, sobre Colombia El Niño está asociado con menos lluvias, especialmente entre diciembre y marzo.  En otras regiones se pueden tener más lluvias de lo usual, y en meses diferentes.  Este patrón no ocurre de forma exacta en todos los fenómenos El Niño. Fuente: International Research Institute for Climate and Society, IRI

Durante El Niño hay una entrega de energía desde el océano Pacífico tropical hacia la atmósfera sobre él. Luego, parte de esta energía es exportada por la atmósfera —cambios en patrones de los vientos y nubosidad— hacia otras regiones. En general, durante El Niño, se puede experimentar un incremento en la energía de la atmósfera, gran parte viniendo desde el océano, y parcialmente se puede evidenciar en un incremento en el promedio global de la temperatura del aire cerca de la superficie.  Por esta razón, la combinación de cambio climático —que tiende a aumentar la temperatura superficial promedio del planeta— y El Niño puede llevar a que, en promedio global, podamos tener varios meses más cálidos que lo usual.   

Algunos efectos en Colombia 

En el caso de Colombia —sobre todo al centro y norte— muchas veces El Niño está asociado con menos lluvias y con temperaturas más altas de lo usual. La Niña muchas veces se asocia con lo contrario: más lluvias de lo usual —como entre 2010 y 2012, o recientemente entre 2020 e inicios de 2023—. La reducción en las lluvias asociadas a El Niño 1991-1992 fue uno de los factores del racionamiento de energía y de un cambio horario de «La hora Gaviria» que se promulgaron en Colombia en 1992. Más adelante, El Niño de 1997-1998 ha sido uno de los más intensos, con graves impactos a nivel global, incluyendo condiciones muy secas sobre Colombia, y afectando a varios sectores de la economía. El Niño 2015-2016 también fue de gran intensidad —algunos incluso lo nombraron como «El Niño Godzilla»— y tuvo al país al borde de un racionamiento energético. De hecho, la combinación El Niño más el aumento de temperatura global asociada al cambio climático, hicieron que el periodo 2015-2016 estuviera entre los más cálidos de la historia reciente.    

En junio de 2023 ya nos encontramos en condiciones El Niño, que por ahora son catalogadas como «débiles». Los pronósticos, realizados con diferentes tipos de modelos numéricos, sobre cómo evolucionarán el Pacífico central y el sistema acoplado océano-atmósfera, sugieren que hay más de un 90% de probabilidad de que El Niño se mantenga hasta inicios del año entrante, con un fortalecimiento a lo largo del segundo semestre de 2023. En particular, entre diciembre de este año y abril del que viene podríamos tener un El Niño entre moderado y fuerte. Este aspecto es de particular importancia porque los impactos de El Niño suelen ser más pronunciados entre diciembre y abril. Si se cumplieran estos pronósticos, en una parte importante de Colombia podríamos tener condiciones con lluvias reducidas entre finales de este año e inicios de 2024, junto con temperaturas más elevadas de lo usual.  A esta combinación hay que prestarle atención, pues puede llevar a condiciones de sequía, reducción en los niveles de los ríos y de los embalses, etc.  

Destacado  

A nivel global, la Organización Mundial de Meteorología (OMM) también ha hecho un llamado para prepararnos ante este El Niño, tanto por los efectos que usualmente conlleva de región a región, como por su efecto combinado con el cambio climático para producir temperaturas mayores a las usuales. En particular, en un reporte publicado en mayo, la OMM advierte que hay un 98% de probabilidad de que la temperatura promedio de los próximos 5 años esté 1.5°C por encima de niveles preindustriales —es decir, respecto a lo que usualmente teníamos hace más de cien años, cuando los humanos no afectábamos tanto al sistema climático. Este incremento en temperatura puede parecer poco, pero al considerar todo el planeta significa un cambio gigantesco en la energía del sistema climático, la cual puede aumentar las probabilidades de eventos extremos como fuertes tormentas y sequías. De hecho, 98% también es la probabilidad de que uno de los próximos 5 años sea el más caliente en la historia reciente.  

La investigación científica, incluyendo la de universidades locales, ha permitido que aprendamos mucho sobre las características, evolución, predicción e impactos de El Niño y La Niña sobre nuestro país. Servicios meteorológicos y climáticos como el Ideam y Siata permanentemente monitorean y actualizan los pronósticos asociados a Enso. Además, pese a que típicamente los efectos de El Niño son más fuertes entre diciembre y abril, también podemos sentir algunos de sus efectos entre julio y octubre. Para estar mejor preparados frente a El Niño, es importante que la ciudadanía aproveche los conocimientos, recomendaciones y alertas emitidas tanto desde los servicios climáticos como desde las universidades y los departamentos de gestión del riesgo.  

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