Contaminación pone en riesgo la biodiversidad y a los humanos
Contaminación pone en riesgo la biodiversidad y a los humanos
Aire, agua y suelo reciben desechos orgánicos y otros no orgánicos —como elementos químicos, metales y plásticos, por ejemplo— y, aunque estudios en todo el mundo muestran los riesgos que se corren con este problema, generado en su mayoría por actividades humanas, los compromisos internacionales muestran avances lentos para controlarlo. Este será uno de los ejes temáticos fundamentales que se tratará en la COP-16, donde la UdeA tiene participación destacada.
Aunque es muy visible, la contaminación del suelo y de las aguas es menos analizada y tratada por las entidades responsables, a pesar del grave daño que causa a los ecosistemas. En la imagen, el lago de Maracaibo, Venezuela. Foto: Wikimedia
Alrededor de 8,3 millones de personas mueren cada año en el mundo por enfermedades causadas por la mala calidad del aire y el 61 % —cerca de 5 millones— de esas muertes están relacionadas con la contaminación asociada al uso de combustibles fósiles, según un estudio elaborado por investigadores de Alemania, Chipre, España, Estados Unidos y Reino Unido, publicado en diciembre de 2023 en The British Medical Journal.
Según datos de 2022 de la Organización Mundial de la Salud, 1,4 millones de seres humanos fallecen cada año a causa de enfermedades contraídas por consumir agua no potable, mientras otros 2,9 millones de personas mueren en el mismo periodo por dolencias causadas por comer alimentos envenenados con productos químicos, por vivir o trabajar en zonas con suelos contaminados o por estar expuestos a sustancias tóxicas.
Estas muertes, que representan casi una cuarta parte de los decesos anuales en la Tierra, son apenas una muestra del daño que la contaminación humana causa entre los seres vivos del planeta y su contribución a la desaparición cada vez más acelerada de especies de fauna y flora.
En Colombia, la lucha contra la contaminación ha estado centrada mayormente en el aire, mientras que el suelo y el agua han recibido menos atención a pesar de su importancia para el medio ambiente. Lina María Zapata Restrepo, profesora e investigadora del Instituto de Biología de la Universidad de Antioquia, es una de las voces que ha subrayado la urgencia de atender la problemática de manera más integral.
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en el Valle de Aburrá
«Nos hemos centrado más en la problemática del aire por su influencia directa sobre la salud humana, pero prestamos menos atención a la calidad del agua y del suelo», explicó Lina Zapata. La investigadora aseveró que, aunque se han hecho algunos monitoreos, falta una aproximación más rigurosa para enfrentar este problema con la seriedad que merece. En su opinión, no basta con reconocer que la contaminación es un problema: es crucial contar con datos sólidos que permitan entender el estado real de los ecosistemas.
La docente destacó que, aunque en las universidades y centros de investigación se trabaja en diversos aspectos de la contaminación, la información no se traduce en acciones concretas por parte de las autoridades gubernamentales. Esto se ve reflejado en la falta de normativas robustas y de un enfoque integrado entre los diferentes agentes que deben gestionar el problema.
La profesora, que llevará una ponencia a la COP 16 en representación de la Universidad de Antioquia, centrará su exposición en lo que se sabe hasta ahora sobre la contaminación en Colombia. Comparará la situación nacional con el contexto global y lanzará una advertencia: si no se toman las medidas correctivas adecuadas, las metas establecidas en el marco de la diversidad biológica para 2030 serán imposibles de cumplir.
«Los límites ambientales tienen que estar basados en las investigaciones, tiene que haber una mejor comunicación de los resultados entre las universidades y otros centros científicos con los gobiernos y entidades ambientales, que son los responsables de las regulaciones». Lina María Zapata Restrepo, profesora del Instituto de Biología, UdeA.
Contaminación en el agua, con avances pequeños
Francisco Molina, profesor de la Escuela Ambiental de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Antioquia, señaló que el problema de la contaminación del agua está intrínsecamente ligado a las actividades humanas. Las industrias alimentarias, de licores, las del sacrificio y procesamiento de animales para el consumo y el procesamiento de café, entre otras, son grandes responsables del vertido de materia orgánica a los cuerpos de agua, así como los desechos que se generan en los hogares.
