El redescubrimiento del murciélago antioqueño por investigadores UdeA, abre rutas para su preservación
El redescubrimiento del murciélago antioqueño por investigadores UdeA, abre rutas para su preservación
Tras 24 años de su primer avistamiento, investigadores de la UdeA junto a otras universidades y organizaciones, redescubrieron el Saccopteryx antioquensis, un murciélago endémico de Antioquia que se creía extinto. A través del proyecto interinstitucional «La Ruta de las Alas» se busca preservar esta especie y consolidar el primer Banco de Hábitat para murciélagos en América Latina.
El Saccopteryx antioquensis se alimenta de insectos, y tiene un pelaje denso y lanoso color pardo oscuro que, a diferencia de otras especies del género Saccopteryx, carece de dos líneas claras en el lomo. Foto: Cortesía La Ruta de las Alas.
Durante más de dos décadas se creyó que el Saccopteryx antioquensis, conocido comúnmente como murciélago de sacos alares antioqueño, había desaparecido. Sin embargo, en el 2020 investigadores del Grupo de Mastozoología, adscrito a la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UdeA, lograron capturar la especie y obtener registros acústicos después de 24 años.
Cinco años más tarde, en el 2025, en el marco del proyecto «La Ruta de las Alas», se obtuvo evidencia visual y acústica de la presencia de Sacoopteryx antioquensis en el municipio de Maceo, en el Magdalena Medio antioqueño. Justo donde se está diseñando el primer Banco de Hábitat para murciélagos en América Latina.
Este descubrimiento confirmó de manera definitiva que esta especie continúa habitando los cielos del Corredor Kárstico del Oriente de Antioquia, un área protegida que se extiende entre los municipios de Yolombó y Sonsón. De acuerdo con Leidy Laura López Sepúlveda, bióloga e investigadora de la UdeA, este nuevo registro reforzó sus hipótesis sobre el murciélago, les brindó más información sobre su ecosistema, y les dio pistas para su protección. «Lo más significativo es que la captura se realizó en la zona donde se estableció el Banco de Hábitat, lo que refuerza la importancia de este sitio para la conservación de la especie», precisó.
El murciélago de sacos alares antioqueño fue registrado por primera vez en 1996 en los municipios de Sonsón y San Luis, en el Oriente del departamento. Según los investigadores, se alimenta de insectos, y tiene un pelaje denso y lanoso color pardo oscuro que, a diferencia de otras especies del género Saccopteryx, carece de dos líneas claras en el lomo. También posee un saco alar, una glándula odorífera ubicada cerca del codo que expide un cóctel de feromonas que cumple importantes funciones en el apareamiento.
Este pequeño mamífero alado es astuto y difícil de capturar debido a su buen sentido de la geolocalización. Para orientarse y comunicarse usa el ultrasonido, sonidos tan agudos que el oído humano no puede percibir.
Es por eso que en su reciente redescubrimiento, además de utilizar redes de niebla, los investigadores emplearon un innovador sistema de registros bio-acústicos. Esta herramienta no solo les permitió obtener información detallada sobre el Saccopteryx antioquensis —sus hábitats preferidos y sus momentos de mayor actividad en el día—, sino también identificar otras especies que habitan en el Corredor Kárstico del Oriente Antioqueño.
«Más allá de que es una especie emblemática del país, es única de nuestro territorio. Si se extingue, perdemos el patrimonio natural. Se alimenta de insectos, y si disminuye la cantidad de murciélagos insectívoros, es posible que aumente la cantidad de mosquitos en una zona, y eso trae consigo otros problemas en salud pública, como fiebres tropicales», explicó Jefferson Sánchez Castrillón, líder e investigador principal de La Ruta de las Alas.
La Ruta de las Alas es un proyecto pionero en la transformación de la percepción sobre los murciélagos para garantizar su conservación en Colombia, reconociendo la importancia de estos mamíferos y su interacción con los ecosistemas. Su eje central es la creación de Bancos de Hábitat. Cuenta con la financiación de Bat Conservation International, en alianza con Cuántico - Global Eco Services, Programa de Biología de la Universidad del Rosario, Terrasos, la UdeA y el Programa para la Conservación de Murciélagos de Colombia.
A pesar de los esfuerzos de los investigadores por su protección, según la clasificación realizada por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza —UICN—, el murciélago de sacos alares antioqueño está catalogado actualmente como especie en peligro de extinción, una situación crítica que exige medidas urgentes.
Según el profesor Sergio Alcides Solari Torres, investigador del Grupo de Mastozoología de la UdeA, «una de las principales amenazas que enfrenta esta especie de murciélago en su ecosistema es la explotación minera, especialmente la de piedra caliza». A esto se suman el cambio climático y la deforestación asociada a las actividades agropecuarias, factores que provocan la fragmentación y degradación de los hábitats, así como la interrupción de rutas migratorias. Estas criaturas han sido injustamente asociadas con mitos y leyendas que los relacionan con lo maligno, alimentando temores y rechazo en muchas comunidades. Este estigma ha intensificado su persecución, especialmente después de la covid _19.
En Antioquia, un santuario para la conservación
El Área de Importancia para la Conservación de Murciélagos del Corredor Kárstico del Oriente Antioqueño —AICOM CoKOA— es un área protegida, compuesta, en mayor parte, por un paisaje de piedra caliza y de bosque húmedo tropical. Contiene al menos 66 cuevas y cubre un área total de 133 000 hectáreas que abarcan los municipios de Yolombó, Maceo, Puerto Berrío, Caracolí, San Carlos, Puerto Nare, San Luis, Puerto Triunfo, San Francisco y Sonsón.
Este territorio resguarda hábitats de más de 40 especies y es el lugar en el que La Ruta de las Alas ha establecido su Banco de Hábitat para la conservación del Saccopteryx antioquensis, el primero de su tipo dedicado a la preservación de murciélagos en América Latina.
Según los investigadores, el Banco de Hábitat es un mecanismo que permite a las empresas privadas compensar sus impactos ambientales y cumplir con sus obligaciones legales mediante la adquisición de créditos. Tras un estudio técnico, financiero y jurídico, las empresas pueden obtener cupos, cada uno representando una hectárea en conservación.
Estos fondos respaldan la protección en las áreas designadas, asegurando la preservación del hábitat, contribuyendo a la mejora y restauración del ecosistema del Saccopteryx antioquensis y generando beneficios sociales y económicos para las comunidades locales. Se estima que este refugio sea un banco de hábitat que resguarde la riqueza biológica de la zona por al menos 30 años.
Colombia alberga unas 217 especies de murciélagos, ocho de ellas endémicas. Esta diversidad representa cerca del 15 % de las especies conocidas en el mundo. Comprender su valor ecológico y la importancia de la conservación de sus hábitats es el primer paso para transformar el miedo en aprecio y el rechazo en protección.
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