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Opinión

Medellín necesita parques, pero sobre todo planeación

29/10/2025
Por: Antonio Hoyos Chaverra. Profesor de la Facultad de Ingeniería de la UdeA.

«La idea de tener un "mar" en Medellín es pintoresca y, por absurda que parezca, quizá coherente con la visión de la ciudad como destino de entretenimiento, escenario "instagrameable" y vitrina para servicios turísticos formales e informales para el esparcimiento y el placer. Sus defensores lo celebran como visionario. Y, en parte, tienen razón: pensar en un gran parque es una necesidad imperante. Pero cabe preguntar: ¿no era eso mismo lo que promete la culminación de todas las etapas de Parques del Río, una obra priorizada en el POT y concebida para generar un desarrollo urbano sistémico y sostenible para revitalizar la zona céntrica del Valle de Aburrá...?».

Recientemente, el Distrito sorprendió con la propuesta de construir el Gran Parque Medellín, una iniciativa destinada a mejorar indicadores de espacio público de la ciudad, y así contribuir a cerrar un déficit históricamente alto y difícil de tratar. El anuncio no estuvo exento de polémica. No solo porque presentó como su gran aporte «dotar de mar a Medellín» —lo único que, según el alcalde, le faltaba a la ciudad—, sino porque es un proyecto «outlier»: no figura en el Plan de Desarrollo ni en el POT, careciendo de un anclaje claro en la planificación municipal.

La idea de tener un «mar» en Medellín es pintoresca y, por absurda que parezca, quizá coherente con la visión de la ciudad como destino de entretenimiento, escenario «instagrameable» y vitrina para servicios turísticos formales e informales para el esparcimiento y el placer. Sus defensores lo celebran como visionario. Y, en parte, tienen razón: pensar en un gran parque es una necesidad imperante. Pero cabe preguntar: ¿no era eso mismo lo que promete la culminación de todas las etapas de Parques del Río, una obra priorizada en el POT y concebida para generar un desarrollo urbano sistémico y sostenible para revitalizar la zona céntrica del Valle de Aburrá, restar presión al proceso de densificación de las laderas y conectar a los ciudadanos con el cuidado del agua?

El debate que abre este proyecto no es anecdótico. Obliga a cuestionar cómo se fijan las prioridades y por qué los instrumentos de ordenamiento son tan fácilmente ignorados. ¿En qué debemos invertir para potenciar el desarrollo y mejorar la calidad de vida de los ciudadanos de Medellín? La institucionalidad de nuestra ciudad necesita disciplina estratégica y capacidad de ejecución para atender con rigor lo que sus habitantes requieren, más allá del impulso de moda o la vanidad política.

Carecemos de planes de largo plazo que sobrevivan a los cambios de gobierno. Las estructuras de liderazgo cívico tienen poca fuerza para asegurar continuidad y coherencia en la acción pública. Así, Medellín termina reaccionando, no planificando: desbordada por fenómenos que no anticipa, desaprovechando oportunidades y dejando a medias proyectos valiosos. La burocracia, a menudo clientelista, multiplica los costos de oportunidad y erosiona la confianza en el Estado local.

La ciudad progresa, sí, pero a un ritmo menor del que podría y sin enfrentar con decisión problemas estructurales que amenazan incluso la vida de sus habitantes: el crecimiento descontrolado en las laderas, el abandono del centro, la lentitud en la ampliación del transporte público y la movilidad sostenible, la falta de adaptación al cambio climático o la falta de gestión estratégica del recurso hídrico, por mencionar algunos.

Nos enorgullece, con razón, del modelo Universidad-Empresa-Estado, que tan bien ha funcionado en nuestra ciudad, pero lo desaprovechamos para la planeación territorial. Pensar en una Medellín innovadora, capaz de atraer talento y capital para la cuarta y quinta revolución industrial, es importante; garantizar que siga siendo un lugar habitable y equitativo para sus ciudadanos actuales y futuros, lo es aún más.

La complejidad del debate urbano no puede ser excusa para la inacción en construir capacidades para el mañana. Iniciativas como Medellín Cómo Vamos o veedurías como Todos por Medellín son esfuerzos valiosos que aportan vigilancia ciudadana, pero habría que complementarlas con mecanismos que den seguimiento efectivo a instrumentos como el POT. Cuidar a Medellín exige actuar en el hoy, pero sobre todo necesita instituciones capaces de planear y ejecutar con visión, sus proyectos de futuro.

• Esta columna fue publicada en Vivir en el Poblado, el 22 de septiembre de 2025.

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