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Ciencia Sociedad

Larvas de la mosca soldado negra, una alternativa para la alimentación animal

11/11/2025
Por: Carlos Olimpo Restrepo S. Periodista de la Dirección de Comunicaciones UdeA

Un equipo de investigadores de la UdeA encontró en la subregión del Bajo Cauca antioqueño una propuesta para aprovechar la proteína y la grasa de un insecto en la producción de alimento para animales. Los académicos comprobaron que las larvas de la mosca soldado negra criadas con residuos agrícolas y piscícolas son una alternativa con potencial para alimentación de animales. Esta iniciativa une ciencia y comunidad para impulsar la economía circular, reducir la contaminación y abrir nuevas líneas de trabajo en biotecnología y nutrición animal. 

 

Larvas frescas, listas para el consumo de animales. Foto: cortesía

En el Bajo Cauca antioqueño, un grupo de investigadores de la Universidad de Antioquia reprodujo el insecto Hermetia illucens —de nombre común mosca soldado negra—, una fuente de proteína que no solo es una alternativa para alimentación animal, sino que también puede generar cambios en la producción agropecuaria en general. 

Lo anterior es resultado de la investigación Producción de prepupas de mosca soldado negra utilizando materias primas alternativas, financiada por la 19ª. convocatoria del Banco Universitario de Programas y Proyectos de Extensión —Buppe— y liderado por el profesor José Edgar Zapata Montoya, coordinador del grupo Nutrición y Tecnología de Alimentos, adscrito a la Facultad de Ciencias Farmacéuticas y Alimentarias de la UdeA

El equipo investigador, además de Zapata Montoya, estuvo conformado por Germán Castañeda Álvarez, zootecnista y asesor técnico del proyecto; y las jóvenes investigadoras Valentina Zapata Pérez, estudiante del pregrado de Microbiología Industrial y Ambiental, y Juliana Arbeláez, del de Microbiología y Bioanálisis, ambas en la Escuela de Microbiología de la Alma Máter. 

El proyecto se centró en la producción de las prepupas o larvas de la mosca soldado negra, insecto muy común en las zonas tropicales de América, con potencial nutritivo y ambiental ya comprobado en diferentes estudios e investigaciones a nivel nacional e internacional. 

Con esta información y ante inquietudes planteadas por piscicultores del Bajo Cauca, en 2023 se presentó la propuesta. «Algunos productores de Caucasia nos manifestaron el interés de que les propusieran alternativas de obtención de proteína para alimentación de animales, porque la proteína representa el 50 % del costo de criarlos», explicó el profesor Zapata Montoya. 

Por eso se escogió la mosca soldado negra, pues en estado de larva produce una biomasa —masa de organismos biológicos— rica en proteína, con un alto contenido de lípidos, o grasas, ideal para la alimentación de peces, aves y otros animales de interés agropecuario. 

El Banco Universitario de Programas y Proyectos de Extensión —Buppe— de la UdeA fomenta y financia iniciativas de extensión social y territorial que permitan vincular a investigadores, docentes y estudiantes con las comunidades, con el fin de contribuir a la promoción social, el desarrollo territorial y el mejoramiento de la calidad de vida.

Así es el proceso

La Hermetia illucens es más grande que la mosca doméstica común, mide entre 2 y 2,5 centímetros en su estado adulto y su larva llega a los 27 milímetros, con alto contenido de grasa y proteína, lo que la convierte en una alternativa importante para la producción de alimentos.

Es una especie nativa de los trópicos americanos y en Colombia se encuentra desde el nivel del mar hasta los 1800 metros de altura, en zonas cálidas y de humedad por encima del 50 %, lo que hace del Bajo Cauca una región propicia para su reproducción.

Para el proyecto, las moscas fueron criadas en canecas instaladas en una empresa piscícola de Caucasia y alimentadas con un compuesto elaborado a partir de vísceras de pescado y salvado de maíz fermentado, y también se probó con residuos de vegetales no procesados.

Cerca de las canecas para su alimentación, las moscas adultas, que apenas viven cinco días, depositan sus huevos en espacios secos, para garantizar la alimentación de sus crías, algunas de las cuales se destinan a la elaboración de comida para peces y aves y otras se dejan crecer, para mantener un ciclo que garantice la renovación constante del proceso.

Los huevos crecen en esos espacios secos hasta llegar a la etapa de larva y una vez alcanzan el tamaño ideal para convertirlas en alimentos, se retiran manualmente. El residuo que queda se usa como abono natural, pues contiene nutrientes resultantes del metabolismo de las larvas.

En algunos sistemas rurales, las larvas pueden criarse directamente dentro de gallineros o estanques, para que los animales las consuman de forma natural, explicó el profesor Germán Castañeda. También se pueden suministrar frescas o se deshidratan para conservarlas como alimentación futura y, además, se procesan y convierten en una harina rica en proteína, para diferentes usos. De un kilo de larvas frescas, en el proyecto se obtuvieron cerca de 200 gramos en harina.

Los residuos de la producción de las larvas son un abono orgánico con alto contenido nutricional para las plantas. Foto: cortesía

De la mano de la comunidad 

El zootecnista Germán Castañeda Álvarez, quien ha alternado su actividad profesional con la docencia universitaria en el Bajo Cauca, se convirtió en el enlace inicial entre el grupo de la UdeA y piscicultores de la región y, luego, fue el asesor técnico, por su experiencia y conocimiento al respecto

Tras escuchar a algunas personas de la región, empezó a experimentar en su casa, inicialmente con desechos vegetales, luego con vísceras y otros restos de pescado crudo, y comprobó el potencial de las larvas de la mosca soldado negra, lo cual lo llevó a contactar a Montoya Zapata, a quien ya conocía, para proponerle presentar una iniciativa y ampliar el estudio. 

