Una compilación sobre la funga colombiana
Una compilación sobre la funga colombiana
Un equipo de investigadores de la Universidad de Antioquia participó en la recopilación y validación de información para el proyecto Hongos Útiles de Colombia, liderado por el Real Jardín Botánico de Kew y el Instituto Alexander von Humboldt, a través del cual se publicó un portal que recoge 7131 especies de la funga del país.
Lactifluus neotropicus (Russulaceae) colectado en bosques de arenas blancas de la Amazonía colombiana. Foto Aída Vasco.
Austroboletus amazonicus es una especie de hongo que crece sobre las raíces de Pseudomonotes tropenbosii, árbol endémico de la selva amazónica colombiana; su descripción es de Aída Vasco Palacios y Carlos López Quintero, investigadores de la Universidad de Antioquia.
Estos datos hacen parte de Col Fungi, plataforma que compila la información existente de las especies de hongos que viven en Colombia. Datos sobre la familia, el género, los usos, la distribución, las imágenes y la bibliografía de cada especie están disponibles en esta página, la cual se realizó mediante una colaboración liderada por el Real Jardín Botánico de Kew y el Instituto de Investigación de Recursos Biológicos Alexander von Humboldt, en asociación con especialistas en diferentes grupos de hongos de diversas universidades y grupos de investigación del proyecto, muchos de los cuales hacen parte de la Asociación Colombiana de Micología.
«Solo conocemos cerca del 5 % de todos los hongos del país y del mundo —es una conclusión a partir del estudio ColFungi: Colombian resources for Fungi made Accessible (2021)—. Es un grupo complicado de estudiar y como sociedad lo hemos rezagado; siempre se habla de flora y fauna, no se menciona al reino fungi», declaró Aída Marcela Vasco Palacios, micóloga, investigadora y docente de la Escuela de Microbiología de la Universidad de Antioquia, y quien además hizo parte del equipo que participó en este inventario de 9400 nombres científicos, que representan más de 7100 especies.
El levantamiento de información incluyó trabajos de grado, artículos, publicaciones en libros y bases de datos. «En 2020 nos invitaron a participar en el proyecto, el cual compila información ya existente que ha sido generada por investigadores nacionales e internacionales a lo largo de muchos años de investigación, y que constituye una herramienta para saber qué especies tenemos en el país y, más importante aún, cuánto nos falta por conocer e investigar», advirtió Vasco Palacios, también actual presidenta de la Asociación Colombiana de Micología.
La Universidad de Antioquia tiene la colección de hongos más grande del país —cerca de 12 700 especímenes— depositados en dos reservorios especiales: los fungarios, muestras secas; y los ceparios, colecciones vivas, como los microorganismos.de la Escuela de Microbiología.
Líquenes. Erioderma (Pannariaceae) y Usnea (Parmeliaceae). Foto Bibiana Moncada.
Otra característica del portal es que explica los usos de los hongos, de manera que ayuda a generar conocimiento e impulsar estrategias de comercialización y conexión entre campesinos e indígenas que los conocen y personas interesadas en abrir mercados. «Regularmente la gente piensa que los hongos son setas comestibles, psicodélicos o tóxicos, pero no ven la cantidad de usos y beneficios que puede tener para las industrias, en particular para la salud humana, ya que son claves para la generación de antibióticos. Asimismo, en temas de bioremediación de espacios y descontaminación de aguas», destacó Bibiana Moncada Cárdenas, profesora visitante del Jardín Botánico de Berlín e investigadora y micóloga de la Universidad Distrital Francisco José de Caldas, quien en este proyecto trabajó validando especies de líquenes en conjunto con otros miembros del grupo Colombiano de Liquenología.
Ambas fuentes reportaron que muchos de los usos hacen parte del conocimiento indígena del país, por lo cual los investigadores implicados en el proyecto tuvieron gran cuidado en la forma de presentar la información. Se han dado casos en los que entidades y personas externas han llegado al país para buscar información y patentar productos y usos que hacen parte de los saberes tradicionales de ciertas regiones, grupos étnicos y campesinos.
En el año 2000 la bióloga Suzanne Gravesen de la Universidad de Aarhus, en Dinamarca, propuso el término «funga» para denominar a los hongos y setas que crecían en un nicho particular con el ánimo de que, al hablar de fauna y flora, se mencionara también a este reino, que ha sido rezagado y menospreciado. Incluso las legislaciones de la mayoría de países omiten las referencias a estos.
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