«El agua contaminada pierde oxígeno, lo que genera la muerte de peces y afecta gravemente otra fauna, así como a la flora acuática», explicó Molina, quien agregó que, aunque en Colombia se han hecho esfuerzos para tratar las aguas residuales, como es el caso del Valle de Aburrá, todavía estamos lejos de lograr el tratamiento necesario para eliminar elementos como el nitrógeno y el fósforo, que generan problemas graves como la eutrofización —crecimiento desmesurado de algunas plantas acuáticas que se benefician con esos nutrientes químicos— en embalses y otros cuerpos de agua.
«En Colombia es muy precario e incipiente el tratamiento de las aguas residuales orientado a remover esos nutrientes, porque inicialmente nos hemos orientado en remover la materia orgánica, pero el próximo paso debe ser para remover el nitrógeno y el fósforo de las aguas», enfatizó el profesor Molina, integrante del Grupo de Investigación en Gestión y Modelación Ambiental —Gaia— de la UdeA.
A pesar de algunos avances, como los realizados en el Valle de Aburrá, Molina advierte que otras ciudades como Bogotá y Cali aún tienen mucho por hacer. El problema no es nuevo, y mientras que en otros países llevan décadas avanzando en el tratamiento de aguas, en Colombia todavía se está a mitad de camino, y la contaminación sigue acumulándose con efectos a largo plazo, sostuvo.
En el mar falta ampliar la mirada
Muchas playas del mundo se han convertido en basureros o depósitos de chatarra marina, con la consecuente afectación a ecosistemas costeros y marinos. Foto: Pixnio
Patricia Romero Murillo, bióloga marina y profesora de la Universidad del Sinú, en Cartagena, destacó que, en Colombia, aunque existen políticas ambientales bien estructuradas, la aplicación práctica es deficiente. Esto es especialmente cierto en el ámbito de la contaminación marina, un campo que, según la docente, aún carece de la atención que merece.
«Tenemos estudios que duran solo dos o tres años, pero cuando hablamos de contaminación, la escala temporal debe ser mucho mayor», comentó. La bióloga subrayó la necesidad de realizar monitoreos prolongados para entender el impacto de los contaminantes a lo largo del tiempo, algo que Colombia todavía no ha implementado con rigor.
Romero también criticó que, en muchos casos, las estrategias nacionales se centran mayormente en el plástico, pero se dejan de lado los problemas generados por otros contaminantes menos visibles, pero igual o más peligrosos, como los herbicidas y plaguicidas, cuyo monitoreo ha sido escaso.
La experta hizo un llamado a crear conciencia desde la infancia sobre la necesidad de reducir la contaminación, para que las nuevas generaciones adopten hábitos de consumo más responsables y amigables con el medio ambiente.
Los tres expertos coinciden en que, aunque se han dado algunos pasos importantes en la lucha contra la contaminación, Colombia aún está lejos de alcanzar los estándares de otros países. La falta de datos, la ausencia de normativas sólidas y la desconexión entre la investigación científica y la acción gubernamental son los principales obstáculos que deben superarse.
Así será la COP 16 en Cali
La Conferencia de las Partes sobre Diversidad Biológica, más conocida como COP, llega a su edición número 16, la cual se realizará en Cali entre el 21 de octubre y el 1º. de noviembre de este año.
Tendrá como eje el análisis de las estrategias y planes de acción de cada país para la protección de la diversidad biológica, así como el repaso del estado de las 23 metas ambientales trazadas para 2030, que fueron adoptadas en 2022 en el marco global de la conferencia Kunming-Montreal. Hará énfasis en la problemática de la contaminación como una seria amenaza a la biodiversidad.
A mediados de septiembre pasado, la ministra de Ambiente y Desarrollo Sostenible de Colombia, Susana Muhamad, anunció algunas acciones del país para cumplir con esas metas: restauración ecológica y reconversión productiva de cinco millones de hectáreas, llevar al 34 % del territorio nacional a estrategias de conservación y aportar el 3 % del PIB nacional para modelos de economía de biodiversidad.
La COP16 espera delegaciones de 196 países y unas 16 000 personas en representación de gobiernos, universidades, centros de investigación, organizaciones de la sociedad civil y empresas privadas de todo el mundo.
Este contenido cuenta con traducción en Lengua de Señas Colombiana
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