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La pandemia de la gripe española en Medellín en 1919

05/05/2020
Por: Adolfo León González Rodríguez.  Médico y magíster en Historia

«... Las complicaciones más graves de la gripa en enfermos de Colombia y Medellín se presentaron en el aparato respiratorio, y las defunciones fueron producidas casi en su totalidad por neumonías y bronconeumonías. En Bogotá se produjeron 16 casos de encefalitis letárgica, en Medellín ninguno...»

La gripe española realmente se originó en Kansas (Estados Unidos), luego se propagó a Nueva York y de allí a todo el mundo. Llegó a Cartagena entre septiembre y octubre de 1918; a través de viajeros del río Magdalena se propagó a Puerto Berrío y, posteriormente, al centro del país. En octubre llegó a Bogotá y a sus 141.639 habitantes, donde en un año enfermaron alrededor de 100.000 personas (70 % de la población), de las cuales fallecieron 1.500.

En noviembre de 1919, a través del Ferrocarril de Antioquia, llegó la pandemia al concurrido barrio de Guayaquil de Medellín, de donde se propagó a toda la ciudad, que en ese entonces registraba 79.146 habitantes, que se llenaron de miedo y pánico: la mayoría de ellos carecía de agua y de medidas básicas de higiene. Sin embargo, desde septiembre de 1919 la Comisión Sanitaria del Municipio de Medellín, junto con la Dirección Departamental de Higiene y la Gobernación de Antioquia, informados de la alta morbimortalidad producida en la capital, y conocedores de la imposibilidad de evitar su llegada a la ciudad, habían tomado medidas preventivas en higiene pública.

Lo primero fue promocionar en distintos medios de comunicación de la ciudad (diarios, boletines y avisos parroquiales) las recomendaciones presentadas el 23 de octubre de 1918 por la Junta Central de Higiene (Bogotá) y que debían ser acogidas en todo el país:

· Aislar, en cuanto fuera posible, ancianos, niños y personas que sufren de enfermedades del aparato respiratorio, por ser más susceptibles al contagio.

· Debe procurarse no estar cerca de un enfermo de gripa, pues las mucosidades de la nariz y de los bronquios que se desprenden de la tos y del estornudo llevan al contagio.

· Los esputos y demás secreciones mucosas del enfermo deben recibirse en una vasija que contenga un líquido desinfectante como una solución de formol al 5 %, o carbonato de soda en la misma proporción.

  • Todo enfermo de gripa, tanto para destruir el germen de su propio organismo como para impedir la contaminación, debe lavarse la boca y las fosas nasales con unas soluciones antisépticas tibias, tales como solución boricada al 5 %, agua oxigenada muy diluida, una parte de agua oxigenada por dos de agua hervida, o gotas de tintura de yodo en un vaso de agua.

Se consideraba que los enjuagues tenían gran capacidad germicida del agente de la enfermedad; es por eso que los médicos en Medellín recomendaron utilizar como desinfectante de la nariz y la garganta la siguiente fórmula magistral:

Mentol 2 gramos, Eucalipto 10 gramos, Alcohol 100 gramos. Rotular para inhalaciones. Todo individuo puede mantener en el bolsillo un frasquito de boca ancha con un poco de esta preparación para aspirarla frecuentemente; también puede usarla en el pañuelo.

A finales del mes de octubre de 1919 comenzaron a presentarse los primeros casos aislados de gripa en Medellín; por esa razón, y con el ánimo de controlar la epidemia, se dividió la ciudad en seis zonas, atendida cada una de ellas por un profesor y un practicante de la Facultad de Medicina de la Universidad de Antioquia, acompañados de un policía, y a quienes, para agilizar el servicio, se dotó de cabalgaduras. Visitaron las casas de los enfermos, suministrándoles las medicinas; si el enfermo no estaba grave, se dejaba la casa con sus habitantes en cuarentena; si estaba muy enfermo, se enviaba a un hospital de griposos de la ciudad. Esta estrategia fue importante para controlar la enfermedad.

Para la asistencia de los enfermos graves de Medellín y Antioquia solo se contaba con el vetusto Hospital de San Juan de Dios, siempre atestado, además del Laboratorio Municipal de Bacteriología, donde el médico y bacteriólogo Gustavo Uribe Escobar buscó infructuosamente un agente causal de la pandemia.

Ante la deficiencia hospitalaria se utilizó el edificio de la Escuela Modelo, actual sede del Instituto Tecnológico Metropolitano, barrio Prado Centro, como espacio para ‘Hospital de gripa’, el cual fue dotado en menos de veinticuatro horas con todos los elementos necesarios para la atención de los enfermos. Se puso al servicio con 130 camas y fue dirigido y atendido por el médico bacteriólogo, profesor de la Facultad, Gabriel Toro Villa.

Sin embargo, este hospital pronto fue insuficiente, por lo que fue necesario abrir otros dos hospitales: uno en la desocupada Plaza de Flórez y otro localizado en la calle de Pichincha (sin más datos); para la atención en enfermería se solicitó el concurso de las Hermanas de la Caridad de la Presentación. En estos hospitales fueron informadas varias irregularidades, ya que resultaron infectados varios médicos y enfermeras.

En lo referente a la prevención y el tratamiento de los enfermos, los médicos de la ciudad siguieron la recomendación de la Junta Central de Higiene de utilizar como medicamento de combate el sulfato de quinina en jarabe a bajas dosis, 20-30 centígramos, tarde y noche, como curativo, analgésico y antifebril. Llama la atención el uso de otros dos derivados sintéticos de la quinina (cloroquina e hidroxicloroquina) en la actual pandemia de la COVID-19.

Por último, hay que anotar que los enfermos graves no pudieron recibir oxígeno hospitalario, ya que este llegó a la ciudad en la década de los treinta; esta deficiencia agravó y complicó a muchos enfermos.

En los sesenta días en que la pandemia azotó a Medellín se registraron 18.088 enfermos, de los cuales fallecieron 56. En los primeros días de diciembre, y luego de tres meses de intenso trabajo, las autoridades de salud, médicos y enfermeras habían controlado exitosamente una enfermedad de la cual poco se conocía.

Las complicaciones más graves de la gripa en enfermos de Colombia y Medellín se presentaron en el aparato respiratorio, y las defunciones fueron producidas casi en su totalidad por neumonías y bronconeumonías. En Bogotá se produjeron 16 casos de encefalitis letárgica, en Medellín ninguno.

Hay que anotar, además, que, solo en tres meses de combate contra la gripa, las autoridades de salud de Medellín, los médicos y las enfermeras lograron controlar y eliminar la pandemia producida por un agente que el mundo científico desconocía y que, apenas en la década de los treinta del siglo XX y gracias a la invención del microscopio electrónico se visualizó un organismo no celular al que llamaron virus.

Este texto fue publicado en la última edición de la Agenda Cultural correspondiente al mes de mayo de 2020


Nota

Este es el espacio de opinión del Portal Universitario, destinado a columnistas que voluntariamente expresan sus posturas sobre temáticas elegidas por ellos mismos. Las opiniones aquí expresadas pertenecen exclusivamente a los autores y no reflejan una opinión o posición institucional de la Universidad de Antioquia.

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