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Causa raíz del cierre de servicios de maternidad y neonatal en Antioquia

25/10/2023
Por: César Alberto Orozco Rojas. Profesor titular pensionado de la UdeA

«Las unidades neonatales se interrelacionan como si fueran un binomio en conjunto con los servicios de obstetricia; si cierran los servicios de ginecología y obstetricia de una IPS, por efecto dominó se cierran los servicios neonatales. No ajeno a lo que ha sucedido en los servicios de maternidad, a semejanza ha sucedido con la clausura de las unidades de cuidados intensivo neonatal en Antioquia».

Los cobros por los servicios prestados por las IPS son ajustados al Plan Obligatorio de Salud y definidos por el Ministerio de Salud, los cuales se encuentran codificados de acuerdo con la Clasificación Única de Procedimientos en Salud. El manual tarifario Soat, se utiliza para facturar accidentes de tránsito y también por las IPS para facturar servicios de los siniestros a las EPS. Debido a que se liquida con base al SMLV, las actividades suelen ser más costosas que el manual de facturación ISS 2001, lo explica que éste sea más utilizado por las aseguradoras facultativamente para generar los pagos de atenciones y procedimientos.

Estos manuales no se actualizan de forma permanente y tienen valores asignados a las actividades en salud bajos, no acordes con la complejidad de las atenciones prestadas en las IPS de referencia. Por tener tarifas diferentes permite el regateo tarifario entre IPS y EPS y, por la dominancia de éstas sobre los primeras conlleva a la elección facultativa del manual tarifario, a la realización de contratos de adhesión con tarifas inferiores impuestas por carecer poder de negociación y a la selectividad de las IPS en la celebración de estos tipos de contratos.

Si se suma a ello el modelo piramidal de la integración vertical de las EPS en la prestación directa de los servicios de salud a través de centros o redes de atención propios más allá del 30 % limitado por la norma, lo que muestra su estructura de poder y de control, debido a que para pertenecer a su red prestadora se necesitan altos contactos políticos, cabildeo e inmenso mercadeo, lo que genera oligopolios y distorsiones del mercado e impide la sana competencia. Incluso, cuando llegan un paciente de forma no regulada a una IPS por su estado de gravedad, las EPS no dan fácilmente las autorizaciones de servicio por no estar en su red, ello termina en glosas o refutaciones de cuentas y la ardua labor para que las autoricen y las paguen. Asunto que se empeora cuando las EPS son liquidadas sin liquidar las cuentas a las IPS.

Las glosas sistemáticas o explicaciones de las cuentas cuando hay diferencias en las auditorias de las EPS entre el tipo y cantidad de los servicios prestados, afecta parcial o totalmente el valor de la factura presentada por la IPS y que debe ser resuelta por el prestador para luego negociarse con el responsable del pago.

Luego de justificada la no aceptación de la glosa viene el retraso en los pagos de la facturación de 37 días hábiles normados, entre ires y venires de explicaciones, tardan más de tres meses en su reconocimiento, que se aúna a la cultura del no pago y la ralentización reinante en la cancelación de las carteras morosas injustas y descontextualizadas con exigencias de negociaciones que subvalora la prestación de los servicios de las IPS que para cancelarlas se tienen que llegar a otros acuerdos de pagos con descuentos del 10 % al 20 % sobre el valor total para su pronta cancelación y no entrar en aumento de la cartera morosa, lo que se presta a llevar a cabo dádivas o sobornos debajo de la mesa, lo que sumerge a las IPS a la más profunda crisis y, a la postre, terminan los servicios clausurados.

Como las IPS, consideradas unidades de negocio estratégica o empresas, no trabajan para pérdidas, y las gerencias para tenerlas abiertas deben mostrar buenos resultados, tal como implícitamente lo dice la Ley 100, la norma que de manera indigna y permisible monetiza la vida, la salud y los valores, en la que la enfermedad y los pacientes son la mercancía del negocio y la salud es un objeto de consumo, la que legaliza que los dineros públicos de la salud sean manejados por intermediarios privados para obtener réditos, la que no exhorta a tener veedores en los control de los dineros del aseguramiento en salud después que a las EPS los giren Adres, la administradora de los recursos del SGSSS.