La investigación se realizó en la empresa piscícola Santa Cruz, de Caucasia, en la que participaron emprendedores locales de peces ornamentales y de algunos comerciales, como la cachama y la tilapia, pero no se quedó solo ahí.  

Luego de dos años —2023 a 2025— de investigación entre los laboratorios de la Universidad de Antioquia en Medellín y Caucasia y el trabajo de campo en este municipio, los resultados fueron prometedores. En primer lugar, el equipo de investigación pudo establecer que «se pueden mejorar las características nutricionales de las larvas de mosca, así como los parámetros zootécnicos —medida del crecimiento— cuando se utiliza ensilaje de residuos piscícolas —conservación de estos en un medio controlado— para la crianza de las larvas», explicó Zapata Montoya. 

«Hicimos los primeros avances para producir alimento concentrado con un porcentaje elevado de larvas y con la ayuda de maquinaria especializada. De igual manera, comprobamos que el alimento se puede suministrar fresco, pues el sistema de cría de los insectos es posible hacerlo en estanques y gallineros. También se puede recoger y deshidratar, para conservarlas por largo tiempo. Y, además, el material sobrante se convierte en un abono orgánico de muy buena calidad», anotó Castañeda Álvarez. Ese fertilizante se puede usar en cultivos tradicionales de la región, como maíz, yuca, arroz, frutales y pastos para la ganadería, entre otros. 

Valentina Zapata Pérez, quien participó como joven investigadora en el diseño experimental y los análisis de laboratorio, uno de los aportes significativos del proyecto fue la formación de nuevos talentos científicos. «El mayor aprendizaje fue adquirir habilidades técnicas, como hacer pruebas analíticas, diseñar experimentos y analizar datos. Nuestro trabajo consistió principalmente en desarrollar los procedimientos de laboratorio. Había una persona encargada del manejo de la mosca en Caucasia que venía a enseñarnos cómo trabajar con ella, nos orientó en todo lo relacionado con su cría, desde la larva hasta el adulto, para evaluar sus parámetros de crecimiento. Con su acompañamiento también realizamos el montaje de los experimentos y posteriormente, nos encargamos del análisis: observar su desarrollo, hacer pesajes y realizar las pruebas tanto a las moscas como al sustrato», explicó la estudiante de Microbiología Industrial y Ambiental 

Además, la investigadora consideró valiosa para su ejercicio profesional, la oportunidad de conocer un organismo con alto potencial biotecnológico. «La mosca soldado negra es muy prometedora para enfrentar las dificultades de producción de proteína a gran escala. Es una alternativa viable y sostenible», afirmó. 

Jovanni Giraldo Franco, copropietario de una empresa piscícola de Caucasia, aseguró que «este trabajo nos permitió identificar fuentes alternativas de proteína para elaborar el concentrado para los peces, con la ventaja de que nosotros mismos podemos producir las larvas de la mosca para su fabricación, a diferencia de la harina de pescado, que la tenemos que comprar». 

Giraldo Franco destacó que el profesor José Édgar les ayudó a él y a otros empresarios a formular una dieta con base en la larva para sus animales, la cual fue probada en la piscícola, con buenos resultados. «Estamos interesados en seguir con este proceso, porque la idea es producir nuestro propio concentrado, para lo que ya tenemos una máquina, a partir de fuentes alternativas de proteína», contó el empresario. 

Más allá de los usos inmediatos, el profesor Castañeda ve en esta línea de trabajo una proyección amplia: «El futuro de la humanidad, en buena parte, dependerá de los nutrientes producidos por insectos. Es un mundo por descubrir: conocemos apenas una fracción mínima de las especies y su potencial es inmenso». 

Y la ventaja, sostuvo José Édgar Zapata Montoya, es que esta experiencia puede replicarse en otras regiones cálido-húmedas de Antioquia o del país, donde hay condiciones propicias para la reproducción de la mosca soldado negra. «El proyecto mostró que con recursos limitados se puede hacer ciencia útil, con impacto real en las comunidades. Ahora el reto es escalarlo, mejorar los procesos y ampliar sus aplicaciones», explicó. 

Beneficios en tres dimensiones

Ambiental: reduce la contaminación causada por residuos orgánicos y piscícolas, al transformarlos en insumos útiles. «La producción tradicional de proteína consume grandes cantidades de agua y suelo; los insectos, en cambio, usan residuos y casi no generan impactos», destacó Édgar Zapata Montoya. 
 
Económica: ofrece a los pequeños productores una opción rentable y de baja inversión. «En cinco días una mosca adulta completa su ciclo reproductivo; es una posibilidad real de negocio para campesinos que pueden producir y vender larvas sin depender de grandes industrias», explicó el investigador. 
 
Científica: abre nuevas líneas de investigación en biotecnología de insectos, nutrición animal y economía circular. Los resultados obtenidos ya están siendo organizados para su publicación académica. 
 
Además, el trabajo fortaleció la interacción universidad-comunidad. «En Caucasia vimos gente muy interesada, llegaron profesionales del Sena y productores locales. El tema caló, generó motivación y apropiación», destacó Zapata Montoya. «Eso no siempre ocurre con los proyectos científicos». 

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