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Ángel González Marín, el investigador UdeA que busca mejorar la salud de las mujeres

14/10/2025
Por: Paula Villa. Periodista de la Dirección de Comunicaciones UdeA

Un estudio sobre la candidiasis vulvovaginal recurrente, una condición de salud que afecta al 10% de las mujeres en el mundo, le valió a Ángel González Marín ser reconocido en el Día Clásico de la UdeA, con el Premio a la Investigación para profesores en el área de Ciencias de la Salud 2025, un aporte a la salud pública con el que el bacteriólogo da el primer paso hacia el desarrollo de un tratamiento natural que mejore la calidad de vida de las millones de personas que padecen esta enfermedad. 

Ángel González Marín es profesor titular de la Escuela de Microbiología y coordinador del grupo de investigación en Microbiología Básica y Aplicada. Foto: Dirección de Comunicaciones UdeA / Andrea Vargas

La candidiasis vulvovaginal es una de las infecciones más comunes en las mujeres. Se calcula que tres de cada cuatro presentan al menos un episodio en su vida, con síntomas como flujo abundante, ardor, sensación de quemazón y picazón. Lo que no es normal es padecerla de manera frecuente, con hasta más de tres episodios al año. A esta última se la conoce como candidiasis vulvovaginal recurrente, un problema crónico tan incómodo, como poco estudiado, que padecen cerca del 10 % de las mujeres en el mundo. ¿Por qué ocurre y qué factores explican esa recurrencia? Estos son los interrogantes que busca resolver la investigación «Candidiasis vulvovaginal recurrente: caracterización clínica, epidemiológica, inmunológica y microbiológica en una cohorte de mujeres colombianas».

En reconocimiento a los resultados de esta investigación, este 9 de octubre, Día Clásico en el que la UdeA celebra sus 222 años de historia, Ángel González Marín, profesor titular de la Escuela de Microbiología y coordinador del grupo de investigación en Microbiología Básica y Aplicada —Microba—, fue reconocido con el «Premio a la Investigación para profesores en el área de Ciencias de la Salud». 

Tras las pistas de la candidiasis recurrente

El hongo Candida es una levadura que habita naturalmente en la piel, la boca y el intestino sin causar problemas. Sin embargo, distintos factores pueden alterar el equilibrio de la microbiota y favorecer su crecimiento, provocando la infección que se conoce como candidiasis. El uso de antibióticos, los cambios hormonales durante el embarazo o tras la menstruación, prácticas de higiene inadecuadas y ciertos factores de la sexualidad, como el uso de productos perfumados, duchas vaginales, y algunas enfermedades de base como la diabetes no controlada son algunos de las causas. La alimentación también juega un papel clave. Una dieta rica en azúcares y carbohidratos refinados puede disparar la infección. «Al haber mayor disponibilidad de glucosa en el organismo, los microorganismos la utilizan como fuente de alimento para crecer e invadir el tejido», explicó el bacteriólogo. Sin embargo, los orígenes de la recurrencia de la candidiasis vulvovaginal aún no son tan claros.

González Marín señaló que la investigación pretende desmitificar y tener más claridades sobre el origen de la enfermedad para mejorar la calidad de vida de las mujeres. «Imagínate el picor y la incomodidad con episodios frecuentes en al año.  Esta es una infección que no solo afecta la parte física de las mujeres sino también su salud sexual, anímica y su estabilidad laboral. Es una enfermedad de la que poco se conoce y que culturalmente tiene connotaciones negativas y estigmatizantes porque se cree que solo aparece cuando las mujeres tienen una vida sexual irresponsable», expresó el profesor. 

La investigación fue reconocida en el Día Clásico de la UdeA por su «Impacto social medible», reflejado, según el jurado, en «la entrega gratuita de resultados, que representa un compromiso genuino con la comunidad».  Para la investigación se estudiaron 40 mujeres colombianas con diagnóstico clínico de candidiasis vulvovaginal recurrente y que no tenían ninguna enfermedad de base. La búsqueda de las pacientes se tardó un año y medio y por su especificidad «quizá esta fue la parte más difícil de la investigación», aseguró el profesor Ángel. 

Una vez seleccionadas las pacientes, el grupo de investigación les socializó la propuesta y les hizo una sensibilización sobre la infección y sus cuidados, les tomó muestras de flujo y les entregó un examen en el que se identificaba el microorganismo causante. Finalmente, les realizaron pruebas de resistencia para determinar si la cándida que crecía en su cuerpo era resistente a los antifúngicos comúnmente usados en el tratamiento de la enfermedad. Con estos resultados, las pacientes fueron remitidas nuevamente a su médico, con los insumos necesarios para iniciar un tratamiento.