De mantenerse abiertos los servicios no rentables, como los de maternidad y neonatal, los deben subsidiar los otros servicios de las IPS. Es la impía mercantilización de los servicios de salud generadas por esta ley. La introducción de los servicios de salud en la economía de mercado, impuesta por la Ley 100 desde 1993 en el SGSSS y la supremacía de las EPS, ha llevado a la inestabilidad financiera de la IPS del tercer nivel de complejidad de atención de las gestantes de alto riego, de prematuros y neonatos enfermos.

Entonces, el origen del problema reside en la desigualdad entre las tarifas establecidas, en el desequilibrio entre costos y complejidad, los altos costos de los servicio no establecidos en los manuales tarifarios, la priorización por tener servicios de mayor rentabilidad respecto a los de maternidad y neonatales, la cartera morosa de las EPS con las IPS, sumado a los altos costos de implementación normas de habilitación de los servicios y la alta jerarquización que poseen las EPS dentro del SGSSS. Aspectos que se aceptan tras la implementación de la Ley 100 y que asemeja la salud como un negocio.

La atención materna, de recién nacidos y niños tiene menor rentabilidad y da pérdidas respecto a los servicios habilitados para la atención del adulto, el trauma, la violencia, el cáncer o cualquier otro servicio hospitalario; por ello se prioriza estos servicios sobre los primeros, a los que hay que subsidiarlos de tenerlos abiertos.

Estas razones con la causa raíz del cierre secuencial de las unidades de servicio no rentables de maternidad en hospitales y clínicas en los últimos años como la Clínica León XIII, Clínica Las Vegas, ESE Marco Fidel Suárez de Bello, la sede centro de la Clínica El Rosario a partir del 30 de junio de 2023 y el 31 de octubre de 2023 el Hospital San Vicente de Paúl Fundación Medellín. Esta situación desatiende y queda a la deriva las gestantes de alto riesgo obstétrico y servicios conexos, cesáreas, embarazos ectópicos; atenciones quirúrgicas por abortos y cirugías de ginecología. Concomitantemente afecta los centros de práctica necesarios para la formación del talento humano en salud de estas áreas.

Las unidades neonatales se interrelacionan como si fueran un binomio en conjunto con los servicios de obstetricia; si cierran los servicios de ginecología y obstetricia de una IPS, por efecto dominó se cierran los servicios neonatales. No ajeno a lo que ha sucedido en los servicios de maternidad, a semejanza ha sucedido con la clausura de las unidades de cuidados intensivo neonatal en Antioquia.

Desde el 2007 en Antioquia, se está dando una clausura sistemática de las unidades neonatales, que al momento van siete cerradas en los últimos 15 años: Empezó la IPS Universitaria León XIII, que es amparada por la Universidad de Antioquia, fue la primera en vulnerar los objetivos misionales y, se olvidó que es una institución provida y leal al futuro de la sociedad. Posteriormente continuaron la Clínica Sagrado Corazón, Comfenalco, Clínica Las Vegas, Saludcoop, Procaren Caldas y la sede Villa Hermosa de la Clínica El Rosario. Por igual camino han seguido los servicios de pediatría. El Hospital Alma Máter de Antioquia, sede León XIII, reataca cerrando el servicio de pediatría en el 2023 y la Alcaldía amenaza al Hospital Infantil Consejo de Medellín. Lo que ha pasado con el cierre táctico y consecuente de éstas, la historia lo ha dicho y ha llevado a que nadie invierte en unidades materno-neonatales y pediátricas o, más bien, optan por cerrarlas.

El cierre de unas IPS conlleva a que las otras clínicas y hospitales no están en la capacidad de asumir la demanda adicional al no contar con el personal ni con la capacidad instalada, lo que lleva al hacinamiento, sobrecupos y colapso de los servicios, lo que se presta a menguar la calidad y deshumanización asistencial, poner en riesgo la seguridad asistencial, aumentar los incidentes con daño, eventos adversas y la morbimortalidad.

Incluso, para descongestionar los servicios de maternidad se llega a situaciones como la necesidad de acelerar los trabajos de parto mediante de la inducción con oxitocina, uso no técnico de la maniobras de Kristeller que ayudan a salir el bebé con mayor rapidez por el canal del parto durante la fase de expulsión, el aumento de los partos instrumentados con fórceps y nacimientos por cesáreas no indicados, así como las las altas tempranas indebidas en las salas de posparto.

