Con nuevo estudio, Campus Biodiverso impulsa el bienestar de las palomas que habitan en la UdeA
Con nuevo estudio, Campus Biodiverso impulsa el bienestar de las palomas que habitan en la UdeA
Conocer el estado de salud y comportamiento de las palomas de la Ciudad Universitaria de la UdeA, y establecer cuantas habitan este entorno, es el propósito de un estudio veterinario enfocado en el bienestar de estas aves, del ecosistema y de las personas que conviven con ellas. Con la identificación directa de las palomas, los investigadores adelantarán esta iniciativa que hace parte de Campus Biodiverso, proyecto institucional que se adelanta desde el 2018, cuenta con el respaldo académico de los grupos de investigación Aliados con el Planeta y Cibav, y es apoyada por la División de Infraestructura y Logística.
Este proyecto y sus diferentes momentos tienen la autorización del Comité de Ética de la UdeA. Foto: cortesía proyecto Campus Biodiverso UdeA.
Entre el 22 y el 28 de septiembre del 2025, estudiantes y docentes de diferentes disciplinas de la UdeA iniciarán un proceso de captura de palomas en todos los bloques, zonas verdes, plazoletas y otras zonas duras de la Ciudad Universitaria del Campus Medellín de la Alma Máter, para tener datos recientes sobre estas aves y actualizar las medidas a tomar para su manejo en este entorno, donde conviven con otras especies silvestres y con seres humanos.
Esto hace parte del proyecto Campus Biodiverso, que empezó en 2018 bajo el liderazgo del grupo de investigación Aliados con el Planeta, cuenta con el apoyo de la División de Infraestructura y Logística, y del Centro de Investigaciones Básicas y Aplicadas en Veterinaria —Cibav— de la Facultad de Ciencias Agrarias de la UdeA.
«En 2015 identificamos que la presencia de palomas era una problemática muy grande en Ciudad Universitaria. A partir de 2018 se vinieron desarrollando dos fases de manejo que no fueran invasivas, sino más amigables», explicó la ingeniera ambiental Evelyn Taborda, coordinadora de Campus Biodiverso, quien recordó que entre las primeras medidas estuvieron la instalación de barreras físicas en el Bloque 22 —ocupado por distintas instancias administrativas— y el Bloque 8 —la Biblioteca Carlos Gaviria Diaz—, lo que evitó la anidación y contribuyó a reducir su población.
«Lo que vamos a hacer ahora es un proceso completamente normal, no vamos a atentar contra la integridad de ninguna paloma. Para capturarlas vamos a utilizar mallas o cajas y en ese momento ellas se pueden resistir, pero esos elementos no las lastiman», dijo la investigadora.
Tras la captura, cada paloma es pesada, se le realiza una inspección visual y se le toma una muestra de sangre para evaluar su estado de salud y detectar la presencia de parásitos internos o externos. Posteriormente, se les hace una marca no tóxica y temporal, la cual se borra con el tiempo, con el fin de identificar a los individuos ya examinados y evitar que sean capturados nuevamente durante el proceso.
«La idea es continuar con las campañas pedagógicas, en todo el mundo se sabe que esto es fundamental y básico para controlar la población de las palomas, más en un lugar como la Universidad, donde la gente se renueva de manera constante», sostuvo Evelyn Taborda.
De manera simultánea se avanzará en la reubicación y el cambio de las palomeras que hay en el campus, así como en otras estrategias que dificulten el asentamiento de estas aves en la Ciudad Universitaria, sin perjudicar a otras especies, y se reforzarán campañas para evitar que las personas las alimenten.
«Las personas suelen darles migas de pan o restos de almuerzo, pero nuestra comida no es sana para ellas y les produce enfermedades digestivas. La reducción de la población, de 2018 a hoy, se logró en gran parte porque la gente dejó de alimentarlas», señaló Laura Linares, ingeniera ambiental del proyecto.
Los encargados de las capturas son profesionales, portarán chalecos de sus grupos de investigación y estarán dispuestos a responder las inquietudes de cualquier persona que se les acerque a preguntarles. Este proyecto tiene la autorización del Comité de Ética de la Universidad, ante el cual los investigadores explicaron cómo serán los métodos utilizados para los diferentes momentos del proyecto —captura, examen físico, toma de muestras y marca—, con el fin de garantizar que no se les va a hacer ningún daño.
La Columba livia, nombre científico de este animal, es una especie silvestre que se encuentra en casi todos los ambientes terrestres, con excepción de los polos, y se ha adaptado muy bien en las ciudades, donde han encontrado lugares adecuados para anidar o estar de paso, muchas veces a costa de desplazar especies nativas, y con abundantes fuentes de alimentación.
Este es el caso de Medellín, donde desde 2007 se llevan a cabo acciones intermitentes, como la extracción de huevos, instalación de barreras y aseo constante en algunas zonas, así como campañas educativas, tendientes a que las personas no alimenten a las palomas, con el fin de controlar su población en la ciudad.
En la Ciudad Universitaria de la UdeA, «el éxito del manejo está en que la comunidad se involucre y entienda que estas aves hacen parte de un ecosistema urbano que debemos regular, no eliminar», sostuvo Evelyn Taborda.
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