La investigación involucró estudiantes de pregrado, maestría y doctorado, motivo por el cual los jurados de las Distinciones Universitarias 2025 destacaron su valioso aporte a la formación de talento humano. El profesor Ángel González Marín, subrayó con orgullo que el éxito del proyecto no habría sido posible sin el trabajo de sus coinvestigadores: Jeiser Marcelo Consuegra Asprilla y Carolina Rodríguez Echeverri, investigadores de la Escuela de Microbiología, además de otras personas que también aportaron al proceso. «Todos empezaron conmigo como estudiantes de pregrado. Son quienes uno espera que sigan más adelante, cuando uno ya no esté, cuando haya terminado su ciclo. Uno deja unas líneas de investigación abiertas, y ellos son quienes tienen la misión de continuarlas», afirmó.

Este estudio se desarrolló gracias a una convocatoria del Comité para el Desarrollo de la Investigación —Codi— de la Universidad de Antioquia, orientada a fortalecer la producción científica y a promover el crecimiento de jóvenes investigadores, y contó además con la participación de la Universidad del Rosario.

Un aporte a la salud pública


Ángel González Marín es profesor vinculado de la Universidad de Antioquia desde hace 18años y lideró la investigación «Candidiasis vulvovaginal recurrente: caracterización clínica, epidemiológica, inmunológica y microbiológica en una cohorte de mujeres colombianas» Foto: Dirección de Comunicaciones UdeA / Andrea Vargas

El profesor Ángel sueña con que esta investigación vaya más allá. «La visión que yo tengo del proyecto es desarrollar un óvulo o un gel vaginal profiláctico y terapéutico para el tratamiento de la candidiasis vulvovaginal recurrente», explicó. 

El tratamiento profiláctico se utiliza para prevenir las infecciones, mientras que el terapéutico busca tratarlas una vez aparecen. En otras palabras, añadió el investigador, el siguiente paso es avanzar hacia un estudio más amplio que permita desarrollar un medicamento o molécula sin los efectos adversos de los antibióticos o antifúngicos que hoy se emplean para tratar esta enfermedad y que a largo plazo causan resistencia y tienen importantes efectos adversos que pueden afectar otros órganos en el cuerpo de las mujeres. 

La alternativa más viable es la creación de un gel. González Marín aseguró con entusiasmo que en este momento el grupo ya tiene resultados de una prueba piloto. «Estamos evaluando unos posbióticos, que vienen de probióticos, especialmente Lactobacilos. Los Lactobacilos hacen parte de la microbiota normal de la mucosa vaginal, por lo tanto, es un tratamiento entre comillas natural, pues se podría utilizar de manera preventiva sin los efectos adversos que produce un antibiótico». El docente añadió que, a pesar de que las tecnologías para el desarrollo de medicamentos han avanzado mucho, al grupo de investigación aún le queda mucho por hacer. 

A futuro, el estudio sobre la candidiasis vulvovaginal recurrente podría tener amplias implicaciones en las políticas públicas de salud. El profesor González Marín resaltó la importancia de que esta y otras investigaciones similares contribuyan a actualizar las guías clínicas y los protocolos de tratamiento, así como al desarrollo de nuevas moléculas terapéuticas. «Si logramos un tratamiento eficaz, podríamos reducir la cantidad de medicamentos y la resistencia, el número de citas médicas y las ausencias laborales, y con ello disminuir los costos que hoy asumen las mujeres para tratar esta infección», dijo.

Bacteriólogo de profesión, médico de corazón

El profesor Ángel quería ser médico, pero terminó en la microbiología casi por casualidad. O, como él mismo dice entre risas, «por cosas del destino, que llega y te dice: ahí te quedas y ahí tienes que seguir». Se graduó como bacteriólogo en la UdeA, antes de que el programa adoptara el nombre de Microbiología. Le huyó a la investigación, al trabajo en laboratorio con animales y al inglés, pero por —ironías del destino— fue justamente ahí donde encontró su camino, recordó con humor.

Se especializó en el estudio de las micosis sistémicas —infecciones graves causadas por hongos que principalmente afectan los pulmones y que pueden ser potencialmente mortales—, sobre todo en individuos con sistemas inmunitarios debilitados. Sin embargo, tras culminar su postdoctorado en Micología Médica en la Universidad de Texas y concluir esta parte de su investigación sobre las micosis endémicas, decidió orientar su conocimiento hacia un propósito más humano y clínico e investigar un problema que afecta millones de mujeres, como la candidiasis vaginal recurrente. «Mejorar la calidad de vida de las mujeres. Creo que, a partir de ahora, es mi mantra», afirmó.

Para el profesor Ángel González Marín recibir esta distinción es un reconocimiento que impulsa su trabajo. «Es la cerecita del pastel, un espaldarazo que le dice a uno que sí está haciendo las cosas bien». 

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