A quién le duelen las gestantes complicadas con altos riesgos en salud, los prematuros y neonatos enfermos con tanto silente cómplice y subordinado, a sabiendas de la complicidad entre EPS, políticos y los dueños del gran capital en Colombia. Son efectos palmarios de la Ley 100, cuya esencia es más económica que en salud, más orientada a los réditos y al usufructo del capital que al sentido humano y social. Es la perversión del sistema, costocéntrica, orientada al lucro y a los costos y no a la salud y la vida; morbicéntrica, atada a la enfermedad y no a la promoción de la salud y prevención de la enfermedad, basados en la costo-eficiencia y no en la salud pública. 

Hechos que el personal asistente tapan, IPS ocultan con tal de mantener los contratos leoninos, las EPS silencian desde el trono del sistema, las secretarías de salud no escudriñan, los políticos y gobierno no se dan por enterados, nadie los toca y todos son cómplices, a pesar de que siempre pregonan en los juramentos, en las misiones y en los discursos sobre las inversiones y las buenos intenciones en los niños y las gestantes. Se ignora a las madres como fuente de vida y a los niños, futuro de una sociedad.

Todo este panorama genera dificultades en la accesibilidad y oportunidad en la demanda de los servicios materno infantiles, aumento en el riesgo de complicaciones del binomio madre-feto, infección nosocomial, aumento de la morbimortalidad materno neonatal, aumento en la asistencia de servicios en IPS sin capacidad de atención óptima, pobre cumplimiento de las metas del atención humanizado, fatiga y desmotivación del personal asistencial.

Así, se vislumbra que no hay conciencia del papel que desempeña el binomio madre-hijo en la sociedad, hay desmedro de la integridad del núcleo familiar, no se valora los servicios maternos e infantiles en las IPS y no hay un reconocimiento estatal y social de tal problemática. La clausura de un servicio de neonatos o de maternidad refleja lo poco visible que son los niños y las gestantes como núcleo de atención tras el logro una sociedad libre y próspera. Si lo fuere, hubiere ocurrido miles de levantamientos y pleitos legales; luego pareciere como si los recién nacidos y las madres carecieren de derechos y no fueren tutelables.

Se percibe a los profesionales de la salud impasibles, las instituciones de la salud irreflexivas en su misión sociohumana, la indiferencia de tanta gente ante el negocio del actual del sistema de salud, que instrumentaliza al paciente en cliente y la enfermedad en mercancía, carente de red de servicios, falto de promoción y prevención, que indigna pauperiza y deslaboriza a los trabajadores de la salud; pero más que estos hechos dolientes, lo que aflige desde las entrañas es la acriticidad de los medios de comunicación, el contubernio de los políticos en la continuidad de la norma vigente, el silencio, la indiferencia y pasividad de la gente buena, de los gobernantes se turno, de los administradores y del personal de la salud.

Hay una ley económica, más no en salud, que norma este mercado impío: la Ley 100. Las unidades de negocios materno-neonatales y las pediátricas no son rentables; los desplaza y se priorizan las que dan réditos o utilidades. Prevalece la economía en las decisiones administrativas sobre la salud y el bienestar de la gente, como desenlace de la esencia en la norma la vigente, infamia que la comunidad y los medios masivos lo soslayaron y no han dado la importancia debida; y cuyos únicos dolientes son los padres de familia, el personal de la salud y las personas que aspiran formarse en estas disciplinas.

Pese al entorno infausto, hay que tomar el lema: «Los niños y las madres son la razón del objetivo misional de una sociedad que piensa en algo mejor; de no ser así, se apaga la primigenie misión humana y social».

Todos estos hechos han llevado a lanzar un SOS a la comunidad, a la clase dirigente y políticos a amparar el objetivo misional filantrópica de los servicios de maternidad y de neonatos en las IPS y, mientras llega esa realidad diferente plena de oportunidades, libertad, sensibilidad y de valores, en la que ternura hacia los niños y la fecundidad de las madres fortifica el largo aliento para guarecer sus derechos superiores y de intereses supremos, gérmenes de los prospectos para las generaciones nuevas y de la anhelada sociedad mejor.


Notas:

1. Este es el espacio de opinión del Portal Universitario, destinado a columnistas que voluntariamente expresan sus posturas sobre temáticas elegidas por ellos mismos. Las opiniones aquí expresadas pertenecen exclusivamente a los autores y no reflejan una opinión o posición institucional de la Universidad de Antioquia.

2. Si desea participar en este espacio, envíe sus opiniones y/o reflexiones sobre cualquier tema de actualidad al correo columnasdeopinion@udea.edu.co. Revise previamente los Lineamientos para la postulación de columnas de opinión. 

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