El tiempo-espacio y los ambientes de aprendizaje en la educación superior
El tiempo-espacio y los ambientes de aprendizaje en la educación superior
Hoy, esa comunicación en una sola dirección de uno a muchos en un espacio físico se ha transformado en una comunicación de uno a uno, de uno a otro, ese otro que necesita individualmente a su profesor, y lo puede contactar en cualquier momento, por la avenencia de lo digital
El nivel más íntimo donde se desarrolla el proceso de enseñanza y aprendizaje es el salón de clase. La clase se refiere al grupo, estudiantes y profesores que allí se encuentran, compartiendo un tiempo y un espacio mientras conversan sobre un saber. Espacio y tiempo que generan un ambiente que nos afecta de múltiples maneras al aprender.
El tiempo, en el currículo, está organizado desde su clásica visión renacentista, racional y determinista: los semestres académicos con un número de semanas; las jornadas, diurna o nocturna; la modalidad, presencial o semipresencial; la hora lectiva de 45 minutos que se traduce en créditos; normatividad que traspasa fronteras y estipula la unidad de medida del trabajo académico, una estandarización de los tiempos.
Es un orden mecanicista con tendencias autoritarias, es el reloj marcando el tic-tac del tiempo, es Leibniz y el gran mecanismo del universo. Pero el reloj es sublevado por la balanza, es Newton buscando equilibrios entre fuerzas, la armonía, el dinamismo (Busquets, 2016). Pero hoy, más que sincronías, emergen a-sincronías, los múltiples tiempos, el caos, lo no lineal, lo inexacto, solo las posibilidades, es Heisenberg y su incertidumbre: «es como si el universo estuviera gobernado por el azar» (Hawking, 1987). Ese universo que nos hace vivir en el pasado, donde la simultaneidad en el mismo tiempo y espacio es relativa.
El tiempo, en la didáctica, está organizado desde la clase, la clase sucede, «un suceso es algo que tiene lugar en un punto específico del espacio y en un determinado instante de tiempo. Debemos aceptar que el tiempo no está completamente separado e independiente del espacio, sino que por el contrario se combina con él para formar un objeto llamado espacio-tiempo» (Hawking, 1987). El tiempo no transcurre de la misma manera para cada estudiante que habita ese salón, «no existe un tiempo absoluto único, sino que cada individuo posee su propia medida personal del tiempo, medida que depende de dónde está y de cómo se mueve» (Hawking, 1987). El grupo es la interacción de los tiempos que suceden en ese espacio llamado salón de clase, todas las historias posibles que allí habitan.
Una clase no sigue un único camino en el espacio-tiempo, posibilita tantos pasajes como estudiantes habitan en el salón. El profesor necesita atravesar todas esas sendas posibles; esos caminos los acercan o los alejan, depende del tiempo de respuesta del profesor en su conversación. Hoy, esa comunicación en una sola dirección de uno a muchos en un espacio físico se ha transformado en una comunicación de uno a uno, de uno a otro, ese otro que necesita individualmente a su profesor, y lo puede contactar en cualquier momento, por la avenencia de lo digital, el espacio ya es virtual y en él nos podemos conectar en cualquier momento, en ese instante que el estudiante lo desea. En ese espacio, una nube, se fijan los textos que perduran en el tiempo, libros, artículos, iconografías, cómics, audios, videos, juegos, donde se narran esos saberes de los profesores, quizás en formas más procativas. El estudiante es libre de ir a ellos, aprender y expandirlos en el universo digital.
Entonces, ¿cuánto tiempo tiene un profesor para dedicarle a sus estudiantes? ¿Cuánto tiempo tiene un estudiante para formarse en una universidad? ¿Por qué los programas universitarios de pregrado tienen que diseñarse para diez semestres? ¿Por qué se deben planear tan solo dos niveles académicos de 16 semanas cada uno, en un periodo de un año? ¿Por qué las clases deben ser solo presenciales? ¿Por qué la mayoría de las clases deben durar una hora y media? ¿Por qué no se valora el trabajo autónomo del estudiante? ¿Por qué no pueden coexistir todas las modalidades en la educación? ¿Por qué no modificamos los ambientes de aprendizaje? ¿Por qué nos aferramos a la tradición?
Referencias
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Busquets, Javier. (20 de mayo de 2016). La metáfora entre el reloj y la balanza: función directiva y digitalización [Blog post]. Expansión. Recuperado de https://www.expansion.com/blogs/sociedad-empresa-digital/2016/05/20/la-metafora-entre-el-reloj-y-la-balanza.html
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Hawking, Stephen. Historia del Tiempo: Del Big Bang a los Agujeros Negros. Newsgroups: chile.ciencia.misc & chile.rec.literatura. Recuperado de https://antroposmoderno.com/word/Stephen_Hawking_Historia_del_Tiempo.pdf
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